Opinión

Fuegos incontrolados: el infierno de Sánchez

Lo reitero hoy, después de 14 días de fuegos descontrolados, que requieren un Pacto de Estado y no veraneos en La Mareta

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, luce un bañador verde antes de darse un cortísimo chapuzón en las aguas de Lanzarote próximas a la residencia palacio de La Mareta
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lucía el día 9 un bañador verde antes de darse un chapuzón en las aguas de Lanzarote próximas a la residencia palacio de La MaretalarazonLa Razón

El aspecto relevante en el mundo forestal para la gente es la lucha contra los incendios, un tema acongojante. Y no solo por sus consecuencias humanas y económicas, sino por los efectos eco-degradantes, y por lo que implica de incivismo y negligencia de nuestra población.

Con la Ley de 5 de diciembre de 1968, hace 60 años se tomó conciencia legislativa de la gravedad del problema, pero apenas se apreciaron consecuencias prácticas, pues los recursos del Patrimonio Forestal del Estado hasta 1971, y después, del Icona para combatir los estragos del fuego siguieron siendo insuficientes.

La actual Estrategia Forestal Española identifica las causas socioeconómicas que han llevado a la intensificación de los incendios forestales. Entre ellas destacan:

– El abandono de tierras agrarias, invadidas naturalmente por especies colonizadoras como pinos y matorrales que forman masas continuas, coetáneas y densas, apenas gestionadas, y que arden fácilmente una vez iniciado el fuego.

- Las políticas económicas que incentivan el abandono de cultivos con ulterior forestación descontrolada, a fin de reducir los excedentes agrícolas. Sin programas de selvicultura preventiva y sin dotación económica suficiente para actuar sobre las acumulaciones de combustibles que se producen.

- El mantenimiento de las prácticas tradicionales de quemas agrícolas, de rastrojeras, pastos y basuras, que son causa de numerosos incendios, especialmente en las áreas rurales del Nordeste y del Cantábrico, y también hay chispazos incendiarios de maquinaria agrícola y trenes.

- Otras motivaciones como los conflictos derivados de limitaciones de uso de los espacios naturales protegidos, los conflictos de caza, el mercado de trabajo en el propio sector forestal, el proceso generalizado de urbanización del territorio, las venganzas personales, el vandalismo, los pirómanos, etc.

- La mala utilización de las áreas forestales por la población urbana, como visitantes con fines recreativos, bien por construir residencias secundarias o permanentes sin pensar en el bosque.

Ya en la idea del cambio climático, en 2023 se aprobó el Programa de Defensa contra los Incendios Forestales (PDIF), que junto a la nueva Ley de Montes y el Plan Nacional constituyen las tres líneas de actuación contra los incendios. El PDIF contempla:

- Acciones de planificación y coordinación con las CC AA, en el seno del Comité de Lucha contra Incendios Forestales (CLIF), lo que no se ha conseguido.

- Acciones de prevención, a través de campañas de sensibilización, transferencias de fondos a las Administraciones autonómicas para trabajos programados, dentro de sus Planes Integrados de Prevención (PIP) o Equipos de Prevención Integral de Incendios Forestales (EPRIF), en comarcas de alto riesgo de incendios. Mucha verborrea para poca acción.

- Acciones de extinción, con medios aéreos y terrestres, sobre todo la Unidad de Emergencias (UME).

Por lo demás, la creación del Consejo Forestal Nacional (Real Decreto 1269/2018, de 11 de octubre), como órgano consultivo del Ministerio para la Transición Ecológica, ha venido a poner de manifiesto lo mucho que queda por avanzar.

La peligrosidad potencial de los incendios de nueva generación, singularmente agresivos y aparentemente vinculados al cambio climático, exige redoblar los esfuerzos de detección y actuación, donde queda también implicado el Ministerio de Defensa con la UME.

De la misma forma, las CC AA vienen detallando planes de prevención, que contemplan obras de silvicultura preventiva, como la creación de áreas cortafuegos y fajas cortafuegos; además de obras de infraestructura de protección, tales como la creación y mejora de las vías de penetración, construcción de depósitos, balsas de agua, etcétera, sin olvidar la formación del personal de campo. No obstante, es mucho lo que queda por mejorar. De los 8.135 municipios españoles, solo 1.800 cuentan con planes de protección civil a estos efectos.

La movilización de la citada UME, con su parque de aviones, vehículos pesados y su sistema de drones de visión nocturna para detectar puntos calientes, potencia la capacidad del sistema. En 2019, los Ministerios de Transición Ecológica y de Agricultura pusieron en marcha el Proyecto Arbaria, un sistema pionero de alerta temprana de incendios basado en la tecnología en la nube de Amazon Web Services (AWS).

Por eso además quería subrayar que hice mención a todo esto en mi Moción de Censura en el Congreso de los Diputados, el 21 de marzo de 2023, Día Internacional de los Bosques, tras evocar la figura de Joaquín Costa:

«Yo soy ingeniero de Montes de honor y estoy muy contento por ello –la última carta que recibí esta mañana era precisamente del Colegio de Montes de España–. Tenemos el problema de los incendios, que este año pasado han arrasado 250.000 hectáreas, con una lucha insuficiente y poca organización en las coordinaciones, a pesar de los esfuerzos de muchos luchadores contra el fuego y sobre todo de la Unidad Militar de Emergencias. Necesitamos un cuerpo de voluntarios ecológicos a fin de tener mejor cuidados los bosques, una organización para todo el país, pero fundamentalmente con jóvenes urbanitas que dicen y quieren conocer el campo, pero no tienen acceso a favorecer su conservación a través de sistemas públicos. Esos bosques son importantes para nuestro futuro».

Todo eso al Sr. Sánchez le debió sonar como música celestial. Lo reitero hoy, después de 14 días de fuegos descontrolados, que requieren un Pacto de Estado y no veraneos en La Mareta.