Sucesos

¿Huyó «El Rey del cachopo» tras deshacerse de su pareja?

La Policía le considera el principal responsable del cadáver hallado en Usera en agosto. Un fallo en la identificación del cuerpo les hizo descartar al principio que fuera su novia

César Román Viruete y la desaparecida Heidi Paz Bulnes
César Román Viruete y la desaparecida Heidi Paz Bulneslarazon

No es que sea un «vendemotos», que haya dejado pufos o que haya estafado a todo tipo de gente con sus fantasiosos proyectos, es que la Policía Nacional le considera el principal sospechoso de un homicidio.

No es que sea un «vendemotos», que haya dejado pufos o que haya estafado a todo tipo de gente con sus fantasiosos proyectos, es que la Policía Nacional le considera el principal sospechoso de un homicidio. César Román Viruete, un empresario hostelero conocido como «El Rey del cachopo» está desaparecido desde el pasado 30 de julio y, aunque es cierto que deja atrás deudas económicas recientes, los investigadores no consideran que éste haya sido el detonante de su repentina desaparición. Y lo creen desde hace poco, porque un supuesto error a la hora de identificar el cadáver de una mujer que apareció descuartizada en Usera (Madrid) el pasado mes de agosto, ha ralentizado muchísimo la investigación.

Después de arduas tareas por parte de la Policía Científica, los agentes podrían haber identificado ya el torso de esta mujer. Como avanzó este diario, el cuerpo había sido rociado con algún producto para dificultar su identificación, ya complicada de por sí, al no contar con cabeza ni extremidades. El pasado 13 de agosto comenzó la investigación de este caso. Fue el día en el que prendieron fuego a esta nave industrial de la calle Sebastián Gómez de la capital. Alertados por el humo, los vecinos llamaron al 112 y los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid se personaron en el lugar para extinguir un fuego «mínimo». Sin embargo, vieron algo raro: una maleta con lo que parecía un cuerpo en su interior.

Llamaron enseguida la Policía Nacional, que tomó entonces las riendas del caso. Los agentes comenzaron a practicar las primeras gestiones y comprobaron que se trataba de un local alquilado hacía poco por un grupo de cuatro personas, entre ellas, este empresario. Allí pretendía montar otro proyecto fantasma, el Palacio del Cachopo. Pero de todos los socios, sólo uno de ellos estaba desaparecido: César Román. Comenzaron a investigar su entorno pero no conseguían dar con su actual pareja sentimental.

Creían que podía ser la mujer cuyo tronco estaba dentro de la maleta pero un primer análisis por parte de los especialistas dio negativo y desvió la atención de los agentes hacia otros derroteros. Tras semanas de mucho trabajo y después de un exhaustivo estudio y cotejo de su ADN (los familiares no se habrían mostrado muy colaboradores, según fuentes policiales), los resultados señalan ahora en otra dirección. Como sospechaban los agentes en los albores de la investigación, los indicios apuntarían de nuevo a la actual pareja de César.

Fuentes cercanas al caso no descartarían ahora, por tanto, que pueda tratarse de Heidi Paz, pareja sentimental del «Rey del cachopo» desde hace medio año. «Decía que estaba muy enamorado de ella, que era una tía muy “echada para adelante” y que Sara y Nati (ex parejas de César, la última madre de su hija de 8 años) les estaban haciendo la vida imposible y que ya estaba cansado de esa situación», explica a este diario Gema Román, hermana de César. Heidi, cuya madre vive en Madrid y su hermana de EE UU, también figura como desaparecida.

Su familia interpuso la denuncia el pasado 23 de julio y, según el cartel difundido por SOS Desaparecidos, tiene 25 años, mide 1,70 y tiene «aspecto de persona afroamericana». Había sido empleada de César en uno de los locales de comida asturiana que abrió en la capital pero pronto iniciaron una relación sentimental que se alargaba hasta la actualidad. De hecho, muchos creen que han huido juntos. El entorno de César, acostumbrado a otras «espantadas» del empresario, creen que ha tratado de desaparecer durante un tiempo para no hacer frente a ciertos impagos y que, a su plan de huida, se habría apuntado de forma voluntaria Heidi.

Pero los investigadores no se inclinan por esta teoría y ahora le buscan como el principal sospechoso del cuerpo hallado en Usera. Están convencidos de que alguien le está dando cobertura y aseguran que no tienen indicios para pensar que ha abandonado el país. No creen que llevara mucho efectivo encima porque a los últimos socios que dejó colgados no les estafó cuantías muy elevadas, según las mismas fuentes. También consideran «remota» la posibilidad de que le hayan dado alguna paliza o esté retenido contra su voluntad, como sostiene parte de su entorno. La principal línea de investigación en estos momentos es que es el responsable de esta muerte y que su huida viene motivada por este asunto.

Un «fantasma» con mucha labia

Pero historial del empresario de 45 años, de 1,50 metros de estatura y ojos marrones claros, según el cartel difundido por SOS Desaparecidos, da para un libro. Cuenta con antecedentes por malos tratos y una orden de alejamiento que quebrantó en 2016, pero también acumula reseñas por estafa, falsificación, lesiones y daños. Su hermana pequeña, que vive en Holanda, asegura que hablaban «casi a diario» por WhatsApp o Facebook.

Un par de semanas antes de denunciar su desaparición (lo hizo su padre ante la Guardia Civil de un pueblo de Valencia), explica que los mensajes de WhatsApp le aparecían «sólo con un check», como si ese teléfono ya estuviera apagado. Para los investigadores, coincide con la fecha en la que habían denunciado la desaparición de Heidi y el hallazgo del cuerpo de Usera.

Pero a pesar de la estrecha relación que mantenían, Gema no sabía buena parte el pasado de César, de las presuntas estafas que ha ido cometiendo ni de su militancia en partidos de extrema derecha en su juventud. Sí sabía de su cara amable, de su «éxito» empresarial y su olfato para el márketing (de él mismo) porque si algo sabía hacer bien César era venderse. Se alzó como un reputado hostelero que había abierto cinco locales «A Cañada Delic Experience» y compró media docena de motos, que serigrafió con el eslogan «Cachopo vaaaa». Era su idea estrella y se hizo conocido en todo Madrid.

Hasta ganó el premio al Mejor Cachopo de España, pero le acusaron entonces de que era un certamen creado por él mismo. Y es que los engaños siempre han rodeado a este empresario, que comenzó a acumular deudas. También en Málaga. En una ocasión, incluso, le dieron una paliza y contrató seguridad privada. Que alternaba por ambientes turbios no era nuevo.

Estuvo en la Falange en los años 90 y después se metió de infiltrado en CCOO para extender por Mercamadrid tesis derechistas. Josep Anglada, de Plataforma Per Catalunya (también extrema derecha) contó con él para Madrid pero también les dejó un pufo en un local de Coslada que dejó de pagar. Fue entonces cuando se fue a Málaga. A su vuelta, comenzó de tertuliano en programas de tele y radio y hasta creo una web llamada El Aguijón, a cuyos becarios dejó tirados tras venderles un máster falso.

Los agentes, que se encuentran ante uno de los sucesos más complejos y rocambolescos de los últimos años, esperan que César acabe cometiendo algún error y puedan localizarle para resolver cuanto antes un caso que ha pasado de estar protagonizado por un presunto caradura a estar relacionado con un delito de sangre.