Papel

La familia de Manuela Chavero busca el apoyo de los Quer

Quieren que a la batida de este sábado en Monesterio, donde se perdió su pista, acudan familiares de desaparecidos en un acto reivindicativo.

La familia de Manuela Chavero busca el apoyo de los Quer
La familia de Manuela Chavero busca el apoyo de los Querlarazon

Quieren que a la batida de este sábado en Monesterio, donde se perdió su pista, acudan familiares de desaparecidos en un acto reivindicativo.

Este sábado tendrá lugar la batida en Monesterio (Badajoz) para dar con indicios que lleven al paradero de Manuela Chavero, la mujer desaparecida en la madrugada del 4 al 5 de julio. Sin embargo, la familia no quiere que este día se limite a la búsqueda. Pretenden que sea una reivindicación para todas aquellas familias que sufren, o han sufrido, la desaparición de un ser querido. Así, Emilia Chavero, hermana de Manuela, y su marido, José Moreno, están contactando con ellos, entre los que se encuentran Juan Carlos Quer y Diana López-Pinel, los padres de Diana Quer.

«Queremos que sea un acto de solidaridad para con todas las personas desaparecidas», afirma a este diario José Moreno. «Que sepan que no sólo es nuestro caso, sino el de todos. Y que no están solos», añade. La idea es que estén presentes durante toda la jornada en que se desarrolle la búsqueda. Además de con los padres de Diana, también van a contactar con Antonio del Castillo, padre de Marta del Castillo –la joven asesinada por Miguel Carcaño, pero cuyo cadáver jamás ha sido hallado–, así como con los familiares de Juan Antonio Gómez Alarcón, joven espeleólogo que desapareció hace ya seis años en Mijas (Málaga).

En todo caso, y a la espera de las respuestas que obtengan, las muestras de solidaridad están siendo manifiestas. Hasta el momento, ya son 267 personas las que se han inscrito como voluntarias para la batida. Entre ellos se encuentran alrededor del operativo de 25 personas de la Fundación QSD-Global, la ONG fundada por el periodista Paco Lobatón, y que presta de forma desinteresada su ayuda a las familias de personas desaparecidas. Este equipo ha logrado delimitar la búsqueda de Manuela en un radio de 42 kilómetros cuadrados tras un meticuloso estudio del terreno. Se trata de un operativo pluridisciplinar, incluyendo ingenieros forestales, geólogos, expertos en protección civil, bomberos... A estos, hay que añadir los efectivos de la Guardia Civil y del Seprona, que pueden sumar más de 40. Además, podrían acudir más voluntarios que, aunque no se han inscrito oficialmente para la batida, han manifestado a la familia su intención de participar.

José Moreno recuerda que la última gran búsqueda se produjo hace casi dos meses, en la localidad vecina de Calera de León. Ahora tienen más esperanzas de dar con algún indicio que les haga salir de una angustia que lleva prolongándose más de tres meses. Y toda ayuda es poca. «Es una zona de bastante vegetación. Y hay sierra donde cuesta más trabajo entrar. Son territorios rocosos, y se precisa gente experta. Otros voluntarios se encargarán de zonas más transitables», explica Moreno. «Tengo grandes esperanzas en esta gente, son muy profesionales», añade.

La familia sigue como el primer día. «Quizá con un poco más de incertidumbre, por aquello de la esperanza de que podamos saber algo». Y es que, a día de hoy, siguen sin saber nada, salvo que Manuela desapareció sin dejar rastro la madrugada del 4 al 5 de julio. Llegó a casa, tras quedar con una amiga, a las 23:45; empezó una conversación de whatsapp con un amigo, que vio cómo en torno a la 1:55 Manuela ya no respondía a los mensajes; las entradas de la casa no estaban forzadas; la televisión estaba encendida; el móvil y la documentación permanecían en el domicilio... La familia descartó desde el primer momento que Manuela, de 42 años y madre de dos hijos que ese fin de semana se encontraban con su padre –la pareja había iniciado los trámites de separación–, haya desaparecido de forma voluntaria. «Ojalá», dice José. «Conociéndola, y por como quiere a sus hijos, ella jamás lo haría. La persona que lo hizo actuó de forma premeditada. Sabía que, siendo lunes, la zona por donde vive Manuela está desierta. Alguien que la conozca, o alguien que la mintiera diciéndole esa madrugada “Oye, que tus hijos han tenido un accidente” y la dejara pasar...’’».

Emilia es la que tiene más esperanzas en dar con ella. La familia se aferra a que Manuela esté retenida contra su voluntad, pero viva. «Cuando hicimos la primera batida, tenías ese miedo. Ahora, quizás podamos encontrar algo, una prenda, un mechón de pelo... indicios que nos lleven a su paradero», dice José.