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Un oso polar en el Ártico
Un oso polar en el Árticolarazon

Con el lema «Lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico», científicos de Estados Unidos urgieron este jueves a los políticos a que presten atención al deshielo del Polo Norte por las amenazas que supone el cambio climático para la seguridad y salud global, informa Efe.

Científicos de todo EEUU acudieron a la Academia Nacional de las Ciencias (NAS, en sus siglas en inglés) en Washington para celebrar el «Día del Ártico Importa» (»Artic Matters Day»), una jornada maratoniana de conferencias, discusiones y proyecciones.

Físicos, biólogos y ambientalistas compartieron los descubrimientos más recientes en un congreso abierto al público, ya que concienciar a los ciudadanos del problema era una de las metas del evento, financiado por las Naciones Unidas, así como por la NAS y la Comisión de Investigación del Ártico de EEUU.

Urgir a los gobiernos a tomar medidas efectivas contra el cambio climático, tales como la apuesta por las energías renovables o la inversión en investigación, constituyó otro de los principales objetivos de la jornada.

Se trataba de «llevar la ciencia a los legisladores» y buscar «un encuentro con los gobiernos», en palabras del doctor Max Holmes, del centro de investigación Woods Hole, en Massachusetts.

Bajo la gran cúpula de la Academia, legisladores y políticos se mezclaron con miembros de la Marina, estudiantes de grado y de posgrado, viajeros, profesionales del turismo, ecologistas y simples ciudadanos preocupados por el planeta.

Las aproximaciones al Ártico fueron distintas pero el objetivo era el mismo: responder a la pregunta «¿por qué debería preocuparme por el Ártico?».

Las respuestas fueron variadas: desde problemas como la subida del nivel del mar, el incremento de las temperaturas o la extinción de algunas especies animales y vegetales, hasta amenazas de amplío alcance, como la seguridad nacional o la salud pública.

Los desajustes climáticos y los desastres naturales, como las grandes nevadas de otoño en el norte de EEUU, la sequía de California o el huracán «Sandy» que golpeó en 2012 el país, son causados por el cambio climático, explicó la doctora Jennifer Francis, de la Rutgers University de Nueva Jersey.

«El calentamiento global produce el descenso de las temperaturas», comentó Francis a la audiencia, ya que, por paradójico que parezca, el deshielo del Ártico altera los flujos que modulan la temperatura y, como consecuencia, se extreman los climas.

No se trata de predicciones de científicos encerrados en sus despachos, sino del estudio empírico de profesionales tan aclamados como el doctor Richard Alley, de la Universidad del Estado de Pensilvania, uno de esos profesores que se calza botas y se hunde en la nieve hasta la cintura.

Con anécdotas propias y diapositivas con gráficos de colores, Alley ilustró una suerte de resumen de sus más de 260 estudios publicados.

El experto explicó, por ejemplo, que el deshielo del Ártico entre 2003 y 2008 ha contribuido en 1,3 milímetros -más de un 40%- a la subida total del nivel del mar que se ha observado cada año.

El Departamento de Comercio de EEUU confirmó hace unos días que 2015 fue el segundo año más cálido de la historia, desde que se tienen registros oficiales.

«Las predicciones que son científicamente probables pueden ser un poco menos graves, un poco más graves o mucho más graves. Pero les aseguro que nunca serán mucho menos graves. Este será un invierno interesante», bromeó Alley.

La celebración del evento en Washington, al que acudieron más de 400 personas, es especialmente significativa este año, ya que Estados Unidos preside entre 2015 y 2017 el Consejo del Ártico.

El Consejo es un fórum intergubernamental en el que están representados ocho países (Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y EEUU).

Las prioridades de la presidencia de EEUU incluyen «hacer frente a los efectos del cambio climático, la seguridad en el Océano Ártico y su administración, y la mejora de las condiciones económicas y de vida para los pueblos del Ártico», según el Departamento de Estado. EFE