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Los agentes encubiertos on-line, a un paso de poder actuar en la red
La reforma de la ley de enjuiciamiento criminal, aprobada recientemente por el Pleno del Congreso y que todavía tiene que pasar el trámite del Senado, reflejará una novedad que puede ser crucial en la lucha contra la pederastia y la pedofilia en internet. Se trata de la aprobación de la figura del agente encubierto en el ciberespacio. Como explica Ricardo Magaz, presidente de la Sociedad Científica Española de Criminología, se trata de una figura compleja. «Estos agentes deben ser funcionarios de la Policía Judicial, y es el Ministerio del Interior el que debe autorizar esa identidad supuesta, que deberá ser revalidada por periodos. Y, cada poco tiempo, deben informar al juez del avance de sus investigaciones», afirma. Sin embargo, «no estamos ante agentes con licencia para todo. No pueden inducir a un delito, o proponer un delito que no estuviera en marcha». Un ejemplo: no está legitimado para enviar fotos ilícitas para que el delincuente «caiga».
En el momento en el que se dé luz verde a la reforma, podrán «navegar por internet, por ejemplo, haciéndose pasar por un pedófilo propiamente dicho. Y, cuando tengan que comparecer en un juicio e informar de sus investigaciones, podrán hacerlo bajo esa identidad supuesta».
Hay que tener en cuenta que, hasta ahora, la legislación vigente –la 5/1999– no contemplaba la figura del agente encubierto on-line, pues fue redactada en un momento en el que el ciberespacio daba sus primeros pasos. No sólo los legisladores no podían figurarse entonces que internet podría constituir en un futuro el escondrijo de todo tipo de delincuentes; tampoco podían aventurar que, además, existirían redes encriptadas –lo que se conoce como internet profunda– que tanto dificultan las investigaciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Entonces, ¿cómo se ha realizado habitualmente este tipo de operaciones? Magaz explica que las autoridades han utilizado confidentes también para estas redadas on-line. Sin embargo, el criminólogo señala un problema que entorpece el consiguiente juicio. «Hay una diferencia notable. El confidente no es un agente de la autoridad, mientras que el agente encubierto sí lo es. Y cuando acaba su trabajo, lo judicializa en un atestado. Es importante a la hora de que pueda comparecer y declarar en un juicio con todas las garantías».
En una operación llevada a cabo el pasado enero por Interpol y en la que participó la Policía Nacional, los agentes explicaban que gracias a la aprobación de esta reforma podrían, por ejemplo, hacerse pasar por menores en internet. Tal y como ocurre con los agentes encubiertos que luchan contra el narcotráfico. Mientras, en países como EE UU, las autoridades pueden proceder de esta forma, bien haciéndose pasar por una víctima potencial, bien por una persona interesada en adquirir pornografía infantil. «Eso nos permitiría mejorar el rastreo y las investigaciones», afirmaron entonces fuentes de la Policía Nacional a este periódico.
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