Industria de Moda
Los hombres del siglo XXI no dan la talla
1.700 españoles son escaneados para actualizar sus medidas. El aumento de la altura y la mejor alimentación invalidan los tallajes vigentes
Redondos, con barriguita, espigados, cachas, delgados, marcados... Y podríamos seguir con muchos más calificativos para describir la forma masculina que cada día se pasea por las calles españolas. En las tiendas, sin embargo, las tallas no han cambiado desde los años 70. Es más, «se mantiene la misma morfología desde el 72, nos basamos en el tallaje de la mili, aunque cada empresa ha intentado adaptarse a los cambios de los últimos 40 años», explica Ángel Asensio, presidente de la Federación Española de Empresas de Confección (Fedecon). Su asociación es una de las principales impulsoras del programa que ha puesto en marcha el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), que desde principios de año recorre nuestra geografía para medir a los hombres españoles. Su meta es adaptar las tallas de la ropa a la fisonomía del hombre de hoy, desde los 12 hasta los 70 años. Reclutan en cada provincia distintos perfiles para completar un número redondo: 1.700, con el que comprenden que se podrá crear un modelo medio del «españolito» actual. «Hasta febrero-marzo del próximo año, no tendremos datos concretos porque aún nos queda medir a adolescentes de entre 12 y 18 años y al grupo de mayores de 50. Hasta ahora llevamos 1.200 análisis», afirma Marta Valero, coordinadora de Sizing Sudoe, el proyecto europeo dentro del que se enmarca la participación española y que busca homogeneizar las tallas en toda la Unión Europea. El proceso es muy sencillo: han instalado varias cabinas de medición en diferentes centros –estos días están instalados en el Colegio Lasalle Sagrado Corazón de Madrid– donde se escanea a cada participante en 3D. Cuatro láseres barren en 15 segundos su cuerpo y obtiene 130 medidas de la persona escaneada.
«Como vimos con la mujer en 2008, la población va evolucionando y ahora –asegura Valera–, tendemos a los extremos». Los hombres son gordos o delgados, el termino medio se ha difuminado. Hasta ahora, «cada fabricante nos habíamos adaptado al perfil de usuario al que nos dirigimos, pero creemos que es necesario una guía general, sobre todo por el auge del comercio on-line. Buscamos algo parecido a lo que se hizo con el calzado hace unos años, para que quien compre una 38 en España también lo pueda hacer en Francia», sostienen desde la industria textil. «Los clientes son más altos, más delgados y más estilizados», insiste Asensio. Los datos que busca el centro valenciano no sólo servirán en el patronaje, gracias a las diferentes posturas que se pueden medir con el escáner de 3D, «también obtendremos datos para mejorar el diseño de muebles, de los automóviles e, incluso, de las sillas de ruedas», afirman desde el Instituto de Biomecánica.
Sólo hace falta observar a las nuevas generaciones y escuchar los comentarios de los mayores que sufrieron la posguerra para concluir que, por lo menos, los españoles somos ahora más altos. Así lo concluyó un estudio del CSIC que incrementaba en cuatro centímetros la media de altura de los españoles. La buena alimentación ha sido una de las claves y por su cuidado ya no sólo se preocupan las mujeres, «cada vez más hombres acuden a consulta por problemas de sobrepeso o por el mero culto al cuerpo. El metrosexual masculino es asiduo en las consultas de nutrición y tenemos claro que la morfología masculina ha cambiado», sostiene Giusseppe Russolillon, presidente de la Fundación Española de Dietistas y Nutricionistas. «El deporte y la dieta forman parte del nuevo ritmo de vida de los hombres», añade.
La moda, a través de sus pasarelas, también es un reflejo de los cambios morfológicos y cómo no, del perfil masculino más «in» y el que ya está «out». «El hombre cachas ya no se lleva, sólo Versace mantiene a los musculados en los desfiles», afirma Jesús Cicero, de «GQ». De acuerdo con él, «más que el ancho de cintura o de espalda en lo que deben actualizarse los patrones es en el largo de las prendas. Ahora hay menos bajitos, pero ni mangas, ni cuellos de camisa deberían modificarse». Para el experto, el hombre al que se imita «es más lánguido, espigado, más fibroso».
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