Opinión

No hay médicos en España

Doctor en Derecho y médico especialista. Vocal de la Comisión de Deontología del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid. Presidente de la comisión de Derecho Sanitario del ICAM (2018-2022). Ha sido Director General en el INSALUD, Viceconsejero de Sanidad de Madrid, Director General del Servicio Balear de Salud y director gerente de Hospitales.

Mónica García, ministra de Sanidad
Mónica García, ministra de Sanidad Europa Press

No son pocos los que están sorprendidos por la falta de médicos en España, si bien las causas de esas carencias tienen poco que ver con las que se producen en los periodos vacacionales, especialmente en verano. Este fenómeno afecta tanto al sector público como al privado.

Las respuestas a estas situaciones no son sencillas y posiblemente se deban a multitud de factores, también presentes en otros Estados miembros de la Unión Europea.

En el mayo de 1990 tuvo lugar una huelga de médicos en España, liderada por la coalición de sindicatos CEMSATSE y aunque que con escasos logros, sirvió para poner sobre aviso de la crispación instalada en la sanidad pública, llevando a los partidos políticos con responsabilidad de gobierno a proponer reformas y propuestas para mejorar el salario de los facultativos y los escenarios de motivación profesional.

Unos defendieron incorporar aspectos del derecho privado al sistema público, mientras que otros apostaron por incluir compañías privadas en las redes de asistencia sanitaria pública. Todo ello llevó a la aprobación de la Ley 15/1997, de 25 de abril, sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud.

Las reformas no culminaron y muchos facultativos se sintieron engañados, dando todo ello pie al éxodo médico. Ni los salarios ni las condiciones profesionales de los médicos mejoraron. En la actualidad el descontento médico se ha trasladado también al sector privado.

Muchos políticos españoles, hasta el batacazo del 2020 con la covid-19, hicieron alarde durante décadas de las extraordinarias bondades del sistema español calificándolo como el mejor del mundo, todo ello pese a que en España la financiación pública per cápita de la sanidad es un 33% inferior a la francesa y un 60% inferior a la alemana. Y salvo que en España se hagan milagros, dar los mismos servicios con menos financiación solo es posible a costa de los salarios y las listas de espera.

No eran pocas las organizaciones sindicales y colegios profesionales que en los años 2000 clamaban para reducir el número de médicos en España. Un estudio del año 2001 de Alan Maynard, de la Universidad de York (Reino Unido), corría por los Ministerios y Consejerías, de la mano de un sindicato profesional, reforzando el criterio de que en España sobraban médicos.

La organización territorial de competencias en España dificulta solucionar problemas transversales o interterritoriales y en especial aquellos que requieren consensos multidepartamentales a largo plazo. Sin duda, la falta de médicos es difícilmente abordable desde los despachos de una Consejería de Sanidad o desde los despachos del actual Ministerio de Sanidad.

Informe Abril Martorell

Ha habido varios intentos de pactos de Estado para el sistema sanitario desde que en septiembre del año 1991 Abril Martorell presentara su famoso Informe en el Congreso de los Diputados, advirtiendo ya entonces de los problemas que hoy inundan el sistema sanitario, tal como mantuvo durante años Enrique Costas Lombardía.

Por descontado que hace falta un acuerdo a nivel nacional para darle solución a la cuestión tratada. Se deben revisar cuestiones como la crónica insuficiencia presupuestaria de la sanidad pública, la necesaria reforma laboral en el sector sanitario con un nuevo modelo retributivo y profesional y el necesario incremento de la oferta docente en medicina flexibilizando el mercado universitario, entre otras muchas medidas.

El ciudadano debe ser plenamente consciente de la problemática y los poderes públicos deben dar más información. Parece que hay una «omertà» que impide tanto conocer la verdad como que se puedan identificar a los responsables de estas nefastas políticas que nos han llevado a esta mala situación.

Con una crisis que se identificó en 1991, que sigue empeorando, y por la falta de liderazgo de la actual Ministra de Sanidad debería llevarse a cabo una conferencia de presidentes de Comunidades Autónomas y Gobierno de la nación, con un solo punto en el orden del día: salvemos el sistema sanitario. Si se sigue con la política de venda en los ojos acabaremos como en Cuba formando a oftalmólogos en cursillos de seis meses.