Sexo e investigación

LabSex: en el laboratorio de Granada donde analizan la sexualidad de los españoles

Así trabajan en este centro de investigación único en el país (solo existen otros cuatro en Europa) donde, a través de prácticas sexuales reales, evalúan el deseo, las fantasías, la satisfacción o el orgasmo en personas voluntarias

Recreación de una de las salas del laboratorio donde se analizan las respuestas sexuales de los voluntarios del estudio
Recreación de una de las salas del laboratorio donde se analizan las respuestas sexuales de los voluntarios del estudioDreamstime

Registran el deseo sexual de los españoles, la excitación, el orgasmo... Y no lo hacen simplemente a través de estudios demoscópicos como podría pensarse de primeras, sino que lo realizan mediante pruebas objetivas, físicas, a voluntarios a través de los cuales se pone negro sobre blanco en todo lo relacionado con la realidad de la sexualidad patria. Y es que suele haber una gran diferencia entre lo que se piensa y lo que se siente. Así lo demuestran sus múltiples estudios realizados durante los más de 10 años que llevan en marcha.

El LabSex UGR, el laboratorio de sexualidad humana de la Universidad de Granada, es el único de España dedicado a esta labor y no solo eso, sino que tan solo hay otros cuatro centros de investigación de este tipo en toda Europa ubicados en Portugal, Países Bajos, República Checa y Bélgica.

En este laboratorio, dirigido por el catedrático de Evaluación Psicológica y Sexualidad Humana Juan Carlos Sierra, no son solo interesantes los resultados que arrojan sus estudios, sino también los innovadores métodos que utilizan para obtenerlos. «En nuestro laboratorio no hay probetas, sino que se trata de un contexto controlado en el que sometemos a los voluntarios a diferentes estímulos para medir su excitación con diferentes fines», relata Sierra a LA RAZÓN.

Para ello cuentan con personas entre 18 y 30 años (son conscientes del margen de error con el que trabajan ya que es difícil someter a este tipo de pruebas a personas de todas las edades) los cuales, después de superar una serie de cuestionarios, pasan a la «sala de estudio». «Es cierto que son pruebas invasivas e íntimas, de ahí la dificultad con la que a veces nos topamos para conseguir personas que se presten. Por ello, la mayoría son jóvenes», dice el catedrático, que lidera a un equipo de una docena de expertos en Psicología y Sexología, y que para quien haber puesto en pie este centro de análisis supone «hacer un sueño realidad». «No era nada sencillo porque se requiere de un contexto muy aislado y esto, en la facultad, era muy complicado», asevera.

También son conscientes de que las personas que se prestan a este tipo de análisis «tienen un perfil bastante marcado sobre su concepto de sexualidad, pero también contamos con ello. Son pequeños sesgos que tenemos en cuenta a la hora de extrapolar los resultados», dicen los investigadores.

Pues bien, los que finalmente llegan a la habitación donde se realiza la medición real de las respuestas a estímulos sexuales, que son el número de mujeres y hombres hasta la fecha, permanecen solos en la sala mientras desde otra contigua, los científicos analizan la respuesta a sus estímulos. Para estas mediciones suministran todo tipo de contenidos y situaciones que sirvan para subir la líbido a los voluntarios y medir así la erección en ellos y el pulso vaginal en ellas.

Los instrumentos de medición

«Para los hombres utilizamos un pletismógrafo peniano, que es una especie de anillo que se coloca sobre el pene y va midiendo su diámetro. Para ellas, un fotopletismógrafo vaginal que registra la respuesta genital. Entiendo que haya gente a la que resulte llamativo que se hagan este tipo de pruebas, pero es la única manera para obtener resultados objetivos, ya que nos hemos dado cuenta de que suele haber bastante disonancia, sobre todo en el caso de las mujeres, entre lo que dicen que está ocurriendo y lo que de verdad ocurre, es decir, entre lo subjetivo y lo objetivo a nivel de excitación», relatan.

Sierra también cuenta que antes de llegar a la fase final del estudio donde se somete al sujeto a los estímulos físicos, se realizan varias pruebas de cribado. «Hay algunos estudios que no necesitamos un perfil concreto, pero en otros sí. De ahí que realicemos selección a través de diversos aspectos psicosexuales. El año pasado buscábamos analizar la conducta relacionada con el machismo sexual y necesitábamos a personas que pensaran que hombres y mujeres deben tener igual libertad sexual y luego a quienes consideraran que alguno de los dos sexos tuviera que tener más libertad. Nos fue muy difícil encontrar mujeres que considerasen que el hombre debe tener mayor libertad que la mujer».

