Reducción del daño
Médicos reclaman un cambio en las políticas contra el tabaquismo
La tasa apenas ha variado desde que se firmó el Convenio Marco del Control del Tabaco de la OMS, hace 20 años
Este año se cumple el 20 aniversario de la aprobación del Convenio Marco del Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el número de fumadores a nivel global se mantiene en las mismas cifras que entonces, rondando los 1.000 millones de personas. «Si no se hace nada, la cifra anual de 7,69 millones de muertes y 200 millones de años de vida perdidos por enfermedades atribuibles al tabaquismo aumentará en las próximas décadas», advertía el Estudio de la Carga Mundial de Enfermedades (GBD) publicado en 2021 en la revista The Lancet. Además, a este ritmo, la Unión Europea (UE) tampoco conseguirá su objetivo de ser libre de humo en 2040. Médicos y científicos de toda Europa han expuesto las principales grietas que tiene el enfoque de la OMS y la regulación de múltiples países, incluido España, para resolver el problema del tabaquismo durante una conferencia organizada por el Parlamento Europeo.
En su intervención, el portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo y cirujano oncológico del Hospital Gómez Ulla, Fernando Fernández Bueno, explicó que, desde su aprobación en 2003, el Convenio Marco, firmado por 177 países con el objetivo de reducir el número de fumadores a nivel global, no ha tenido en cuenta las estrategias de reducción del daño que pasan por integrar las alternativas hasta un 95% menos dañinas que el cigarro (cigarrillos electrónicos, dispositivos de calentamiento de tabaco o bolsitas de nicotina, entre otras) en las políticas antitabaco, pese a que ya en 1997 expertos de la ONU recomendaron un enfoque para la lucha contra el tabaquismo basado en tres pilares: prevención, cesación y reducción del daño.
Científicos y médicos piden en el Parlamento Europeo que se cambie el enfoque regulatorio
Como resultado, el número de fumadores se mantiene casi al mismo nivel que hace dos décadas. «Por este motivo, es urgente salir del estancamiento en el que nos encontramos. La OMS tiene la obligación de hacerlo mejor y de ayudar a las partes a implementar estrategias de reducción del daño con la mayor urgencia» para reducir el número de fumadores, pidió el portavoz de la Plataforma. «Tenemos que luchar contra el tabaco, pero en España y en casi todo el mundo están enfocando el problema en los nuevos productos menos dañinos, mientras lo que está matando a la gente es el cigarro tradicional. Alrededor de 7,7 millones de personas mueren al año por enfermedades relacionadas con el tabaco. Las alternativas menos dañinas pueden mejorar su salud y prevenir las muertes prematuras», añadió.
De hecho, los países que en lugar de implantar políticas basadas en la demonización de alternativas menos dañinas han optado por informar a sus ciudadanos sobre estas opciones y les han aplicado una tributación más laxa que al cigarrillo convencional, han logrado reducir considerablemente su tasa de fumadores. Ejemplos de ello son Reino Unido, con los vapeadores, y sobre todo Suecia, que se ha coronado como el primer país del mundo libre de humo, al alcanzar una tasa de tabaquismo inferior al 5% de la población, frente al 23% de media que registra la UE. Este hito lo ha conseguido gracias a la implantación de estrategias de reducción del daño y a la popularización del snus, un producto autóctono de tabaco sin humo en formato húmedo y pasteurizado, que se coloca debajo del labio para administrar nicotina a través de las encías.
Defienden la eficacia de las alternativas menos dañinas y piden una tributación más laxa
Heino Stöver, profesor de la cátedra de investigación en ciencias sociales sobre adicciones en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Fráncfort, expuso que el 95% de los intentos de dejar de fumar fracasan en menos de un año cuando no cuentan con un programa de apoyo. Además, muchos fumadores no recurren a las alternativas menos dañinas porque creen que tienen el mismo impacto en la salud que el cigarro. «Por lo tanto, para bajar la tasa de fumadores necesitamos destinar recursos a políticas para reducir el tabaquismo y diversificar las estrategias, apostando por las alternativas que reducen el daño, imponiéndoles un tributación acorde a su menor impacto en la salud y educando a los consumidores en base a evidencias científicas para que tomen decisiones informadas», reclamó.
En cuanto a la tributación, insistió en que «si gravamos las cigarrillos electrónicos y otras alternativas menos dañinas de la misma manera que los cigarrillos tradicionales no ayudamos a impulsar el cambio». En este sentido también se expresó la eurodiputada Radka Maxová, quien señaló que la regulación y tributación debería basarse en evidencias científicas y ser proporcional según el riesgo asociado a cada producto.
✕
Accede a tu cuenta para comentar