Videos

Fukushima, fuera de control tras la última fuga

Japón propone elevar la gravedad del escape de agua radiactiva del 1 al 3. La contaminación equivale al tope permitido en cinco años a un técnico

Planta nuclear de Fukushima Daiichi
Planta nuclear de Fukushima Daiichilarazon

La población nipona está de nuevo en vilo. La fuga de agua radiactiva comunicada el pasado martes por la operadora Tokyo Electric Power Company (Tepco) es peor de lo que se pensaba en un principio. De ahí que ayer la Autoridad Regulatoria Nuclear de Japón (NRA) recomendase elevar la gravedad del suceso de nivel 1 al 3 de la Escala Internaiconal de Sucesos Nucleares (INE). Es decir, de «anomalía» a «incidente grave».

La explicación dada por la NRA es que estaban especialmente preocupados por el alto nivel de radiactivad beta del agua filtrada (80 millones de bequerelios por litro) y la cantidad total de agua contaminada, según los datos facilitados por la Red de Comunicaciones para la Energía Nuclear y Radiación Ionizante. El volumen derramado: 300 metros cúbicos; es decir, 300.000 litros de agua radiactiva filtrándose. En total, se estima que se han emitido 100 milisiervers/hora, el límite de exposición máximo para un trabajador durante cinco años o la cantidad límite a la que podría exponerse una persona durante 100 años.

Las autoridades nucleares niponas comunicaron que la fuga tuvo lugar en una zona donde no se previó en el diseño de la instalación, de modo que la «barrera» de defensa no está garantizada, según informó la red citada. Y no es la primera fuga, ya hubo una a principios de agosto.

Esta cadena de errores y el cambio de gravedad denota, según los expertos consultados, preocupación y, desde luego, cierto descontrol. «Recomendar elevar la clasificación de la fuga del tanque de agua de nivel 1 al 3 quiere decir que la situación no está debidamente controlada», explica Santiago San Antonio, secretario general de NucNet. Este experto nuclear precisa que lo que «Tepco y las autoridades tienen que hacer es realizar los esfuerzos necesarios para controlar la situación debidamente».

Barreras de descontaminación

Según los datos facilitados por el operador de la planta a «World Nuclear News», el agua filtrada había pasado la primera barrera de contaminación, por lo cual se había eliminado la mayor parte del cesio radiactivo. Sin embargo, faltaba el tratamiento que eliminaría al máximo de lo posible el estroncio y otros radionucleidos emisores beta presentes. Esto explica que aunque los niveles de radiactividad son considerados medio-bajo a la NRA le preocupen los niveles de radiactividad beta. La radiación gamma, por cierto, fue baja 1,5 milisievert por hora.

El evento fue reportado por primera vez después de que un trabajador de Tepco durante una inspección rutinaria detectase sobre las 9:50 horas de la mañana filtraciones de agua desde una válvula de drenaje de agua de lluvia en una presa que rodea un tanque de agua contaminada.

En concreto, el operario de la compañía eléctrica vio agua filtrada tanto en el interior con el exterior del dique que rodea un depósito. Esto había formado dos charcos poco profundos fuera del contenedor. Las investigaciones mostraron que el nivel de agua en el depósito era de unos tres metros más bajo de lo esperado, lo que indica que se habían emitido unos 300 metros cúbicos de agua radiactiva.

Deberes pendientes

Sobre el resto del agua, Tepco aseguró que ha recogido el resto del agua del tanque y el dique en un recipiente temporal y que esperaban poder terminar ayer mismo de transferir el agua contaminada del contenedor dañado a otros tanques que se han revisado para confirmar que son seguros. La propietaria de la central nuclear también aseguró que no han detectado más fugas.

Durante la junta rutinaria de la NRA, uno de sus comisionados, Toyoshi Fuketa, subrayó que el regulador japonés debe tener cuidado para evitar causar malentendidos a la hora de asesorar la fuga de agua. «Esto no quiere decir que el accidente de nivel 7 ha terminado y que se ha producido un incidente de nivel 3. El accidente permanece activo», dijo Fuketa en declaraciones reproducidas por la agencia Kyodo, informa Efe.

La recomendación de elevar la gravedad de la fuga supone la primera vez que el regulador nipón emite una calificación de la escala INES desde que en abril de 2011 decretara el grado 7 (el máximo) para el accidente en la planta. Antes del desastre de Fukushima, sólo el de la central de Chernóbil (Ucrania) de 1986 había sido calificado con el séptimo grado, descrito por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)como el que debe aplicarse a un «accidente grave».

Esto convierte teóricamente la fuga de agua en el incidente más severo desde la fusión parcial de los reactores de la central tras el «tsunami».

Esta última fuga del contenedor, unida a al problema de la acumulación de agua contaminada en los sótanos de los edificios de los reactores supone el principal desafío a la hora de desmantelar de manera segura la central. Y se estima que se puedan estar vertiendo unas 300 toneladas diarias aproximadamente de agua radiactiva al océano Pacífico.