Ciencias naturales
Hormigas que fabrican antibióticos
Un estudio basado en estos insectos abre la vía a crear nuevos fármacos que puedan usarse en humanos
Las hormigas, como los humanos, lidian con la enfermedad; por lo que, para tratar con las bacterias que causan algunas de estas enfermedades, algunas hormigas producen sus propios antibióticos. Un nuevo estudio comparativo identificó algunas especies de hormigas que hacen uso de potentes agentes antimicrobianos, pero descubrió que el 40 por ciento de las especies de hormigas analizadas no parecía producir antibióticos.
Este trabajo tiene aplicaciones relacionadas con la búsqueda de nuevos antibióticos que puedan usarse en humanos. «Estos hallazgos sugieren que las hormigas podrían ser una fuente futura de nuevos antibióticos para combatir las enfermedades humanas», dice el autor principal del estudio, Clint Penick, profesor asistente de investigación en la Universidad Estatal de Arizona y exinvestigador postdoctoral de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Estados Unidos, informa Europa Press.
«Una especie que observamos, la hormiga ladrona (’Solenopsis molesta’), tenía el efecto antibiótico más potente de todas las especies que probamos, y hasta ahora, nadie había demostrado que utilizaran antimicrobianos», dice Adrian Smith, co-investigador y profesor asistente de investigación de Ciencias Biológicas en ‘NC State’ y director del Laboratorio de Investigación de Evolución de la Biología y Conducta del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte.
Para este estudio, los investigadores probaron las propiedades antimicrobianas asociadas con 20 especies de hormigas mediante el uso de un disolvente para eliminar todas las sustancias en la superficie del cuerpo de cada hormiga. La solución resultante se introdujo luego en una suspensión bacteriana y el crecimiento de las bacterias en la suspensión se comparó luego con el crecimiento de bacterias en un grupo de control.
Si las bacterias en un líquido que contenía una solución de hormiga crecieron menos que el grupo de control, eso significaba que un agente antimicrobiano estaba trabajando. Por ejemplo, la suspensión que contiene compuestos de hormigas ladronas no mostró crecimiento bacteriano en absoluto.
Los investigadores encontraron que 12 de las 20 especies de hormigas tenían algún tipo de agente antimicrobiano en sus exoesqueletos, incluidas algunas especies, como la hormiga ladrona, que no se había demostrado previamente que lo hicieran. Pero ocho de las especies de hormigas parecían no usar antibióticos en absoluto o, al menos, cualquier antimicrobiano en sus exoesqueletos fue ineficaz contra la bacteria utilizada en el estudio. «Encontrar una especie que contenga un poderoso agente antimicrobiano es una buena noticia para quienes estén interesados en hallar nuevos agentes antibióticos que puedan ayudar a los humanos --dice Smith--. Pero el hecho de que tantas especies de hormigas parecen tener poca o ninguna defensa química contra los patógenos microbianos también es importante».
Eso es porque se ha creído que la mayoría de las especies de hormigas, si no todas, llevan agentes antimicrobianos; pero este trabajo indica que la sabiduría convencional es incorrecta. «Pensamos que todas las especies de hormigas producirían al menos algún tipo de antimicrobiano --dice Penick--. En cambio, parece que muchas especies han encontrado formas alternativas de prevenir infecciones que no dependen de químicos antimicrobianos». «El hecho de que no todas las hormigas usan antimicrobianos resalta la importancia de refinar nuestra búsqueda de especies que en realidad son prometedoras para la investigación biomédica --dice Smith--. Por ejemplo, la hormiga ladrona está estrechamente relacionada con la hormiga de fuego roja importada (’Solenopsis invicta’), que es bien conocida por las propiedades antimicrobianas de su veneno. Pero en nuestro estudio, encontramos que la hormiga ladrona era incluso más efectiva contra las bacterias que la hormiga de fuego. Puede haber otras especies en el mismo género que vale la pena estudiar por su potencia antimicrobiana».
Los investigadores advierten que este estudio es un primer paso, pero que este trabajo tiene limitaciones. Por ejemplo, los investigadores utilizaron solo un agente bacteriano en sus pruebas, lo que significa que no está claro cómo se comportaría cada especie contra otras bacterias. «Los próximos pasos incluyen probar especies de hormigas contra otras bacterias, determinar qué sustancias producen los efectos antibióticos y si las hormigas las producen u obtenerlas en otro lugar, y explorar qué estrategias alternativas usan las hormigas para defenderse contra los patógenos bacterianos», concluye Smith. EP
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