Educación

«Los padres están encantados porque sus hijos no son un número más»

Así lo afirma Lydia Jiménez, presidenta del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Ávila y Directora General de las Cruzadas de Santa María

Lydia Jiménez destaca el compromiso de la UCAV con las personas con menos recursos / Cristina Bejarano
Lydia Jiménez destaca el compromiso de la UCAV con las personas con menos recursos / Cristina Bejaranolarazon

Así lo afirma Lydia Jiménez, presidenta del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Ávila y Directora General de las Cruzadas de Santa María.

La Universidad Católica de Ávila (UCAV) apuesta por la excelencia. La gestiona la Fundación Tellamar y la presidenta de su Consejo Directivo es Lydia Jiménez. El curso pasado, el centro tuvo más de 6.000 alumnos matriculados y su claustro de profesores sumaba casi 350 profesionales. «Queremos expresar nuestra gratitud a LA RAZÓN. Nuestra Escuela de Verano, que ahora será de Otoño, es una referencia dentro y fuera de España. En Suramérica la siguen con mucho interés», dice Jiménez en una conversación con este periódico en la sede madrileña de las Cruzadas de Santa María, entidad de la que también es directora general.

¿En qué consiste el compromiso de la UCAV con los más desfavorecidos?

Tenemos ayudas sociales para las personas que por su situación económica no pueden acceder a un centro privado como la Universidad Católica de Ávila. Buscamos que las familias con rentas bajas se sientan favorecidas y puedan acceder al mismo tipo de educación que otras con más recursos. El último curso invertimos en esto casi un millón de euros. También ofrecemos descuentos por convenios y reducciones en las tasas para personas en situaciones especiales. Todas son compatibles con las becas públicas de la Junta de Castilla y León y del Ministerio de Educación. La UCAV también tiene en cuenta a las familias numerosas, a las que tienen un miembro con alguna discapacidad o a las que han matriculado a dos o más estudiantes aquí.

Miran cada caso de forma personal.

Por supuesto. El trato es muy personalizado ya que no es una universidad masificada. Lo que sí puedo decir es que los padres están encantados porque saben que sus hijos no son un número más. Están muy atendidos por los tutores.

También cuidan mucho de los deportistas.

Es otra de las características de la universidad. Los socios y los hijos de socios de los clubes deportivos de la provincia con los tenemos convenio pueden beneficiarse de precios especiales, ayudas y becas. Lo mismo que los miembros de asociaciones culturales, de carácter asistencial, de servicios sociales y de las fuerzas y cuerpos de seguridad. En la actualidad, colaboramos con unos 30 clubes.

¿Cuántos alumnos se benefician de estas ayudas?

No tengo el número exacto, pero quizás más del 50 por ciento entra dentro de esos baremos.

Es una forma de mostrar su compromiso con la región.

Tenemos alumnos de otros puntos de España. Hemos ido creando diferentes acciones en las que cada día ponemos toda nuestra ilusión y empeño para conseguir una sociedad mejor. La formación va más allá del periodo universitario: también está la pre universitaria –el programa de bachillerato de investigación y excelencia y la relación con los colegios– y la formación post universitaria para mayores de 50 años que impartimos a través del Programa Interuniversitario de la Experiencia de Arévalo.

También con acciones de voluntariado.

Una parte muy importante de nuestra actividad es la acción pastoral y el compromiso social. Los alumnos realizan actividades de voluntariado durante todo el año, aunque con más intensidad durante el verano. En esa época hacen colaboraciones fuera de España, en concreto con universidades de Sudamérica. Los que más colaboran son los alumnos de la rama de Sanidad –Fisioterapia y Enfermería– . El objetivo es dar una formación integral a los estudiantes.

Entonces la UCAV no solo ofrece formación en el terreno profesional.

Por supuesto. Los estudiantes que participan en tareas de voluntariado en verano –este año han sido en Chile y en Perú– tienen formación durante todo el año porque no se trata solo de impartir conocimientos y transmitir habilidades: tienen que saber acercarse a los demás, tener un trato adecuado, saber adaptarse a otras culturas. Todo eso no se improvisa. Como es propio de una universidad católica, no es solo un trabajo asistencial, sino que es una labor de promoción humana y evangelizadora.

