Niños robados

La oficina del censo de niños robados abrirá el mes que viene

La Razón
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Tras meses de anuncios por parte del Ministerio de Justicia de nuevas medidas para esclarecer los casos de niños robados, el Servicio de Información para los afectados por una posible sustracción de recién nacidos abrirá sus puertas a lo largo del próximo mes de febrero, según explicaron a LA RAZÓN fuentes del departamento que dirige Alberto Ruiz-Gallardón. Aunque se suponía que esta oficina debía haber estado lista para la segunda semana de enero, el retraso en las obras de las instalaciones, situadas en pleno centro de Madrid, en la Calle de la Bolsa, ha demorado su inauguración unas semanas. A este servicio podrán acudir todos aquellos que sospechen que pueden haber estado involucrados en un caso de niños robados, lo que incluye a hijos que buscan a sus progenitores biológicos, así como hermanos. Aquí se les facilitará el acceso a toda la documentación e información en manos de las administraciones públicas relativa a su filiación natural, datos registrales y expedientes sanitarios, en línea con las medidas anunciadas por Ruiz-Gallardón el pasado mes de octubre, cuando advirtió que el camino para resolver esta causa será «largo y complejo». Los interesados en cuestión deberán aportar sus datos identificativos, así como todos aquellos de que dispongan relativos al nacimiento, además de las pruebas genéticas a las que se hayan podido someter. En el supuesto de que se hallen coincidencias

–ya sea en el ADN o respecto al relato personal de cada uno– que puedan hacer pensar que estamos realmente ante un caso de niños robados, el Servicio de Información pondrá en marcha su maquinaria para obtener todos los antecedentes del proceso que puedan existir y tratar así de resolverlo. En el caso de que se produzca la concordancia genética, el Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses ya centraliza los perfiles obtenidos en una base de datos unificada a la que pueden acceder los particulares sin necesidad de un requirimiento judicial. Así, el organismo investigador se encarga de validar técnicamente los exámenes genéticos existentes y, en el caso de que aparezca alguna compatibilidad que «permita aventurar que existe una relación familiar», se realizan nuevas pruebas a los implicados para «alcanzar una conclusión definitiva».