Accidente Espeleólogos en Marruecos

Los golpes en la caída no causaron la muerte al espeleólogo

Sólo pudo fallecer por ahogamiento o hipotermia, lo que corrobora la versión de su compañero

Compañeros del inspector de policía José Antonio Martínez trasladan a hombros sus restos mortales en el cementerio de San José de Granada
Compañeros del inspector de policía José Antonio Martínez trasladan a hombros sus restos mortales en el cementerio de San José de Granadalarazon

Las causas de la muerte del espeleólogo José Antonio Martínez en el cañón de Ouandrás van despejándose. El resultado preliminar de la autopsia, practicada ayer en el Instituto de Medicina Legal de Granada, ha descartado que Martínez, de 41 años y miembro de la Policía Nacional, perdiera la vida como consecuencia de la caída. Así, las heridas del montañero, que sufrió una contusión en la cabeza –que le ocasionó una brecha– y la fractura de una pierna, no revisitieron suficiente gravedad como para perder la vida, según informaron a Efe desde su entorno familiar. En todo caso, no será hasta dentro de dos meses cuando se obtengan los resultados definitivos de la autopsia.

Este informe preliminar no ha sorprendido a los compañeros del espeleólogo, que comparecieron el pasado jueves junto a Juan Bolívar, único superviviente de la expedición accidentada, para dar su versión de los hechos. Tal como relataron, al bajar uno de los dos gendarmes y tirar de la cuerda, la camilla en la que iba Martínez acabó en una catarata. El gendarme salió del agua, pero el montañero permaneció allí, «con la cabeza fuera» durante toda una noche. «¡Que me ahogo!», le oyó gritar Bolívar. Según contó el superviviente, el gendarme era incapaz de sacar al herido tirando de la camilla con su propio pulso. Tras esta versión, sólo se presentan dos posibles causas del fallecimiento: el ahogamiento o la hipotermia. «Es evidente que, cuando te dejan a bajas temperaturas, el cuerpo pierde calor hasta que deja de funcionar», señalaba a este diario Juan Rengel, compañero de los fallecidos.

«En unas horas se suele finalizar una autopsia siempre que no se tengan que hacer análisis macroscópicos como los que se exigen para este caso», afirma el experto en Medicina Forense, Miguel Lorente. «Con estos estudios no sólo se busca saber de qué murió, sino cuáles fueron las circunstancias por las que falleció». El forense explica que, como se baraja una muerte por posible sumersión, «se han recogido muestras del pulmón y de la sangre en busca de diatomeas y depende del número que encuentren y de si, además, se localiza un edema en el pulmón y sangre muy fluida», podrían concluir que la persona se ahogó. Sin embargo, este estudio lleva varias semanas, aunque las muestras ya se hayan trasladado al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Sevilla. Lorente también sostiene que «se podría dar el caso de que varios factores influyeran simultáneamente y que, por tanto, no exista una causa inmediata, sino varias fundamentales que hayan coincidido en el tiempo». El experto indica que, a las dificultades propias de una segunda autopsia, se suma que el cuerpo, como marca la normativa internacional de repatriación de un cadáver, éste viene embalsamado, una circunstancia que tampoco ayuda a agilizar el proceso.

Manuel Avellanas es coordinador de la Unidad Funcional de Congelaciones del Hospital General San Jorge de Huesca y miembro de la Fundación IO. Trabaja con los heridos en la montaña y asegura que «los accidentes en los medios hostiles como la espeleología en barrancos o en alta montaña, por muy leves que sean, se pueden complicar muchísimo debido a las condiciones ambientales de frío y humedad. Y un accidente de espeleología, aunque sea un traumatismo simple de una pierna o brazo, le puede llevar a una muerte por hipotermia. Para evitarla, hay que estar equipado adecuadamente y establecer dentro de la cueva o barranco el llamado «punto caliente» o «punto de supervivencia» donde instalar a la víctima de la forma más confortable posible y proporcionarle los primeros auxilios hasta la llegada del rescate». Y es que como apuntan los compañeros de Martínez, estos cuidados se los suministró Bolívar. Él mismo recuerda cómo «estuvo durante cinco días a su lado, hablando con él». El jueves afirmó cómo le tuvo que quitar la ropa de abrigo al fallecido, Gustavo Virués, para dársela al herido. Y es que Avellanas insiste en que «si la persona está inmóvil en una camilla y dentro del agua puede fallecer por ahogamiento, hipotermia o ambas cosas».

Habrá medidas judiciales

Según informa Efe, la familia de José Antonio Martínez emprenderá acciones judiciales contra Marruecos tras lo ocurrido, uniéndose, de esta manera, a las medidas que tomará el club de espeleología Ilíberis. Estas medidas, tal como anunció el portavoz del club, José Morilla, se llevarán a cabo por lo que se considera «un asesinato por la negligencia de Marruecos, por su prepotencia de querer presumir ante el mundo entero que ellos podían hacer el rescate y por la torpeza del Gobierno de España de creerse lo que le decían y no poner los medios necesarios para paliar la situación». Antonio Martín, tío del fallecido, por su parte, no culpa a los gendarmes marroquíes, sino a «aquéllos que no permitieron que entrasen expertos a la zona».