Navidad

La magia de una ballena se pasea por Bilbao

La ballena tiene doce metros de longitud, cuatro de altura
La ballena tiene doce metros de longitud, cuatro de alturalarazon

Una ballena ha llegado a la ciudad bilbaína con un sólo objetivo: llenar de fantasía hasta el último rincón.

Una ballena ha llegado a la ciudad bilbaína con un sólo objetivo: llenar de fantasía hasta el último rincón. Con doce metros de longitud, cuatro de altura y 50.000 metros de guirnaldas y cortinas de luces led, ilumina la ciudad y llena de magia sus calles durante estas fechas.

Todo un reto para un cuento de Navidad, que surgió sin buscarlo y qué mejor que este animal para protagonizarlo. Por ser muy simbólico para los bilbaínos, por su conocido Desfile de la Ballena, y también por ser el más grande del mundo, lo que le convertía en el mejor para representarles. La enorme criatura viene a traerles un mensaje, pero no sólo a sus habitantes, sino a todos los que se dejen caer por allí. Su diseñador, José Luís Revuelta Ibáñez, lo tiene claro, “no era sólo un ejercicio de diseño, tenía que tener un contenido”.

La ballena es una simple mensajera que viene del mar a recordar a todos que la ría es la seña de identidad de la ciudad. Fue en sus orillas donde se originaron los primeros asentamientos sobre los que se fundó oficialmente la villa en el año 1.300. Y fue ella, con sus mareas, la que permitió a lo largo de la historia darle primero el comercio y después, los astilleros y la industria. Esta ballena realizada en hierro, entronca con las ferrerías y la tradición siderúrgica de sus aguas,en las cuales actualmente oxigenadas, la vida vuelve a abrirse camino a través de ellas, llenándose de fauna y siendo cada vez más limpias. Un espacio regenerado, más sano, en el que la gente disfruta y del que no sería raro que surgiese un animal de estas características.

Esta escultura de luz está situada en el Arenal, frente al Ayuntamiento, sobre un pedestal de luz azul marino. La escenografía navideña se completa con un bosque dorado que desemboca en una senda de árboles centenarios decorados, que conectan con el consistorio, cuya fachada se ilumina de azul, por el emblemático “azul Bilbao” y el azul de las aguas. A esto, le sigue una cascada dorada y diferentes proyecciones de maping, relacionadas con la navidad y sus personajes principales: estrellas, pinos, copos de nieve... y como no podía faltar, el olentzero.

Sin duda el protagonista navideño es la luz, muy característica por cierto. “No se trata de una luz cálida o blanca navideña como estamos acostumbrados a ver. Esta es una luz exquisita, puramente dorada”, apunta el diseñador a larazon.es. Algo tan imprescindible para todos, se convierte en idea de interacción y de ensalzamiento para esta ciudad. Gracias a ella la gente viene, va, pasea, se hace fotos... en definitiva, y no podría haberlo descrito mejor “la gente está feliz por empaparse de esta luz dorada”.

Es la magia de la navidad, que sin haberla buscado, llegó y se quedó por las calles de Bilbao.