Sucesos

Identifican a una joven fallecida hace 34 años en un homicidio en Asturias

La identificación ha sido gracias a las nuevas técnicas utilizadas en

identificación de cadáveres por su ADN

La Guardia Civil ha logrado identificar a una joven de 24 años de edad y vecina de Avilés, que falleció en un homicidio ocurrido en 1991 y cuya desaparición se denunció cinco años más tarde.

Los hechos ocurrieron, en octubre de 1995, cuando una mujer presentó una denuncia por la desaparición de su hija, de la que no sabía nada desde el año 1990. La mujer, manifestó que llevaba cuidando de su nieta desde hacía cinco años.

Las primeras gestiones que realizaron los agentes, no llevaron a ninguna línea de investigación para dar con el paradero de la joven, quedando registrada en los archivos policiales de personas desaparecidas que son revisados regularmente cuando se aporta alguna pista o indicio nuevo que permitan la localización de los mismos.

En una de estas revisiones llevada a cabo en mayo del pasado año y fruto de la evolución del análisis de nuevos métodos de identificación, los agentes contactaron con la familia para tomar muestras de ADN para aportar algún dato nuevo que permitiera cotejarlo con algún cadáver sin identificar o posteriores identificaciones.

Posteriormente, en junio, los agentes volvieron a tomar una muestra de ADN a la hija de la desaparecida, ya que la abuela había fallecido.

“Crimen de Reyes”

Paralelamente a este proceso, los agentes llevaron a cabo gestiones y un estudio pormenorizado del caso, lo que les derivó a una noticia de un periódico regional en la que se relataba el homicidio de una mujer en Barros, apuñalada y enterrada en cal viva, con identidad desconocida. Este suceso, conocido como el crimen de Reyes y ocurrido el 06 de enero de 1991, lo investigó la Policía Nacional de Langreo. Se detuvo a una persona de dicha localidad, cuando la pareja del homicida, tras una discusión, confesó los hechos a la Policía.

Al ser detenido por los agentes manifestó que, la noche del 06 de enero del 1991, había recogido a la víctima cuando se encontraba haciendo auto stop en Oviedo y que esta había intentado robarle, lo que provocó un forcejeo entre los dos, momento en que él la acuchilló. Seguidamente la metió en el maletero y circuló hasta Barros, donde le contó lo sucedido a su pareja, comprobando entre ambos que la víctima había fallecido desangrada en el maletero. Asustada la pareja, decidieron enterrar su cuerpo en cal viva, permaneciendo oculto hasta octubre de 1995.

Debido al deterioro de los restos de la víctima encontrados, no permitió su identificación, pero sí se pudo realizar un retrato robot que fue publicado en los medios de comunicación.