España

Los hospitales del infierno

Dos centros públicos británicos, denunciados por maltratar a varios pacientes, en su mayoría ancianos. Uno de ellos falleció por inanición

El Hospital Alexandra , en el interior de Gran Bretaña, ha enviado cartas de disculpa a numerosos pacientes
El Hospital Alexandra , en el interior de Gran Bretaña, ha enviado cartas de disculpa a numerosos pacienteslarazon

«Sacadme de este agujero infernal» fue una de las últimas frases que pronunció Colin White, un pensionista de 73 años que estuvo ingresado en el Hospital Alexandra, en la localidad de Redditch, cerca de Birmingham, en el interior de Gran Bretaña. Las personas que debían velar por su salud no le daban comida ni bebida de forma asidua. Es más, le dejaban la bandeja fuera de su alcance para que no pudiera alimentarse.

Colin es uno de los 38 casos que ayer, el diario «The Sunday Times» sacó a la luz para denunciar el maltrato al que fueron sometidos numerosos pacientes –la mayoría de edad avanzada– a lo largo de nueve años. Desde 2002 hasta 2011. Las denuncias también incluyen otro centro hospitalario de gestión pública, el Hospital General de Sandwell, en la misma zona. Sólo un año antes, el servicio de inspección de Sanidad, que en el país anglosajón trabaja bajo el nombre de Comisión de la Calidad del Cuidado (CQC, Care Quality Commission), realizó un informe que respalda estas denuncias. Confirma que el trato a las personas mayores había incumplido la Ley. Kim, la hija de Colin, explica al diario británico la forma de actuar de las que debían cuidar a su padre. Cuando la enfermera veía que el anciano no había comido nada –no alcanzaba a coger la bandeja–, le decía: «¿No tienes hambre hoy?» y le recogía el plato sin esperar a que el anciano le respondiera. Sufría un cuadro de confusión y, por tanto, no reaccionaba con rapidez.

Uno de los casos más dramáticos es el que padeció un hombre de 84 años que ingresó en el centro en junio de 2009, después de sufrir una caída. Los médicos determinaron que debían ayudarle con la alimentación porque sólo era capaz de digerir alimentos específicos. A pesar de la imposición del facultativo, el anciano murió dos meses más tarde. «Este suceso entra dentro de lo que se denomina maltrato institucional. Está claro que, al no ser un caso aislado, se demuestra que han fallado todos los controles porque en los registros deberían clasificarse los incidentes que se han producido con los pacientes que no comían», explica la gerontóloga María Dolores Ortiz.

El catálogo de negligencias que la denuncia de estos familiares ha descubierto es como adentrarse en el túnel del terror. A una antigua enfermera, Patricia Bridle, la humillaron durante meses. Poco después de que entrara en el Hospital Alexandra, los responsables de su cuidado la dejaron durante once semanas tumbada en la misma cama. Su hijo Peter pidió a sus enfermeras que la ayudaran a bañarse, pero ellas se limitaron a decirle que estaban muy ocupadas. Una caída le había provocado una parálisis en la mitad de su cuerpo y por eso no podía valerse por sí misma. La anciana, de 86 años, tuvo que esperar once semanas para asearse. «Mi madre no quería que fuéramos a visitarla al hospital porque se avergonzaba de sí misma. Se sentía humillada por estar tumbada encima de su propia suciedad», asegura Peter Bridle. Siete días después de su primer baño, Peter cambió a su madre de centro. Allí sufrió un ataque epiléptico y falleció una semana después. Desde entonces, Peter ha recibido varias cartas de disculpas del hospital en el que se maltrató a su madre. También le ofrecieron dinero como compensación, pero él mantiene su postura: «El personal del hospital no la pudo tratar con menor respeto. Infringieron algo tan elemental como los derechos humanos». La gerontóloga se sorprende con los casos que, de acuerdo con «The Sunday Telegraph», se sucedieron en el centro público. «La mala fama la suelen tener las residencias de ancianos pero, como refleja la noticia, los hospitales no están tan especializados en atención geriátrica y gerontológica. No saben diferencias la demencia, los cambios posturales se cuidan menos... Por eso es imprescindible que existan unidades especializadas en este colectivo, al igual que no nos planteamos que un hospital no tenga unidad pediátrica».

Deshidratados

Lo que ocurría en el Hospital Alexandra no pasaba del todo desapercibido ya que, a finales del 2009, los médicos se vieron forzados a prescribir agua para sus pacientes. Muchos presentaban graves síntomas de deshidratación. Laurence Hodges, de 73 años, es uno de estos enfermos. Su esposa, Patricia, denuncia, en las páginas del medio británico, que le dejaron hambriento y deshidratado durante varios días. No podía moverse después de sufrir un infarto y gritaba de dolor cada vez que le intentaban levantar de su cama. Así, en un intento de los sanitarios de elevarle con un montacargas, le rompieron algunas costillas. Después de que Patricia pidiera insistentemente, a lo largo de 15 días, que le cambiaran de centro, sólo un día después de que lo consiguiera, murió. La denuncia de todas estas vejaciones ha conmocionado a toda la sociedad británica. Así, Jeremy Hunt, el secretario de Estado de Salud mostró su repulsa: «Estoy muy disgustado por lo que han tenido que pasar las familias de estos pacientes». Aseguró que se tomarán medidas.