Asuntos sociales

Los otros niños robados

Alberto Encinas lleva 2.462 días sin tener a su hija a pesar de ostentar la patria potestad y la guarda y custodia en exclusiva. Demanda al Ejecutivo que actúe para que el Gobierno polaco retorne a la menor. Advierte de que estaría dispuesto a llevar a España a los tribunales si en una semana no toman medidas. Solo en Polonia hay 11 casos más.

Alberto Encinas, ayer, en Madrid, tras entregar la carta de denuncia a tres ministerios. Foto: Connie G. Santos
Alberto Encinas, ayer, en Madrid, tras entregar la carta de denuncia a tres ministerios. Foto: Connie G. Santoslarazon

Alberto Encinas lleva 2.462 días sin tener a su hija a pesar de ostentar la patria potestad y la guarda y custodia en exclusiva.

El 31 de diciembre de 2011, Alberto Encinas tenía que haber visto a su hija Olivia. Su madre, Katarzyna Agata Hlond, nunca la trajo de vuelta. Se la llevó a Polonia con la excusa de ver a la familia materna. En aquella época, ambos progenitores tenían la custodia compartida de Olivia ratificada por un juez. Ella le pidió llevársela unos días antes con la promesa de traerla a España el 31. Ese día comenzó la pesadilla para Alberto, su hermana, la abuela paterna... Han transcurrido casi siete años y este padre sigue sin poder ver a su pequeña, a pesar de tener la patria postestad en exclusiva así como la guarda y custodia, a pesar de que tanto los tribunales españoles como los polacos le dan la razón y de que hay una orden de Interpol para la detención de la madre y la búsqueda de la menor. A pesar de todo ello, Olivia sigue en Polonia. Y ya son 2.462 días sin que la menor, de nacionalidad española, regrese a nuestro país; tiempo más que suficiente para que las autoridades hubieran actuado. Máxime cuando la abuela paterna en un encuentro grabado con la materna, se enteró de que Olivia, que ahora tiene diez años, empezó a hablar hace uno, cuando en Mallorca, su tierra natal, hablaba. Por todo ello, Alberto, acompañado de su abogada Maite Rojas, entregó ayer una carta al Ministerio de Asuntos Exteriores, al de Interior, a Justicia y a la Delegación de Gobierno en la que urge al Ejecutivo a la rápida búsqueda de la niña y entrega a su padre, así como la detención de la madre. «Si en el plazo máximo de una semana, no se realizan las intervenciones necesarias, no tendremos más remedio que denunciar, una querella por vía criminal, a España por inacción y vulneración de los derechos de un menor», precisa la letrada.

«Dada la situación de gravedad en la que se encuentra mi hija, que está escondida, sin amigos y dado que hace dos años ya le comunicamos a los citados ministerios así como al Defensor del Pueblo esta situación nos vemos con la obligación de denunciar a España por abandono de sus nacionales si no adoptan medidas de extraordinaria urgencia. Las autoridades españolas tienen obligación de denunciar a Polonia por estos hechos y aún no lo han hecho», explicó Alberto, que recordó que la Policía ha formulado varias quejas por vía Interpol a la Policía de Polonia por no cumplir las órdenes de búsqueda y detención existentes. «No es que quiera denunciar a España, es que el caso de mi hija por la vía judicial está completamente agotado».

La última vez que Alberto la vio fue «en junio de 2013, justo antes de que el Tribunal polaco fallase que Olivia debía regresar a España». Desde entonces, no ha vuelto a ver a su pequeña y eso que ha ido ya en 20 ocasiones al país del que es natural la madre para buscarla.

«Necesito ver cómo está Olivia y ayudarla. Es un crimen lo que están haciendo. ¿Cómo puede ser que mi hija que se la llevó de Mallorca hablando haya vuelto a empezar a hablar hace solo un año? ¿Cómo puede ser que tenga tres años de retraso escolar y no se haga nada?», afirma Encinas. Preguntado sobre qué le diría a su hija el día que pueda estar con ella, explica que «estoy convencido de que al igual que yo la llevo en el corazón ella a mí también. Creo que no me saldrían muchas palabras. No le hablaría mal de su mamá, solo quiero que regrese y saber que está bien». De hecho, Alberto asegura que si la madre «colabora en la restitución de mi hija a España, y digo España porque en Polonia no hay garantías visto lo visto, estaría de acuerto en quitar la detención de la madre de Olivia». El problema, hace hincapié, es que mientras Polonia está protegiendo a sus nacionales en España no se hace lo mismo. La Embajada española en Varsovia necesita que las autoridades españolas le den las herramientas para poder actuar».

Alberto no es el único progenitor español en esta situación. Solo en Polonia hay «12 casos. De nuestro colectivo son cinco padres y hay otros siete más», denuncia a este periódico Javier Somoza, portavoz del Colectivo Contra la Sustracción Parental y de la Asociación Niños Sin Derechos.

Somoza nos pone en contacto con Enric Sorribes. «En 2016, la madre se llevó a nuestra niña a Polonia por un fallo de la justicia española. Tenía prohibición de salida y las autoridades españoles le dieron el DNI de Daniela a la madre», explica. En este caso la patria potestad «la tenemos los dos. La custodia la tiene ella y yo pedí el cambio de custodia. Lo solicité en la Haya donde se supone que te contestan a las seis semanas y yo llevo ya dos años esperando». En el caso de Enric, al menos puede ir a verla. «Voy una vez al mes». La pequeña, que el 6 de noviembre cumple siete años, no nació en Polonia, sino en Murcia y tiene nacionalidad española.

Juan Carlos y Raúl son dos progenitores en una situación similar. Se encuentran ahora mismo en Polonia buscando a sus hijos. Somoza nos explica que Raúl «es el papá de Amaya, que acaba de cumplir dos años. Está sustraída en Polonia. Su madre la arrancó literalmente de los brazos de su abuela paterna en Guadalajara. Los tribunales polacos, como en el caso de Alberto, le dieron la razón, pero sin embargo no se ejecuta esa orden de restitución, incluso ocultan a la niña para que el padre no pueda verla». «La ex pareja de Juan Carlos, ciudadano español de origen ecuatoriano, se llevó a su niño a Polonia el pasado mes de febrero y no se lo dejaba ni siquiera ver hasta que desde España y aplicando el protocolo judicial, empezamos a meter presión a la madre. Él tiene la guarda y custodia, y ha sido reconocida por los Tribunales polacos, pero como siempre ocurre con Polonia, la ejecución de esta sentencia no se produce y el niño no retorna. Aunque al menos puede verlo».

La lista sigue. Javier nos pide no dar sus nombres ni sus iniciales dado que tienen miedo a ser chantajeados si dan eco a su caso. Entre ellos hay un bebé de solo seis meses, uno de poco más de un año, dos menores de cinco años, un menor de siete años y dos niños secuestrados por su madre a pesar de que el padre español ha ganado todo judicialmente.

Y eso solo en Polonia. «Desde diciembre de 2010 hasta la actualidad hay 2.405 niños sustraídos. Rusia es donde más. En este país desde 1995 hasta hoy se reclaman 109 niños sustraídos».