Sociedad

Más del 80% de las mujeres ha sufrido tocamientos no consentidos al salir de fiesta a lo largo de su vida

Una de cada cinco mujeres ha sido violada con o sin fuerza a lo largo de su vida, según el “Informe Noctámbul@s”

Varios jóvenes de fiesta, en una discoteca, antes de marzo
Varios jóvenes de fiesta, en una discoteca, antes de marzolarazon

Una de cada cinco mujeres ha sido violada con o sin fuerza a lo largo de su vida y el 50% ha sufrido algún tipo de violencia al volver a casa en transporte público, según el “Informe Noctámbul@s”

“No” es “no”. Un mensaje que parece no querer entender una parte de la sociedad. El quinto informe “Noctámbul@s” revela unos datos alarmantes. Según este estudio presentado hoy por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), “el 97% de las mujeres encuestadas ha sufrido algún tipo de violencia sexual por parte de hombres en contextos de ocio nocturno a lo largo de su vida”. En concreto, el 97,1% de ellas asegura haber sufrido comentarios incómodos de índole sexual por parte de varones. Adicionalmente, un 29% han recibido esos comentarios de otras mujeres, aunque de forma menos frecuente. Además, el 81,4% de las mujeres asegura haber padecido tocamientos no consentidos por parte de hombres en entornos de fiesta a lo largo de su vida, y una cuarta parte de ellas aseguran que los sufren “siempre” o “muy a menudo” cuando salen. Asimismo, un 44,7% asevera haber sido acorralada por hombres: el 22,3% lo ha sufrido con alguna frecuencia o a menudo y el 22,4% de manera puntual.

En cuanto a las agresiones sexuales con penetración, una de cada cinco mujeres afirma en la encuesta haber sufrido una violación, con o sin uso de fuerza física a lo largo de su vida en espacios de ocio.

La percepción de las encuestadas es que, en estas situaciones extremas, en el 38% de los casos su agresor había consumido “mucho”. En cuanto a la valoración sobre el estado en el que estaban ellas, el 8% reconoció que había consumido mucho y que no tenían capacidad de reacción, en un 37% que habían consumido mucho pero que creían tener capacidad de reacción y el 55% restante, había consumido poco o nada.

Respecto a los espacios en los que se producen violencias sexuales, el estudio afirma que las encuestadas identificó en primer lugar, con un 78%, que la fiesta era un espacio totalmente expuesto a estas situaciones; a esta cifra le sigue de los momentos posteriores a la fiesta, vivido en un 63% como tiempo y espacio donde se dan violencias. En tercer lugar, el 62% afirma haber sufrido alguna vez algún tipo de agresión sexista en el espacio público, especialmente transitándolo sola.

El 50% de las mujeres afirma haber vivido alguna situación de violencia sexual en el transporte público, a pesar de ser un servicio municipal gestionado por los ayuntamientos y otras administraciones. Y, en último lugar, el 32,5% de las mujeres recibieron violencia a través de las redes sociales en el contexto de ocio nocturno y consumos”.

El estudio también destaca que “las mujeres desarrollan estrategias de autocontrol de su consumo de drogas para evitar sufrir violencias sexuales o ser responsabilizadas por ello”. De modo que las mujeres intentan controlar un consumo excesivo de drogas en mayor medida que los varones, y limitan su libertad de acción para evitar sufrir violencias sexuales.

Otras ideas importantes relacionadas con el consumo que refleja este estudio es que “un 18% de los hombres encuestados afirmó que había invitado a consumir alguna droga a otra persona (no burundanga) con la finalidad de acabar teniendo relaciones sexuales”. En cambio, “sólo un 6% de mujeres dijo haber realizado esta práctica”.

Desde el Observatorio Noctámbul@s concluyen que “podemos afirmar que la violencia sexual no tiene fronteras de edad. Para mejorar la percepción de seguridad de los espacios de ocio nocturno, estos tienen que dar cabida a una mayor diversidad de personas y prácticas”.

El proyecto de este observatorio, iniciado por la Fundación Salud y Comunidad en 2013, está financiado por el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad con la perspectiva de género como eje central del análisis.