Violencia de género

«La víctima necesita que se deje de poner el foco en ella»

Fue una de las conclusiones de la segunda mesa redonda, en la que se debatió acerca de la atención social a las mujeres damnificadas

Los ponentes del segundo panel: Lorenzo Cooklin, José Andrés Elizaga, Pilar Rodríguez, Rocío Gómez y Ainhoa Lujambio
Los ponentes del segundo panel: Lorenzo Cooklin, José Andrés Elizaga, Pilar Rodríguez, Rocío Gómez y Ainhoa Lujambiolarazon

Tras un primer debate centrado en la lucha contra la violencia de género desde las instituciones, la segunda parte del foro giró en torno a la atención social de las víctimas, donde se analizó, entre otros asuntos, la responsabilidad social de los medios, la importancia de la especialización de los profesionales o la educación como herramienta de prevención.

Tras un primer debate centrado en la lucha contra la violencia de género desde las instituciones, la segunda parte del foro giró en torno a la atención social de las víctimas, donde se analizó, entre otros asuntos, la responsabilidad social de los medios, la importancia de la especialización de los profesionales o la educación como herramienta de prevención. En esta segunda mesa redonda participaron Ainhoa Lujambio, redactora de Sociedad de Antena 3 Noticias; Rocío Gómez, psicóloga forense de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y vicedecana del Colegio de Psicólogos de Madrid; Pilar Rodríguez, psicóloga de la Asociación Mum; Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, y José Andrés Elizaga, director de Comunicación y Relaciones Externas del Grupo Clece.

La periodista de Antena 3 comenzó su intervención recordando a Ana Orantes, asesinada en 1997 a manos de su marido días después de contar en televisión los malos tratos que había sufrido: «Su testimonio fue un punto y aparte en la visualización de la violencia machista y generó la movilización de muchas mujeres y también de los medios», subrayó. En este sentido, recordó que «desde Atresmedia procuramos siempre tratar la violencia de la manera más respetuosa posible, sin amarillismo ni charcos de sangre». Aseguró que uno de los objetivos es cambiar la tendencia informativa: «Hay que poner el foco sobre el agresor, no sobre la víctima». Lo que también implica «dar noticias más positivas, como dar a conocer los centros de acogida existentes o los cursos de formación y ayuda disponibles para las víctimas», añadió.

Gómez coincidió en la necesidad de retirar del foco mediático a la víctima «para que deje de sentirse como tal», sostuvo. Asimismo, hizo hincapié en la necesidad de que los profesionales que trabajen con las víctimas se especialicen: «En los centros de acogida muchos no lo están y, por tanto, no son del todo aptos para afrontar situaciones de tensión o presión». En esta línea, defendió también la importancia de escuchar a la víctima: «La seguimos, pero no la escuchamos, y se la suele tratar partiendo de estereotipos». Por esta razón, argumentó que «es fundamental tener una perspectiva de género lineal y transversal».

Pilar Rodríguez consideró también la transversalidad como necesaria para trabajar con la víctima, que «en muchas ocasiones viene ante nosotros con muchos estereotipos», alertó. En este sentido, explicó que «muchas no se identifican como víctimas, sobre todo, cuando están siendo sometidas a un maltrato sutil y continuado en el tiempo». Algo que, a su juicio, deriva, además, en una somatización: «Por eso, muchas suelen quejarse de continuos dolores de cabeza o contracturas». También mencionó la valoración del riesgo como clave en el trabajo psicológico, ya que la percepción del mismo por parte de la víctima no suele ajustarse al riesgo real. Al respecto, afirmó que las mujeres con hijos son las que se encuentran en una mayor situación de indefensión: «Esto suele generar trauma, lo que vuelve a requerir una especialización del psicólogo», subrayó.

Por su parte, Lorenzo Cooklin manifestó que las campañas de sensibilización deben ir acompañadas desde los distintos sectores por una voluntad de provocar un mayor rechazo social al maltratador. También instó a los colegios a dedicar más tiempo a la formación contra la violencia de género y censuró el hecho de que «los medios no se ajustan del todo a los valores que se han de transmitir a las nuevas generaciones». Habló, además, de la labor social de la Fundación Mutua Madrileña, que incluye la financiación de programas de formación, empleo y empoderamiento: «Recientemente, hemos abierto la Escuela Mutua, donde formamos a víctimas de violencia para que posteriormente pasen a formar parte de nuestra plantilla con un contrato indefinido y con un seguimiento individual durante seis meses para asegurar el éxito de su inserción laboral», explicó.

Esta integración profesional fue también defendida por Elizaga, quien consideró que «es imprescindible para que las víctimas recuperen la autoestima y la independencia económica». En este sentido, sostuvo que «la Administración debe impulsar las condiciones para dicha inserción con bonificaciones a empresas, que, además, deben asegurar, sobre todo a las víctimas que son madres, conciliación y flexibilidad laboral». Asimismo, destacó el esfuerzo que Clece ha hecho en el último año por la integración profesional de estas mujeres a través del «proyecto 139», que surgió el pasado mes de noviembre en los III Premios Compromiso, precisamente dedicados a reconocer iniciativas destacadas en la lucha contra la violencia de género. En esa edición, Clece se comprometió a contratar a 139 víctimas en un año. Una cifra simbólica, pero significativa (hasta entonces tenían 176 mujeres en plantilla), que fue la de candidaturas recibidas en los premios. El proyecto avanza favorablemente y son ya 78 las nuevas contrataciones, más de la mitad.

Por último, respecto a la labor educativa, Gómez sostuvo que no se trata de impartir asignaturas específicas de violencia de género, sino que sean los propios alumnos quienes, coordinados por un adulto, tomen la iniciativa. Lujambio consideró «insuficientes y muy puntuales» las charlas formativas que se imparten en los colegios, mientras que el director general de la Fundación Mutua Madrileña defendió que la formación en violencia de género debería incluirse en los planes de estudio. Rodríguez también abogó por programas continuos, que no sean puntuales, porque «si no, no se interiorizan», argumentó, y también apuntó a la necesidad de un uso responsable de las nuevas tecnologías. Elizaga, por su parte, concluyó destacando la responsabilidad que tienen los padres en la educación.