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Los «piratas» se llevan el 10% de los clientes sin pagar los 150.000 euros de la licencia

En sólo tres meses, los profesionales de Barcelona han perdido entre un 5 y un 10% de la clientela por el intrusismo de aplicaciones como Uber

BERLÍN. Cerca de un millar de taxis se congregaron cerca del Estadio Olímpico
BERLÍN. Cerca de un millar de taxis se congregaron cerca del Estadio Olímpicolarazon

Londres, Berlín, París, Madrid, Barcelona... Miles de profesionales del taxi se unieron ayer en media Europa para ponerse en huelga contra el intrusismo y la «ilegalidad» de aplicaciones de teléfonos móviles como Uber, convertidas en su principal competencia. Y no es para menos, teniendo en cuenta que en menos de tres meses, desde que irrumpieron aplicaciones como ésta, los taxistas de Barcelona han perdido entre un 5% y un 10% de su clientela, según las estimaciones del sindicato del Taxi de Cataluña. «Si no somos capaces de frenarlo, la situación irá a peor y el sector se verá abocado a su desaparición», auguraba ayer José María Sánchez, secretario general del sindicato. Lo que parece claro es que los taxistas están dispuestos a paralizar el transporte de las grandes ciudades europeas el tiempo que sea necesario «para evitar la ruina del sector». «Vamos a ir a muerte y quien va a perder es la ciudad porque, si es necesario, van a tener que sacar a la gente en helicóptero», alertaba Sánchez.

Y es que convertirse en taxista sale hasta 150.000 euros más caro que a un conductor «ilegal». Para empezar, es necesario disponer de una licencia BTP, que habilita para conducir taxis, ambulancias y coches de Policía. Después se precisa lo que se conoce como la «credencial del taxista», para lo que es necesario acudir a una academia durante aproximadamente seis meses en la que formarse sobre la reglamentación del taxi, aprender las calles de la ciudad, las tarifas.... El precio de este «máster» del taxi oscila entre los 800 y los 1.000 euros. «Las tasas de entrada suponen unos 300 euros; después, hay que sumar entre 15 y 20 clases prácticas que cuestan 30 euros cada una», explica Jesús Fernández, vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi. Suma y sigue. Una vez conseguida esta habilitación se puede trabajar como asalariado o bien comprar una licencia de algún otro taxista que se jubile. Como explica Fernández, los conductores de Uber trabajan como si contaran con una licencia que, en realidad, no tienen. En este caso, el desembolso oscila entre los 130.000 y los 170.000 euros. Por ejemplo, en el caso de Madrid, «el Ayuntamiento lleva mucho tiempo sin administrar licencias y, por tanto, se pueden comprar a otros taxistas». De hecho, se producen entre 800 y 900 rotaciones de licencia al año sólo en la capital.

Además está el vehículo: otros 20.000 de media. Y entre los impuestos por transferencia de licencia, revisiones y matriculaciones, habría que añadir otros 3.000 euros. Aún hay más. Los profesionales del sector están obligados a disponer de un seguro de responsabilidad ilimitada que supone un coste de unos mil euros anuales. Con toda esta lista de gastos, arrancar un taxi para una persona que empieza supone un desembolso de aproximadamente 150.000 euros en cursos e impuestos y en 180.000 si sumamos el coste del vehículo. De hecho, cualquier taxista sabe que los 70 primeros euros de caja que haga al día son para pagar impuestos y gasolina; el resto es ganancia.

Fernández recuerda que Uber ha realizado recientemente una ampliación de capital, y actualmente, cuenta con un fondo de inversión de 20.000 millones de euros, unos 14.800 millones de euros. «¿Por qué no compran todas las licencias?», se pregunta con ironía. A día de hoy, el vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi asegura que «se ha detenido y multado» ya a cuatro conductores de Uber en Barcelona, de momento única ciudad de nuestro país en la que la «app» opera. Con todo, fuentes de la Generalitat aseguran que se ha iniciado el «proceso sancionador» por el cual tres conductores y la propia empresa se enfrentan a 6.000 euros de multa cada uno. Además, se sigue investigando para dar con más infractores. Las mismas fuentes aseguran que se han iniciado «contactos» con la empresa estadounidense, aunque parece ser que sólo para solicitar la documentación necesaria para la apertura del expediente.

Toda la polémica le ha servido a Uber para «hacer su agosto» en pleno mes de junio. Aprovechando las protestas en Barcelona, la empresa anunció descuentos del 50%. Algo que también ha hecho en otras ciudades europeas: en Londres y París ofrecían incluso transporte gratuito. Y como era de prever, la «app» ha pasado a liderar las descargas en nuestro país dentro de su categoría. Mientras, en Barcelona, unos 4.000 taxistas participaron en alguna de las dos manifestaciones convocadas en Plaza de Cataluña y en la estación de Sants. En esta última, y como hicieron sus compañeros en otras capitales, sesenta taxis avanzaron en tráfico lento, lo que ha provocado retenciones. Por otro lado, las acciones de algunos piquetes alteraron el servicio de taxi en lugares como el aeropuerto, la propia estación de Sants y, en general, en el centro de la Ciudad Condal. En cuanto a la huelga de 24 horas de Madrid, los organizadores destacaron que su seguimiento alcanzó el «cien por cien». De hecho, zonas como el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid- Barajas estaban desiertas.

Ya en el plano político, la ministra de Fomento, Ana Pastor, se refirió ayer a la polémica y pidió a la Unión Europea que aborde los nuevos sistemas de intermediación de transporte a fin de establecer una acción común, pues las nuevas tecnologías son globales. Así, pidió al Comisario Europeo de Transporte, Siim Kallas, y a la Comisaria de Agenda Digital, Neelie Kroes –firme defensora estos días de plataformas como Uber– , que estos nuevos sistemas se traten en el seno de la UE.