Aborto

Los rescatadores de Michelle: «Fui a abortar pero un ángel me esperaba en la puerta»

Los voluntarios de la Escuela de Rescatadores Juan Pablo II han evitado 2.900 muertes de niños. Su misión: hacer ver a las mujeres que acuden a las clínicas abortistas que «la vida siempre es la mejor apuesta». Luchan para que en España el aborto sea ilegal

Michelle Ortiz acudió a una clínica abortista presionada por su entorno, pero fue «rescatada» por la asociación provida Más Futuro/ Foto: Cipriano Pastrano
Michelle Ortiz acudió a una clínica abortista presionada por su entorno, pero fue «rescatada» por la asociación provida Más Futuro/ Foto: Cipriano Pastranolarazon

Los voluntarios de la Escuela de Rescatadores Juan Pablo II han evitado 2.900 muertes de niños. Su misión: hacer ver a las mujeres que acuden a las clínicas abortistas que «la vida siempre es la mejor apuesta». Luchan para que en España el aborto sea ilegal

Ocurrió en septiembre de 2014. Con tan sólo 19 años, Michelle acudió acompañada de su amiga a la clínica Dator, en Madrid, para poner fin a su embarazo. Nadie le preguntó su opinión. Cuando comunicó en casa su estado, su madre no le dio más opción que abortar: «Te va a destrozar la vida, ya somos muchos, no podemos con más». Esas palabras se le quedaron grabadas a fuego, más cuando meses antes fue Michelle quién le apoyó cuando apareció ella con la misma situación. «Mi madre nos dijo que estaba embarazada cuando ya éramos tres hermanos y con una situación económica muy precaria. Pese a todo, le apoyé y le aseguré que podríamos con todo». «Me dolió que ella, que acababa de pasar por lo mismo, no se pusiera en mi lugar», recuerda.

Con su novio las cosas fueron incluso peor. «Me pidió que no lo tuviera, que no le obligara a ser padre, que le iba a arruinar la vida». Michelle se sentía acorralada, «la presión era tanta» que acudió al médico para iniciar los trámites de interrupción del embarazo.

«En el hospital tampoco me preguntaron qué quería hacer, me lo dieron todo hecho», reconoce. Así que cuando llegó el día se presentó ante la clínica Dator –uno de los ocho centros abortistas de Madrid– con una amiga que poco antes había pasado por el mismo trago. Pero Michelle tuvo la suerte de encontrarse a un «ángel» en la puerta. «Marta se acercó a mí y solo me preguntó qué es lo que necesitaba para no abortar. Al oírlo rompí a llorar». «Mi hija ahora tienen un nombre y es gracias a ella».

Marta Velarde es una de las 900 «rescatadoras» que hay en activo en la asociación Más Futuro. Su misión: hacer ver a las mujeres que se acercan a los «abortorios» que la vida siempre es la mejor apuesta y conseguir que desistan. Tiempo después de fundar esta organización vio la necesidad de encontrar a jóvenes que siguieran con su legado y así nació la Escuela de Rescatadores Juan Pablo II. El rescate de Paula, la hija de Michelle, es solo uno de los 2.900 que han conseguido desde su fundación en 2012. «Ella se enfrentó a todo su entorno y a su madre, que le llegó a echar de casa. Pero gracias a su fortaleza interior y a nuestra ayuda conseguió sacar a su hija adelante y terminar su grado de Estética». Porque desde Más Futuro no se limitan a los «rescates». Consideran que la ayuda a estas mujeres debe ser continuada y «de por vida». Así, tras estudiar cada caso, hacen un perfil de la «rescatada» y le ofrecen una asistencia personalizada dependiendo de si sus necesidades son económicas, laborales, familiares...

La tarea de los rescatadores es incesante. No hay vacaciones y no se descansa los fines de semana. De hecho, ayer, pese a ser sábado, Marta madrugó para plantarse ante la puerta de la clínica abortista El Bosque junto con otros dos jóvenes voluntarios –«La mayoría no supera la treintena», comenta orgullosa– y evitar muertes. Cada vez que no lo consigue se le queda un regusto amargo que no puede disimular: «Hoy hemos tenido un caso que se me va a quedar grabado mucho tiempo», dice apesadumbrada. El de una joven de nacionalidad china que acudió acompañada de su hermana, de 12 años, a pedir información para someterse a un aborto. «Al salir, hemos conseguido hablar con ella y le hemos preguntado el por qué». «Trabajo en una clínica de estética, me han ofertado una operación para septiembre y si me quedo embarazada no me la hacen». Una respuesta que les ha dejado en shock y «con el corazón totalmente helado».

Ser rescatador no es una tarea fácil. Han sufrido agresiones, insultos y humillaciones al tener que identificarse día sí y día también ante la Policía. Eso por no contar con el desgaste emocional. «Hoy, la voluntaria más jóven de 28 años no ha aguantado el llanto cuando ha visto entrar a otra de su misma edad con lágrimas en los ojos y con el padre agarrándola por el brazo», comenta Marta, su mentora.

«Ha logrado establecer una conversación con ella y la conexión ha sido tal que la aspirante a rescatadora no ha podido contener el llanto. Y eso está prohibisimo», afirma su entrenadora. Velarde les enseña sobre el terreno. Se colocan a 20 o 25 metros de la clínica y alecciona a sus jóvenes alumnos: «Lo esencial es saber escuchar y no avasallar. Si no consigues empatía con la mujer, debes tener la humildad de dejar paso a otro compañero. Y, sobre todo, borrar todas las ideas preconcebidas que se tengan del aborto».

Velerde, desde su experiencia, afirma que en la mayoría de los casos ya no se toma la decisión de interrumpir el embarazo por motivos económicos, sino porque es «una práctica legal considerada correcta». Ahora lo que nos argumentan es «mi cuerpo es mío y hago lo que quiero». Aunque, reconoce, el 90% de las chicas que acuden a los «abortorios nos escuchan». «Suelen ser los acompañantes los que las presionan».

Lo acontecido en Argentina con la Ley del Aborto supone un impulso a la lucha de los rescatadores de la Escuela Juan Pablo II. «En España sale gratis porque el aborto es un derecho. Al igual que hay derecho a la Educación, hay derecho para abortar», asegura su fundadora. Por eso, «queremos que aquí, directamente, se ilegalice. No queremos ninguna ley de plazos ni de supuestos. No estamos a favor de ningún tipo de aborto, no nos vale ninguna excusa», apostilla.

En la asociación Más Futuro, además, tienen en marcha otras dos vías de acción. Por un lado, el Proyecto Juntos, una iniciativa que promueve la reunificación familiar, «ya sea de madres a hijos con el tema de la conciliación; como de pareja, para ayudarles a que el hogar se mantenga unido, o con otros familiares», detallan.

Y, por ortro lado, el Proyecto Caminando, para ayudar a las mujeres que ya han abortado, «porque después de eso no queda rastro, se creen que se quitan un problema y lo que les queda es otro muy gordo de por vida». De hecho, pese a que reconocen que ser «rescatador «es una tarea complicada, nada comparado con la atención a estas chicas, «que sufren graves secuelas». «Debo decir que en el grupo que tratamos hay un alto riesgo de suicidio», advierte Verlarde.

Más Futuro es una asociación provida católica pero entre sus miembros «hay algunos que no lo son». «Gracias a nosotros algunos se han acercado a Dios y otros muchos han cambiado su perspectiva sobre la realidad que suponeel aborto», apunta. Entre ellos, muchos periodistas y algún político «que nos han acompañado a los rescates y tras ver ''in situ'' nuestra labor han decidido sumarse al sí a la vida».