Opinión

De Gehry a Ussía

Ambos dedicaron su vida a moldear, cada uno a su manera, la realidad que les rodeaba

Sofisticar el sexo por Marina CASTAÑO
Marina Castañolarazon

El mundo de la cultura y la creatividad se vestía de luto el pasado viernes con una coincidencia tan inesperada como simbólica: la muerte el mismo día de dos figuras cuya obra dejó huella en disciplinas muy distintas. Por un lado, el arquitecto Frank Gehry, revolucionario del espacio urbano y maestro de las formas imposibles; por otro, el escritor y articulista Alfonso Ussía, heredero de una tradición literaria marcada por la ironía, el ingenio, la mirada crítica y hasta el humor. Aunque sus trayectorias no podrían ser más diferentes, ambos dedicaron su vida a moldear, cada uno a su manera, la realidad que les rodeaba. Frank Gehry redefinió la arquitectura contemporánea a través de un lenguaje propio, inconfundible, que apostaba por el metal ondulante, los volúmenes fragmentados, el colorido y la ruptura deliberada con las líneas convencionales. Obras como el Museo Guggenheim de Bilbao -que tanta polémica y tanta crítica despertó entre los rancios y los enfajados en los estilos clásicos-, o la Casa Danzante de Praga, ejemplo de distorsión óptica, de creatividad y de innovación, no solo transformaron las ciudades que las albergan, sino que también marcaron un antes y un después en la relación entre arte, arquitectura y espacio público. Su enfoque, a menudo tildado de provocador, convirtió cada edificio en un acontecimiento visual y emocional. Alfonso Ussía, por su parte, se movió en el terreno de la palabra. Nieto del poeta Luis de Ussía y de don Pedro Muñoz Seca, y estrechamente vinculado al periodismo español de las últimas décadas, cultivó una prosa afilada y un humor reconocible, a medio camino entre la sátira social y la crítica política. Sus columnas, cuentos y ensayos se convirtieron en un refugio para quienes buscaban una mirada lúcida, a veces incómoda, pero siempre elegante. Ussía demostró que la pluma puede ser tan poderosa como cualquier obra monumental de acero o titanio. La coincidencia de sus muertes invita a reflexionar sobre la diversidad del talento humano. Gehry cambió skylines enteros; Ussía cambió conversaciones. Ambos, sin embargo, compartieron una misma pulsión creativa: la necesidad de expresar una visión propia del mundo. Hoy la arquitectura y la literatura despiden a dos voces singulares que, desde ámbitos distintos, ampliaron los horizontes de nuestra sensibilidad colectiva.

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