Carreteras

La DGT ficha al móvil sin datos

Tráfico eleva las sanciones por el uso del teléfono, que estarán al mismo nivel que conducir bajo los efectos de las drogas y el alcohol. Cree que es la principal causa de distracción, pero carece de datos que lo evidencien. La Fiscalía ha ordenado a los agentes una investigación más exhaustiva.

Las distracciones son la causa de uno de cada tres accidentes mortales. El 30% de los españoles reconoce haber usado el teléfono mientras conducía el último año
Las distracciones son la causa de uno de cada tres accidentes mortales. El 30% de los españoles reconoce haber usado el teléfono mientras conducía el último añolarazon

Tráfico eleva las sanciones por el uso del teléfono, que estarán al mismo nivel que conducir bajo los efectos de las drogas y el alcohol. Cree que es la principal causa de distracción, pero carece de datos que lo evidencien. La Fiscalía ha ordenado a los agentes una investigación más exhaustiva.

Basta con recorrer unos kilómetros de carretera o de vía urbana para observar a un conductor con el teléfono pegado a la oreja, otro activando el altavoz del teléfono para convertirlo en manos libres o dando respuesta con una mano a un mensaje de WhatsApp. ¿Se identifica con alguna de estas situaciones? Más de uno de cada tres españoles reconoce haber telefoneado, leído o escrito mensajes durante la conducción en el último año. Nuestra «adicción» al móvil es tal que algunos estudios constatan que España es ya el quinto país del mundo en el que los ciudadanos pasan más tiempo colgados al móvil con una media de dos horas y once minutos.

Lo cierto es que el teléfono se ha convertido en el enemigo público número uno al volante hasta el punto de que la DGT quiere castigar con la pérdida de seis puntos la utilización del teléfono sosteniéndolo o sujetándolo con la mano, una conducta que hasta ahora se sancionaba con la pérdida de tres puntos y una multa de 200 euros. Así figura en el anteproyecto de ley por el que se modifica la ley sobre Tráfico, Circulación de vehículos a motor y Seguridad Vial. Pero la DGT siempre ha sido consciente de que las conductas peligrosas al volante también se atacan desde la educación. De ahí que en el proyecto de orden ministerial por el que se regulan los cursos de sensibilización y reeducación vial para conductores se incluya un capítulo específico que hará «especial referencia a la influencia de la tecnología y los dispositivos móviles en las distracciones del conductor».

Ahora bien, la DGT ha decidido endurecer el castigo a los conductores basándose en una suposición, más que en una evidencia constatada científicamente. En 2017 la distracción aparece como primera causa de los accidentes mortales (33%), por delante de la velocidad (29%) y el alcohol (26%). Se cree que detrás de esas distracciones puede estar el uso del teléfono móvil durante la conducción, pero no hay datos que lo avalen. La única evidencia disponible indica que la utilización del teléfono aumenta entre tres y cuatro veces el riesgo de colisión. Pero nada más. De ahí que la Fiscalía de Seguridad Vial venga exigiendo una investigación más exhaustiva por parte de las policías ante la sospecha de que de las 600 muertes que se produjeron en las carreteras por salidas de la vía una buena parte pudiera tener como causa el uso del teléfono móvil.

El fiscal de Sala Coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, ya hace tres meses que remitió un oficio a las policías de tráfico para que, dentro de los límites legales, se encarguen de investigar el uso que se ha hecho del teléfono en el momento previo al accidente y, si se puede, realicen informes detallados sobre la duración de la llamada o la frecuencia de uso durante el recorrido en el que se produjo el siniestro que ha hecho el conductor.

No obstante, la Fiscalía también va a realizar un examen jurídico para ver hasta dónde puede llegar la investigación sin sobrepasar la legislación procesal. Ahora bien, también cree que hay otras vías que pueden aportar información sobre esta cuestión, como los testigos, la ubicación del teléfono, si se encontraba en el asiento del conductor o la propia declaración de éste.

Y es que, si se constata que el siniestro se produce por la desatención del usuario, se considera una imprudencia grave y, si se produce un fallecimiento, la pena puede oscilar entre uno y cuatro años de cárcel, además de la pérdida del carné durante seis años. En el caso de producirse lesiones, la pena es de hasta tres años y la privación del permiso para conducir de hasta cuatro años.

La Fiscalía también ha ordenado que se investigue si el motivo de la distracción del usuario ha sido el uso del navegador e incluso del manos libres, aunque ambos estén permitidos.

Es precisamente este «agujero» que todavía existe sobre cual es la realidad que hay detrás de una salida de la vía, por ejemplo, y si es o no un teléfono móvil el causante del siniestro por lo que, de momento, no estaría tan clara la posibilidad de modificar la Ley de Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor, como estaría valorando la DGT, para que a los conductores que tienen un siniestro por manejar un móvil mientras se les pueda exigir que paguen los daños e indemnizaciones que provoque el siniestro, tal y como propuesto la consultora Pons Seguridad Vial.

De momento, el principal enemigo a batir para la DGT es el de la distracción, aunque no el único, ya que además del uso del móvil, el excesos de velocidad y el consumo de alcohol a la hora de coger el coche, drogas y psicofármacos son lo que Vargas denomina «el quinteto de la muerte». Con la reforma legal, el uso del móvil quitará los mismos puntos del permiso que conducir bajo los efectos del alcohol o de las drogas.

Las vías convencionales (las que tienen un solo carril por sentido), que registran el 75 por ciento de los accidentes con víctimas, están también en el punto de mira de Tráfico. Ahora de lo que se trata es de que los conductores levanten el pie del acelerador en 7.000 kilómetros de vías secundarias. Así, los turismos y motocicletas podrán circular por estas vías, como máximo, a 90 km/h, los camiones y furgonetas a 80, lo mismo que el resto de vehículos, incluidos los autobuses. Sólo en aquellas vías convencionales que tengan una separación física de los dos sentidos, el titular de la vía podrá fijar un máximo de 100 km/h para turismos y motocicletas.

El director de la DGT, Pere Navarro, quiere que la población sea consciente de la magnitud del problema que supone que llevemos cuatro años con un incremento de muertos en las carreteras porque «todos tenemos responsabilidad en este drama».