Verano

Hidratación en verano: mitos y verdades sobre qué y cuánto debemos beber

Con sentido común y atención a las señales del cuerpo, es posible disfrutar del verano sin sustos relacionados con la deshidratación

Hidratación en verano: mitos y verdades sobre qué y cuánto debemos beber
Hidratación en verano: mitos y verdades sobre qué y cuánto debemos beber istock

Durante el verano, las altas temperaturas y el aumento de la sudoración hacen que el cuerpo pierda más líquidos de lo habitual. Mantenerse bien hidratado es clave para evitar problemas como mareos, fatiga o golpes de calor. Sin embargo, también circulan muchos mitos sobre la hidratación que pueden llevar a confusión. ¿Cuánta agua debemos beber realmente? ¿El café o la cerveza hidratan? ¿Solo el agua cuenta?

No hay una única cantidad mágica

Uno de los mitos más extendidos es que hay que beber exactamente dos litros de agua al día. En realidad, la cantidad varía según la edad, el peso, la actividad física y el clima. Lo importante es escuchar al cuerpo y prestar atención a señales como la sed o la orina oscura, que indican deshidratación.

Además, no toda la hidratación proviene directamente del agua. Frutas, verduras, caldos, infusiones y otros alimentos también aportan líquidos al organismo. En muchos casos, una dieta equilibrada puede cubrir gran parte de las necesidades hídricas diarias.

¿El café deshidrata? ¿Y la cerveza?

Otro mito frecuente es que bebidas como el café o el té deshidratan por su contenido en cafeína. Aunque tienen un leve efecto diurético, estudios han demostrado que no provocan una pérdida significativa de líquidos si se consumen con moderación.

La cerveza, por su parte, es una bebida muy popular en verano, pero no es la mejor opción para hidratarse. El alcohol tiene un efecto deshidratante, por lo que, aunque pueda parecer refrescante, no ayuda a reponer líquidos y puede aumentar el riesgo de deshidratación si se consume en exceso.

La sed es un aviso tardío

Uno de los errores más comunes es esperar a tener sed para beber. En condiciones de calor o esfuerzo físico, es recomendable anticiparse y mantener una ingesta regular de líquidos, incluso si no se siente sed en ese momento. Esto es especialmente importante en niños, personas mayores y deportistas, que pueden ser más vulnerables a los efectos de la deshidratación.

La clave: beber con constancia y sentido común

En definitiva, mantenerse bien hidratado en verano no depende de seguir reglas estrictas, sino de adoptar hábitos saludables: beber líquidos con frecuencia, incluir alimentos ricos en agua y evitar el abuso de bebidas alcohólicas. Con sentido común y atención a las señales del cuerpo, es posible disfrutar del verano sin sustos relacionados con la deshidratación.