
Hogar
Un interiorista sobre la recurrente petición en la reforma de cocinas: "Ojalá me lo dejaran de pedir"
Todos los diseñadores coinciden en que la cocina debe ser, ante todo, funcional

Reformar una cocina debería ser la oportunidad de crear un espacio duradero, práctico y a la vez estético. Sin embargo, quienes se dedican a diseñarlas confiesan que todavía se repiten fallos que les hacen llevarse las manos a la cabeza. Preguntados por su mayor pesadilla, la mayoría de los diseñadores apunta en la misma dirección: la organización del espacio.
La conocida regla del triángulo de trabajo (la conexión lógica entre fregadero, fogones y nevera) sigue siendo la brújula básica para que la cocina funcione en el día a día. Si se ignora, los flujos se vuelven torpes y se pierde superficie útil. A ello se suman pequeñas decisiones que marcan la diferencia: la cercanía del lavavajillas al fregadero o pasillos con amplitud suficiente para que dos personas puedan moverse a la vez.
No todo lo deseado por los clientes entusiasma a los interioristas. El ejemplo más reiterado es el cuarzo. Muchos profesionales admiten que tratan de disuadir a los propietarios de instalarlo, defendiendo en cambio la riqueza y autenticidad de las piedras naturales.
Algunos se inclinan por mármol, granito o incluso superficies porcelánicas, por su resistencia y carácter. La conclusión de los expertos es unánime: antes de elegir conviene pensar en cómo se vive y se usa la cocina, no únicamente en la foto de catálogo.
Mobiliario: entre la saturación y el descuido
Otro terreno delicado son los armarios. Los cocineros domésticos suelen pedir "más almacenamiento", pero el exceso puede sofocar la estética y restar amplitud. La solución pasa por equilibrar: aprovechar la altura completa de la pared evitando huecos difíciles de limpiar, introducir algún módulo abierto y, sobre todo, huir de acabados brillantes que requieren mantenimiento constante.
Los huecos decorados con plantas de imitación o pequeñas figuras también reciben un suspenso rotundo. "Si hay espacio hasta el techo, mejor usarlo de forma práctica", repiten los diseñadores.
Detalles que arruinan un gran diseño
Los pequeños descuidos se convierten en errores monumentales. El cubo de basura en una esquina es, para los interioristas, un pecado capital. De igual modo, situar el fregadero frente a una ventana añade funcionalidad y comodidad, algo que los expertos consideran prioritario frente a cualquier capricho estético.
Todos los interioristas coinciden en que la cocina debe ser, ante todo, funcional. No sirve de nada invertir en la encimera más espectacular o en muebles de diseño si después resulta incómoda de usar.
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