¿En qué consiste esa misión evangelizadora?

Cuidamos mucho nuestra identidad católica y lo hacemos siguiendo las directrices que marca la Iglesia. En concreto, las del «Ex Corde Ecclesiae» –«Desde el Corazón de la Iglesia»–, un documento de Juan Pablo II de 1990 que es una carta magna de las universidades católicas. La Conferencia Episcopal ha adaptado esas normas generales a nuestra realidad nacional y siempre estamos muy atentos. Por supuesto, procuramos que todos los documentos pontificios sean explicados a los alumnos y a los profesores. También llevamos a cabo esta tarea a través del Instituto Berit de la Familia: la familia es fundamental en la sociedad, es el seno matriz en el que la persona empieza a adquirir los valores que le van a guiar toda su vida. La familia no se improvisa. Los alumnos se forman para ser excelentes juristas, pero casi no se les prepara para esa gran empresa que es hacer una familia. A través de este Instituto procuramos proporcionar a los alumnos los elementos que les ayuden a ser responsables. También tenemos una cátedra de Estudios sobre la Mujer: la UCAV promueve desde un sano feminismo que la mujer y el hombre son iguales, no idénticos. Cada uno tiene sus roles, pero es necesario que la mujer tenga un espacio importante y que se le preste atención.

También realizan peregrinaciones a Tierra Santa.

Sí, también hay otras actividades de evangelización más espirituales. La universidad proporciona una ayuda económica a los profesores para que no les sea gravoso hacer ese viaje.

También cuidan mucho de su claustro docente.

Los profesores hacen la universidad. Los alumnos van pasando, pero ellos se quedan. Tenemos un excelente claustro de profesores y de personal de administración y servicios. Son excelentes porque tienen un gran sentido de pertenencia que les motiva; para ellos la universidad no es solo una empresa, sino que la ven como algo suyo, como una familia. No solo están comprometidos con la transmisión de conocimientos, sino también con los valores que hacen a los alumnos competentes en lo intelectual y en lo personal.

Los alumnos también se benefician de sus convenios con empresas de la región.

Por supuesto. Tenemos convenios con asociaciones de Ávila que gestionamos a través de Ucavila social, una iniciativa colaborativa y solidaria por la que los alumnos financian proyectos y colaboran como voluntarios en asociaciones. En la actualidad, tenemos 12 en marcha. En concreto, le damos mucha importancia a lo sanitario y a la atención a los sectores con necesidades más importantes.

¿Cuál es la tasa de empleabilidad de los alumnos?

Del 94 por ciento: nuestros alumnos encuentran trabajo de inmediato. Una escuela de Magisterio adscrita a la universidad recibe peticiones constantemente para emplear a los recién titulados. Gran parte de los 6.500 alumnos que estudian con nosotros lo hacen mediante con metodología online porque muchos están trabajando a la vez. Esta tasa de empleabilidad se debe también a la gran demanda de titulados en Enfermería y Fisioterapia. No quiero pecar de falta de modestia, pero hemos conseguido que la escuela sea muy reconocida.

Incluso pueden dedicarse a la investigación dentro de la propia universidad.

Sí, pero no son muchos los que se quedan. Los jóvenes quieren terminar sus estudios y conseguir un trabajo. Tratamos de motivar mucho a los alumnos que tienen un alto nivel intelectual, una capacidad más notable y que han rendido mejor en los estudios para que hagan doctorado y que de esa manera se vinculen a la universidad. Pero muchos quieren salir de inmediato al mercado laboral.

¿Por dónde pasa el futuro?

Somos ambiciosos. Recientemente se ha constituido una facultad de Ciencias de la Salud que incluye los títulos de Psicología, Enfermería, Fisioterapia y un máster de Bioética. Ahora queremos incorporar una facultad de Ciencias del Deporte. También afrontamos con mucha ilusión el reto de tener una facultad de Medicina. Por otro lado, queremos invertir más fondos, aunque no contamos con muchos porque no tenemos ayudas estatales, para que nuestros profesores puedan dedicarse a la investigación: facilitarles hacer salidas a otras universidades y estancias fuera. Nos ilusiona que sus carreras sean cada vez más brillantes.