Violencia de género

«He tocado a menores pero no sabía que fuera tan grave»

El cibercafé de Sevilla donde se ganaba la confianza de los menores
El cibercafé de Sevilla donde se ganaba la confianza de los menoreslarazon

Francisco Ramos reconoce los abusos que cometió a varios menores de Sevilla, pero no lo ve como un delito.

«Estaba en el bar de la esquina de debajo de mi casa y mi hijo, de 11 años, me pidió un eurito para jugar a los videojuegos en el cibercafé de al lado. Cuando se le acabó vino a buscarme. Quería que le diese más, pero le expliqué que no tenía. ‘‘No te preocupes mamá que Fran, el dueño, me regala un ratito en su ordenador’’, me dijo. Como tardaba mucho me acerqué al ciber y pillé al tal Fran con mi hijo subido en sus rodillas. Mi nene jugando y el otro sobándole la espalda y la cabeza de forma descarada». A María se le rompe el alma al recordar y le tiembla la voz de tristeza y rabia. Agarró a su hijo y se lo llevó corriendo de allí. «En casa le preguntamos qué había ocurrido y se echó a llorar. Al final, nos lo contó todo. Nos dijo que cuando se quedaba sin dinero le regalaba tiempo en los videojuegos, mientras le introducía la mano en la ropa interior y le tocaba los genitales. Mi marido empezó a gritar: ‘‘¡Lo mato! ¡Yo lo mato! Cuando se fue para abajo hecho un basilisco y le tuve que sujetar de la camisa y calmarlo». María dio la voz de alarma en el barrio. Las madres asustadas prohibieron a sus hijos que acudieran al cibercafé y preguntaron a sus pequeños si Fran les dejaba jugar gratis. María se enteró así de que su hijo no era el único capricho del dueño de la tienda. Al menos había dos casos más de niños de edades similares a su hijo: de 12 y 13 años.

Juntas fueron a presentar denuncia a la Comisaría de Policía de Sevilla. Uno de los menores contó que las furtivas caricias no sólo se habían producido en el cibercafé. En alguna ocasión había subido a la vivienda que Fran tenía encima del local. «Me dejaba jugar con la consola. Una vez me puso una película porno. Al rato me bajó la cremallera del pantalón y me masturbó mientras se tocaba él. La semana siguiente volvió a ocurrir lo mismo. Yo me dejaba porque tenía miedo. Hace unas semanas que Fran me dio 800 euros para que no le contara nada a nadie. Me hizo prometérselo». Inmediatamente, una patrulla de la Policía Nacional de Sevilla acudieron a su negocio a detenerlo y lo pusieron a disposición judicial. Cuando le preguntaron si quería defenderse de las acusaciones Fran dijo que sí. Las revelaciones que realizó dejaron atónita a su señoría. La RAZÓN ha tenido acceso a su declaración completa: «Sí, es cierto lo que dicen los niños. He tocado a menores, pero es que no sabía que eso fuera tan grave. ¡De verdad que no creí que acariciar sus genitales tuviese nada que ver con un acto de índole sexual! A uno en mi casa le puse la mano en el pene y le hice tocamientos, pero les juro que yo no sentí nada de nada. A otro le di 800 euros porque me amenazó con contar lo sucedido». ¿Si realmente no sabía que se trataba de un delito por qué compró con dinero el silencio de un menor? Horas después Francisco Javier Ramos Parejo, de 39 años, ingresaba en prisión provisional y las familias de los menores respiraron aliviadas. Tanto se habla de los engranajes de la Justicia y en su caso había corrido veloz. Pronto se dieron cuenta de que les quedaban muchos recodos por transitar. «Dos meses después, en diciembre de 2014, salió en libertad con una orden de alejamiento de cien metros de los niños. ¡No tardó un ni un mes en incumplirla!», denuncia María. «Avisamos corriendo a la Policía. Lo detuvieron e ingresó en prisión, pero otra vez este pasado mes de junio le han vuelto a abrir las puertas de la prisión». Desde entonces, la madre de Fran ronda a las familias. «A mi marido lo fue a buscar al bar. Le pidió que saliera para hablar con ella. Él aceptó por respeto a su edad, porque es una mujer mayor. Le ofreció dinero por quitar la denuncia: “Por favor no quiero que mi hijo vaya a la cárcel”, le suplicó. Mi esposo se negó. Le asaltó dos veces más con la misma cantinela hasta que la mandó freír espárragos». Como la anciana no tuvo éxito con el padre del menor lo intentó con María. El matrimonio hastiado lo denunció. Durante todo este tiempo, el proceso judicial ha ido cumpliendo etapas y prontó se celebrará el juicio. Ya hay escritos de acusación. El fiscal solicita hasta 16 años de cárcel para Francisco Javier Ramos. «La pena que solicita el Ministerio Público es muy elevada, por encima del homicidio», explica Manuel Huertas, el abogado de las familias de los menores. «Estamos preocupados porque este señor, que no olvidemos que ha confesado, puede asustarse de lo elevado de la pena que se le va a imponer y huir. Su familia posee dinero y tiene posibilidades. Estamos indignados de que se encuentre en libertad. Además, este individuo no se ha arrepentido de nada. Cree que tocar los genitales de los menores es algo bueno. Existe un elevado riesgo de reiteración delictiva, de que vuelva a hacerle lo mismo a otros chavales. Hemos pedido una vista urgente para solicitar su nuevo ingreso en prisión, pero mientras tanto, las familias no viven tranquilas», reclama.