Guerra en Siria

La heroicidad de Marwan

Con apenas 4 años, ha cruzado solo el desierto jordano desde Siria

Los trabajadores de la ONU encontraron a Marwan en pleno desierto jordano con un bolsa de plástico con sus pertenencias
Los trabajadores de la ONU encontraron a Marwan en pleno desierto jordano con un bolsa de plástico con sus pertenenciaslarazon

Cuando las cifras se vuelven astronómicas, se suele olvidar que detrás de los números están historias como la de Marwan. Una vivencia que representa el drama de los refugiados sirios que huyen de una guerra en la que la mayoría de los muertos, sean del bando que sean, son civiles. Son más de 130.000 los fallecidos por el conflicto bélico y el número de refugiados asciende a dos millones de personas, según datos de Acnur. Perseguidos, asustados o sin ya un sustento con el que llevarse comida a la boca en un país destruido, emprenden la huida, en busca de un futuro mejor. En las fronteras de Turquía, Líbano y Jordania existen inmensos campos de refugiados que crecen cada día. Y eso que el camino hasta llegar allí no es fácil, dejar el hogar es excesivamente costoso y evitar los «check points» una lotería. Después, se recorren cientos de kilómetros caminando por cualquier tipo de terreno. Por eso, la imagen de Marwan ha dado la vuelta al mundo. El pequeño de 4 años se perdió de su familia, pero siguió cruzando a pie el desierto jordano. Andrew Harper, el representante de Acnur en Jordania, tuiteó la fotografía del pequeño en el momento en el que los miembros de la ONU encontraban y asistían a Marwan.

Con una pequeña bolsa de plástico en la que llevaba sus pertenencias, el joven sirio se despistó del grupo con el que viajaba, aun así siguió adelante y logró llegar hasta Jordania. Harper reconoció ayer que ayudaron a Marwan a encontrar a su madre. Aun así, la fotografía ha dejado constancia del drama y la valentía de los menores sirios. Por desgracia, el caso de Marwan no es un hecho aislado. Acnur ya destacó en octubre que unos 3.700 niños viven como refugiados en Líbano y Jordania sin ninguno de sus padres y hasta cruzaron la frontera solos, sin ningún adulto. Muchos de los pequeños pierden a sus padres en la guerra y no les queda más remedio, sobre todo si no tienen parientes cercanos, que huir en busca de refugio. En plena desesperación hasta hay progenitores que envían a sus hijos a buscar si hay trabajo y sitio donde vivir a otros países. La vida como refugiados tampoco es un camino de rosas. A los traumas de haber visto una guerra o a uno de sus progenitores morir, se le une el tener que trabajar. La educación o los juegos son derechos para otras infancias. Según Unicef, uno de cada diez menores sirios refugiados está trabajando.