Demografía

Madrid es ya la región más longeva de toda Europa

La esperanza de vida en la comunidad alcanza los 85,2 años, más que en Trento e Ile de France. En el mundo, es hoy 6,2 años mayor que en 1990, pese al azote pandémico

Familias con niños en el parque del Retiro
Familias con niños en el parque del RetiroJesús G. FeriaLa Razón

Si usted vive en la Comunidad de Madrid, se encuentra en uno de los rincones más longevos del mundo. Según los últimos datos de Eurostat, Madrid es la región europea con mayor esperanza de vida al nacer (85,2 años), seguida de la provincia italiana de Trento (84,4), de Ile de France (84,1), de Estocolmo (84,0) y de la Comunidad Foral de Navarra (83,9).

El análisis concluye que la esperanza de vida en Europa ha aumentado en 0,5 años desde 2021 y se encuentra ahora en una media de 80,6 años, algo por debajo de los 81,3 años que supusieron el récord de longevidad en el Viejo Continente, en 2019. El impacto de la pandemia sobre la salud de los europeos aún no se ha compensado del todo.

El informe de Eurostat coincide con la publicación, la pasada semana, del último estudio sobre la carga global de enfermedades y la longevidad mundial en «The Lancet», y que también es revelador. Según la prestigiosa revista médica, el mundo es hoy 6,2 años más viejo que en 1990 y se sitúa en 73,16 años de media. Ese es el tiempo que ha aumentado la esperanza de vida al nacer si sumamos la situación de todos los países del planeta. En las últimas tres décadas, se ha experimentado una considerable reducción de las muertes producidas por todas las enfermedades que tradicionalmente producen más decesos: diarrea, infecciones respiratorias, ictus y patologías isquémicas coronarias. De hecho, el aumento de la esperanza de vida habría sido muy superior si no hubiera existido la pandemia de Covid-19, que ralentizó severamente la mejora en los índices generales de mortalidad.

A pesar de ello, la región que engloba el sur y el este de Asia y Oceanía se ha convertido en el pedazo del planeta con mayor ganancia neta de años de vida desde 1990 (8,3 años). En esa área, la mejora ha venido de la mano de un descenso considerable en la mortalidad por cáncer, ictus y enfermedades respiratorias. Además, las draconianas medidas de contención contra la covid experimentadas en Asia ayudaron a contener el efecto de la pandemia.

De hecho, el estudio, avalado por el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington y financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, revela que el impacto de la Covid-19 en la salud global ha alterado radicalmente las cinco causas principales de mortalidad en las últimas décadas. El asesino principal desde 1990 (el ictus) ha sido desplazado al segundo lugar por las enfermedades respiratorias derivadas de la pandemia.

La lista de enfermedades mortales más relevantes la completan ahora la isquemia coronaria, la enfermedad obstructiva pulmonar crónica (EPOC) y las infecciones del tracto respiratorio inferior. Todas ellas matan hoy menos personas que en 1990, con reducciones globales que van desde el 2,4 hasta el 9 por 100.

Sin embargo, el aumento de las muertes por covid, sobre todo en Europa, África y América, ha supuesto una merma global de la esperanza de vida en 1,6 años. Es decir, de no haberse producido la expansión del virus, la longevidad en las últimas décadas no habría mejorado 6,2 años, sino 7,8.

Uno de los terrenos en los que la ciencia médica ha propiciado una mejora más espectacular es en la lucha contra la diarrea y el tifus. Los esfuerzos realizados para reducir el impacto de estos verdaderos asesinos en los países más pobres han contribuido a añadir 1,1 años a la esperanza de vida global. El control de las infecciones diarreicas (sobre todo las provocadas por el consumo de aguas en mal estado) ha sido espectacular en el sur de Asia y África Subsahariana, donde se han llegado a añadir más de 10 años a la esperanza de vida local.

Otra enfermedad que ha experimentado una evolución sorprendente es la isquemia coronaria. De hecho, la mortalidad global por este mal se ha reducido en un 31,5 por 100 desde 1990. Podría decirse que el tópico de las tres «ces» mortales (cáncer, corazón y carretera) se desvanece. Hoy, las grandes amenazas están en el cerebro y los pulmones. De hecho, el impacto de las enfermedades respiratorias derivadas de la pandemia en algunas regiones ha sido demoledor. En Iberoamérica y el Caribe se han perdido 3,6 años de vida por su culpa.

Vistos los resultados del informe, parece claro que el estado sanitario global del planeta no ha dejado de mejorar, que la lucha contra las enfermedades del corazón y contra el cáncer da resultado, pero que la Covid-19 ha supuesto un auténtico mazazo sobre la población mundial, solo mitigado, en parte, en aquellas regiones que fueron más exigentes en la toma de medidas de confinamiento agresivas.