Fauna

Las moscas también tienen orgasmos

Por primera vez se demuestra que la cópula produce placer en el reino animal Los machos de Drosophila, especie de mosca de la fruta y protagonistas del estudio, experimentan sensación de recompensa tras eyacular

La duración de su cópula depende de un mecanismo neuronal que controla el tiempo en minutos que merece la pena dedicar a una acción
La duración de su cópula depende de un mecanismo neuronal que controla el tiempo en minutos que merece la pena dedicar a una acciónlarazon

Por primera vez se demuestra que la cópula produce placer en el reino animal Los machos de Drosophila, especie de mosca de la fruta y protagonistas del estudio, experimentan sensación de recompensa tras eyacular.

«Los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen, incluso las pulgas bien educadas lo hacen...» La vieja canción de Cole Porter se refería a enamorarse, pero a nadie se le escapaba que no se refería a un amor platónico, más bien a toda la sensualidad carnal del amor consumado. Ahora, la letra debería añadir un animal. Las moscas lo hacen.

Y es que el modo en el que estos insectos practican el sexo ha sido objeto de un apasionante estudio biológico con un resultado asombroso. Por primera vez en la historia se ha logrado demostrar que la cópula produce placer también en el reino animal. Al menos, se ha demostrado que los machos de Drosophila, una especie muy común de mosca de la fruta, experimentan sensación de recompensa tras eyacular.

Es el fruto de una investigación que ha sido liderada por científicos de la Universidad Bar-Ilan de Israel y para llegar a él se han utilizado las más novedosas tecnologías de optogenética. Esta técnica permite modificar genéticamente un animal de tal manera que sea luego posible activar algunas de sus células mediante la aplicación de un estímulo de luz. Es como si se preparara a los genes para estar atentos en la parrilla de salida hasta que el semáforo verde les dé permiso para iniciar la carrera.

En este caso se eligió un gen de la mosca de la fruta que hace que las neuronas expresen un neuropéptido llamado CZ (de corazonin). Los científicos eran capaces de encender o apagar la expresión de CZ exponiendo a las moscas a una fuente de luz roja. Esta sustancia está relacionada con la eyaculación de las moscas macho. Durante la cópula, CZ regula el momento en el que se produce la salida de líquido seminal.

Los investigadores confinaron a una serie de moscas en un espacio cerrado en el que, en una parte del mismo, se emitía la luz roja que promueve la emisión de CZ. Los machos tenían una fuerte preferencia a permanecer en ese espacio iluminado. Luego se asoció ese espacio a un aroma. Cuando, días después, se volvía a mostrar ese aroma, los machos también se acercaban a él. De alguna manera, habían asociado el aumento de CZ con una experiencia agradable.

Todas las moscas macho que fueron expuestas a la luz roja presentaron mayores cantidades de hormona F, otro neuropéptido que se sabe que activa el sistema de recompensa y placer de muchos animales. De hecho, las cantidades de este neuropétido placentero fueron tan altas como si las moscas acabaran de practicar la cópula con una hembra.

La pregunta que se hacían los científicos parecía morbosa, pero en realidad era una cuestión de vital importancia biológica. Sabemos que los sistemas de recompensa de los animales (incluyendo los humanos) son una herramienta necesaria para sobrevivir. Comer, aparearse, a veces luchar, generan satisfacción de apetitos que impulsan a los individuos a seguir vivos y a esparcir su herencia genética. Pero, ¿qué es lo que convierte en placentero para una mosca macho el acto de procrear? ¿Las acciones que se realizan durante el cortejo, las feromonas que emiten las hembras, el último paso del proceso con la eyaculación?

El hecho de que la activación del neuropéptido CZ (asociado con la eyaculación) coincida con el comportamiento satisfecho de los machos y con el aumento de la hormona del «placer» parece demostrar que es efectivamente la eyaculación lo que genera la experiencia positiva. Las moscas macho tienen orgasmos... a su manera.

Otro hallazgo es aún más intrigante. Cuando un macho ha copulado y después del acto reproductivo tiene la opción de elegir entre libar de un líquido alimenticio puro y otro con alcohol, siempre prefiere el puro. Pero cuando un macho modificado genéticamente para activar con luz su sistema de recompensa tenía que elegir, elegía el alcohol. Esta preferencia se perdía cuando eran expuestos a la luz roja. De alguna manera, la satisfacción sexual excluye en las moscas la búsqueda de otra fuente de recompensa. La reminiscencia de un orgasmo aleja a los insectos del alcohol.

Las redes de recompensa neuronal están muy arraigadas evolutivamente en todos los animales. Su acción permite la supervivencia de la especie. En los humanos, el consumo de drogas activa las mismas redes de recompensa neuronal que las que se activan naturalmente. Por eso son tan adictivas y por eso se usan modelos de laboratorio como las moscas para entender mejor estas respuestas en busca de una curación para las adicciones humanas. El estudio con moscas puede ayudar mucho en este sentido. Aunque su resultado más llamativo haya sido este: por primera vez la ciencia demuestra que los animales macho como la mosca de la fruta sienten placer al eyacular... Ellos también lo hacen.