Opinión
Gaza, el horror
Tel Aviv no puede negar es que está aniquilando desde hace meses a miles de personas inocentes, niños, ancianos y enfermos
La noticia ha dado la vuelta al mundo: el ejército israelí ha bombardeado la iglesia de la Sagrada Familia en la franja de Gaza, matando a tres de las 600 personas allí refugiadas e hiriendo a otras muchas. Entre ellas al párroco argentino Gabriel Romanelli, con el que Francisco hablaba por teléfono todos los días, incluso 48 horas antes de morir. Se trata del único templo católico en la zona.
Israel ha asegurado que se trata de un error militar y que se investigará la responsabilidad de sus autores. Puede que sea verdad pero, en todo caso, lo que el Gobierno de Tel Aviv no puede negar es que está aniquilando desde hace meses a miles de personas inocentes, niños, ancianos y enfermos.
El incidente ha sido tan grave que, por primera vez en la historia, ha descolgado su teléfono para llamar a León XIV y presentarle sus excusas. El Papa, por su parte, después de pedirle el alto el fuego y el cese de la guerra, «ha expresado nuevamente su preocupación por la dramática situación humanitaria de la población de Gaza, cuyo precio desgarrador lo están pagando de modo particular niños, ancianos y personas enfermas». Además, reiteró al primer ministro israelí «la urgencia de proteger los lugares de culto y sobre todo a los fieles y a todo el pueblo de Palestina e Israel».
Palabras casi idénticas a las pronunciadas por el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca Latino de Jerusalén. En compañía del patriarca ortodoxo Teófilo III, el purpurado franciscano pudo entrar este viernes en la franja para asegurar a las desoladas víctimas del asedio que nunca les abandonarán. Todos los jerarcas de las iglesias cristianas han pedido a la ONU que garantice la protección de los lugares de culto y de ayuda humanitaria.