Vivienda

Un hombre de 84 años tiene que vivir sin luz en pleno verano por culpa de su inquiokupa: "No hay derecho"

Recuperó su vivienda hace cuatro meses, pero todavía paga los desajustes de su antigua inquilina morosa, que le debe 20.000€

José narrando su drama
José narrando su dramaLa 7 / Youtube

La okupación sigue sin frenarse y las consecuencias se pueden apreciar a todos los niveles. Una de las más claras se ve en el mercado. La okupación hunde el precio de venta de una vivienda más de un 50%, es decir, si un piso libre de cargas se vende por 300.000 euros, en el caso de que estuviese okupado podría situarse entre los 120.000 y los 180.000 euros en función del estado del inmueble y la duración estimada del proceso de desalojo.

Pueden parecer simples números, pero las okupaciones e inquiokupaciones, golpean directamente a la vida de los propietarios, especialmente a aquellos con pocos recursos, que muchas veces tienen que recurrir a familiares o personas cercanas para poder subsistir, al menos de manera temporal. Por esta situación está pasando José, un hombre de 84 años que vive una situación límite, desvelado en una entrevista a 'La 7'. Su hija también lamenta su situación.

Un lustro de sufrimiento

José sigue viviendo una pesadilla que comenzó bastante tiempo atrás. La presentadora detalló su historia: "Durante cinco años tuvo una inquiokupa que le debe más de 20.000 euros". Finalmente y tras mucho sufrimiento, José el hombre pudo recuperar su vivienda hace cuatro meses, pero los problemas a día de hoy no han terminado. La deuda sigue vigente, no ha recuperado ni un euro y vive una auténtica pesadilla.

Narra que el problema se lo desveló su hija: "Papá, que lleva cinco años sin pagar. Ahí empezó el problema", afirma. Pese a ya tener el piso de nuevo en su poder, todavía no ha podido recuperar el suministro eléctrico, lo que le impide vivir en el inmueble. "No tengo ni lavadora ni nevera ni luz si necesito salir al baño por la noche", lamenta. Una situación límite en un momento complicado del año, especialmente para una persona mayor.

La frustración de su hija

La situación le ha obligado a tener que vivir con su hija Deborah, que denuncia todo lo ocurrido: "En junio, julio y agosto sin luz un señor de 84 años, no hay derecho". Él tampoco entiende nada de lo que le está ocurriendo: "¿Por qué tengo que estar yo sin luz? Estoy viviendo en casa de mi hija porque aquí no se puede vivir", explica. Durante toda la entrevista en la cadena murciana se puede apreciar su resignación mientras explica lo ocurrido.

José, todo por su casa

Lejos de venirse abajo por la situación y abandonar la vivienda, José está haciendo todo lo contrario. Pese a sus 84 años, se ha lanzado a reformarla tras recuperarla y ya se aprecian los cambios respecto al momento que la recuperó. Se la encontró destrozada por su inquiokupa y, cuatro meses después, ya luce resplandeciente. "Hemos comprado muebles porque lo que había aquí lo tire todo", confiesa. El baño muestra perfectamente la transformación.

La situación, aunque va mejorando, ha llevado al límite a esta familia y no solo a nivel económico: "Muchos días sin dormir, muchos nervios, mucha ansiedad, mucho ir al psiquiatra y al psicólogo porque al final acabas perdiendo los nervios", relata Deborah.

Pese a todo lo pasado, se lo toma con humor y cierra mostrando su sonrisa pese a todo: "No tenía que haber alquilado la casa, estaría como ahora, sin dinero pero sin cabreo". Más contundente fue la Plataforma de Afectados por la Ocupación en sus redes sociales: "¿Quién es el vulnerable?", preguntaban mencionando a Isabel Rodríguez García, ministra de Vivienda.