Filipinas

El tiburón que azota a sus víctimas para matarlas

Un estudio registra y describe por primera vez esta peculiar técnica de caza desarrollada por los tiburones azotadores, que pueden tumbar con su cola a siete sardinas a la vez

El tiburón que azota a sus víctimas para matarlas
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Al tiburón azotador no se le llama de esa forma por ninguna razón. Sin embargo, como en casi todo lo relacionado con la ciencia, una cosa es suponerlo, otra verlo, otra atestiguarlo y otra bien distinta documentarlo y describirlo correctamente. Gracias a un estudio que se publica hoy sabemos que este peculiar tiburón ha evolucionado hasta alcanzar una brillante técnica de caza frente a los escurridizos bancos de peces: aturdirlos a coletazos. La técnica está tan depurada que se han llegado a filmar latigazos dignos del mejor Indiana Jones: siete sardinas al buche tras un único golpe de aleta.

"Creo que este comportamiento se desarrolló al mismo tiempo que la morfología del tiburón, su alargada aleta-cola, como una medida de adaptación para cazar presas en bancos", explica el principal investigador del estudio, Simon Oliver, fundador del proyecto para el estudio y la conservación de estos animales situado en Filipinas, ya que están amenazados de extinción como muchas especies de tiburones. En aquel archipiélago del Pacífico, junto a la Isla Pescador, los investigadores estuvieron filmando a estos tiburones zorro -nombre más común- y sus destrezas en la caza. Lograron registrar hasta 25 eventos válidos (ver vídeo) para medir y clasificar esta inusual capacidad depredadora, que también se ha registrado en orcas y delfines, pero sólo en esta especie de tiburones.

Un espectacular ataque

De lo que no hay precedentes es de su particular técnica, que se realiza en cuatro fases según los investigadores: aproximación, ataque, recuperación y recolección. El ataque es espectacular: después de acercarse al banco de sardinas acelerando de forma vertiginosa, frena violentamente cerrando delante de sí sus aletas pectorales para que la inercia le ayude a alzar violentamente, por encima de la cabeza, su aleta posterior. Con ella, de hasta tres metros de largo, atiza con fuerza contra el banco de peces con una certeza formidable: de media consigue noquear a 3,6 sardinas por ataque. En el ataque menos productivo, consiguió dos piezas; en el mejor de todos, siete sardinas de un golpe.

El latigazo que asesta alcanza una media de 57 kilómetros por hora, aunque se llegó a registrar un coletazo a más de 78 km/h. "Algunas sardinas mueren instantáneamente por el impacto con la cola, otras resultan mutiladas o aturdidas por las ondas de choque asociadas a este gesto", explica Oliver, que trabaja para la Universidad de Liverpool. También se observaron latigazos espontáneos hacia los lados con desiguales resultados.

"No estoy seguro de si esta estrategia da a los tiburones zorro (Alopias pelagicus) una ventaja sobre otros depredadores. Sin embargo, estos coletazos parece ser una técnica muy eficaz para cazar presas en bancos de peces, ya que les permite conseguir más de una presa por cada ataque", asegura Oliver, convencido de que los grandes depredadores del océano se ven obligados a inventar innumerables formas de caza para adaptarse a las evolucionadas técnicas de evasión de sus presas.

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