Y entrando ya en materia para conocer los descubrimientos que han conseguido en estos años, el director de LabSex de España relata que hasta ahora han trabajado en tres grandes proyectos de los que ya se han realizado ocho estudios completos y se encuentran en la fase final del noveno.

Uno de sus estudios ha sido validar el sistema de satisfacción sexual. Primero se realizó una encuesta poblacional y luego se completó con las correspondientes pruebas físicas en el laboratorio con los participantes. «Encontramos que a nivel poblacional el dato más relevante es que la satisfacción sexual de los hombres en las relaciones sexuales depende solo de lo que les ocurra a ellos, es decir, cómo ellos están percibiendo el acto. Sin embargo, en el caso de las mujeres esa satisfacción sexual no solo depende de lo que le está ocurriendo a ella a nivel excitación sino también lo que le ocurre a su pareja sexual. En definitiva, ellos son más independientes y ellas dependientes a nivel de satisfacción», puntualiza Sierra.

Fantasías egodistónicas

En el laboratorio también han comprobado que una mayor predisposición a la excitación no conlleva a una mayor satisfacción sexual, pese a que antes de llevarlo al estudio se pensara lo contrario. «Otra variable que hemos analizado es la de cómo funciona la erotofilia, que es un rasgo de personalidad que evalúa la disposición de un individuo para responder a las señales sexuales de una manera positiva o negativa. Hemos descubierto que es algo completamente subjetivo, la gente piensa que una actitud positiva hacia la sexualidad no conlleva a una mayor excitación real durante la práctica de sexo, independientemente de si es hombre o mujer».

Otro de sus descubrimientos ha sido el de la experiencia subjetiva del orgasmo, algo que nadie había realizado hasta el momento. Este estudio hace referencia a la percepción y valoración de las cualidades psicológicas de este componente de la respuesta sexual. «Según un modelo previo existen cuatro dimensiones: la afectiva o sentimientos que acompañan el orgasmo (placer), sensorial o sensaciones físicas (incontrolabilidad), intimidad o aspectos íntimos experimentados (amoroso) y recompensa o efectos gratificantes del orgasmo. Considerando que la experiencia del orgasmo puede variar según el contexto, propusimos validar este modelo multidimensional del orgasmo en el ámbito de la masturbación en solitario. Examinamos las asociaciones entre las cuatro dimensiones del orgasmo experimentado en la masturbación en solitario y diferentes medidas de excitación sexual».

Así, evaluaron la excitación se sexual en un contexto de laboratorio. «Los resultados señalan que en el hombre la relación es tanto objetiva como subjetiva, es decir, a una mayor erección, orgasmos más grandes, mientras que en las mujeres existe una disociación entre lo que dicen, es decir, lo subjetivo, y lo que sienten (objetivo)», apuntan los responsables del estudio.

En el LabSex también han comprobado que ellos tienden a genitalizar la sexualidad y sus orgasmos, mientras que «las mujeres presentan mayores matices de orgasmos» o que los patrones de satisfacción sexual no tienen relación con la orientación sexual sino con el género «ya que a la sociedad se la ha sexualizado por género, no por orientación».

En este momento están trabajando en un nuevo estudio sobre el papel de las fantasías sexuales en el bienestar sexual y el orgasmo: «Hemos lanzado un estudio poblacional para 4.000 adultos de toda España. Queremos establecer un ranking de pensamientos sexuales positivos y negativos. Siempre se habla de fantasía como algo positivo, pero hay quienes experimentan placer con pensamientos egodistónicos, es decir, sobre aquellos sobre los que el sujeto tiene una valoración negativa. En el caso de los hombres, el mayor porcentaje de pensamientos negativos que dan placer a nivel de fantasía es el mantener relaciones contra su orientación sexual. Por ejemplo, un hombre heterosexual con otro hombre y en el caso de las mujeres ese pensamiento es el de la victimización sexual, principalmente el sexo oral».

En cuestión de igualdad, en materia sexual, según los estudios del LabSex, tampoco se ha avanzado demasiado. Mientras que en la franja de edad de mayores de 55 años prácticamente ambos sexos consideran que la libertad sexual debe ser igual para los dos, según se reduce la edad, estas diferencias se acrecientan. Por ejemplo, entre los 26 y los 36 años el 46% de los hombres considera que debe ser favorable a él. Solo ellas, aunque en menor medida que en edades más avanzadas, consideran que, en el sexo, todos somos iguales y debemos de ejercerlo con libertad. Una clara evidencia de que en todo, y en el sexo también, todavía queda un importante trecho que recorrer para conseguir una igualdad real.