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La eterna espera de las víctimas de la talidomida
Los afectados visitan hoy al Papa Francisco para que interceda por ellos. El Supremo, que tenía que haber fallado ayer sobre la causa, lo envía al pleno
En la década de los años ochenta, un hombre que nació con el pie derecho en la rodilla empezó a investigar las causas de su malformación. José Riquelme estaba convencido de que lo que le pasaba a él y a muchos otros tenía una explicación: la talidomida, un fármaco del laboratorio alemán Grütenthal Pharma que se recetaba a las embarazadas para combatir las náuseas y que provocaba numerosas secuelas en los fetos. Desde reducción de los brazos y las piernas hasta manitas en forma de aleta, bebés que nacían sin extremidades, niños con malformaciones en ojos, riñones, oídos... De hecho, cerca del 40 por ciento de los fetos expuestos a estas pastillas moría antes o después del parto. A pesar de las secuelas, hasta hoy no han visto ni un euro de la farmacéutica. Sólo diez víctimas españolas las perciben a través de la Fundación Contergan, según pudo saber en su día este periódico. Muy pocas, máxime cuando el Gobierno español ha dado ayudas a 24. Pero, ¿qué pasa con las más de 250 personas que no han cobrado ni un euro, ni una ayuda para comprarse prótesis? Nada, tras 59 años arrastrando esta situación, los derechos de estos afectados continúan vulnerándose. Por eso, la Asociación de Víctimas de la Talidomida (Avite) pidió meses atrás un encuentro con el Papa Francisco.
Una petición que Su Santidad aceptó y por la que hoy miércoles, después de la audiencia pública del Pontífice, Francisco recibirá a la asociación. Más de 100 afectados de talidomida españoles se han desplazado hasta Roma para exponerle su problemática. «Vamos a pedir a Francisco que interceda por nosotros», explicó ayer José Riquelme, presidente de Avite. Los afectados le explicarán su lucha y le enseñarán «unas pruebas jurídicas que ha elaborado un bufete inglés que concluye todo lo que se ha hecho en Europa, en España y sobre todo en Alemania para tapar lo que nos hicieron y para acelerar el juicio que hubo en Alemania. Un informe con nombres y apellidos», detalló Riquelme.
Retirada de la condecoración
Durante la visita a Su Santidad, la asociación le hará entrega de una equipación completa de fútbol –camiseta, pantalón y zapatillas deportivas– de la empresa Kelme, que ha colaborado de forma altruista con los afectados, y que está personalizada especialmente para el Pontífice, con el nombre de Francisco a la espalda. Del mismo modo, le obsequiarán con un ejemplar de «Oscuro Remedio», libro traducido por Avite y que trata la figura de Michael Wirtz, el millonario dueño del imperio farmacéutico alemán Grünenthal. De hecho, una de las peticiones que harán a Francisco es que retire la condecoración de la Orden de San Silvestre a Wirtz, que le fue concedida el pasado mes de marzo.
Además, este encuentro sacará del «olvido» la causa de las víctimas españolas de la talidomida. Unos afectados que tras más de medio siglo siguen esperando. Ayer mismo, cuando se esperaba que el Tribunal Supremo fallase sobre el recurso interpuesto por las víctimas después de que seanulasen sus indemnizaciones por considerar que el caso había prescrito, los cinco magistrados de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo decidieron, según informó Efe y confirmó este periódico, que sean todos los magistrados que la componen (diez) los que decidan, en un pleno convocado para ello, sobre el recurso de las víctimas del medicamento talidomida contra la anulación de sus indemnizaciones.
«No es ni bueno ni malo, sino que con esta decisión se le da el relieve que tiene el caso. Porque el fallo va a dar la vuelta al mundo», explicó Ignacio Martínez, abogado de Avite. Lo que los componentes del pleno van a decicir es si consideran prescritos o no los hechos denunciados. «No pueden prescribir porque en 2013» la jueza Gemma Susana Fernández falló condenando a pagar a la farmacéutica 20.000 euros a cada afectado. Sin embargo, el pasado año la Audiencia de Madrid anuló las indeminizaciones. De ahí el recurso de carácter de urgencia interpuesto por la asociación. «Aquí estamos y siguen descubriéndose secuelas nuevas. No puede preescribir, no estamos muertos», concluyó Riquelme.
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