Papel
«Llevo un año y medio recibiendo amenazas de muerte por ser gay»
F. P. / Estudiante de 18 años acosado por su condición sexual
F. P. empezó a recibir amenazas a través de Twitter cuando era menor de edad. La excusa para tales muestras de odio e ignorancia: su orientación sexual. Tenía 17 años, pero «no quise denunciar para evitar que mis padres se preocupasen», reconoce a este periódico. Cómo para no hacerlo. Póngase un segundo en el lugar de sus progenitores, ¿qué pensaría si a su hijo alguien que no conoce le dice: «Te voy a pegar cuatro tiros y el remate final en la cabeza», o «Como te vea te ahorcaré de una grúa...»? Frustración, dolor, miedo... Pero si su hijo, además, le dice que no es una persona ni dos, sino que las amenazas podrían ser de varios sujetos vinculados a grupos neonazis, le temblarían hasta las pestañas.
«Hace un par de semanas se repitió y decidí tomar acciones. Se lo dije a mis padres, y lo denuncié a la Policía Nacional y ante la Fiscalía de Valencia. En total, presenté 13 tuits en los que durante un año y medio se me ha amenazado de muerte». Los perfiles de algunos de los usuarios que le intimidaron han sido suspendidos en este tiempo, pero las amenazas han continuado directa e indirectamente. «Algunos dicen que me van a matar sin citar mi perfil. Me enteré de casualidad. A raíz de un comentario que puse en la red, mi perfil fue difundido entre el colectivo homófobo». Así, el usuario @BorjitaAHTR88 preguntó en su perfil poniendo la foto de F. P.: «Saco la pipa o a puñetazos?». «A puñetazos –le respondió otro usuario–, que pegarle tiros no tiene emoción...».
«Antes, estos comentarios me afectaban, pero ya no. Hay mucha gente que me apoya y me anima. No quiero que esto quede impune, porque le puede pasar a otras personas», explica.
F. P. ha sacado fuerzas de donde puede, pero reconoce que «me da miedo toparme con nazis por la calle en Valencia y que, tras reconocerme, quieran cumplir sus amenazas». No es para menos. Han llegado a decirle: «Vamos a por ti maricón de mierda. Te vamos a meter los bates...» y todo ello acabando con un saludo nazi en pleno siglo XXI.
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