Ciencia

Las madres pitones no descuidan a sus crías recién nacidas

Hasta ahora, se pensaba que las pitones sudafricanas son animales fríos que no se preocupan por su progenie una vez que ponen los huevos. Pero esta especie el cuidado maternal se prolonga dos semanas después de la eclosión de los huevos, lo que supone incluso un gran coste físico para las madres

Crías de pitones tomando el sol en su nido
Crías de pitones tomando el sol en su nidolarazon

La vida en familia y el cuidado parental son conductas que normalmente se asocian más a mamíferos y aves, pero no a serpientes. O eso es lo que se creía, debido a la falta de estudios sobre estos reptiles.

Tras siete años de intenso trabajo, Graham Alexander, un investigador de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), demuestra ahora que las pitones sudafricanas hembras (Python natalensis) no solo incuban sus huevos, sino que también permanecen junto al nido, cuidando de sus crías durante las dos semanas posteriores a la eclosión de los huevos. En ese tiempo los recién nacidos pasan las noches protegidos por su madre que también les da calor.

“Es el primer registro que se hace sobre el cuidado materno de las crías de una serpiente que pone huevos”, afirma Alexander que ha monitorizado a 37 pitones gracias al uso de transmisores de radio en la Dinokeng Game Reserve, al norte de Pretoria (Sudáfrica).

Ocho de ellas pusieron huevos en una madriguera de cerdo hormiguero. El investigador observó su comportamiento reproductivo con cámaras infrarrojas y se sorprendió de la compleja biología reproductiva de esta emblemática especie. Los resultados se han publicado en el Journal of Zoology.

El deterioro de la madre con el cuidado

La conducta protectora de las madres pitones hacia sus crías viene acompañada de un gran coste para ellas. Las hembras no comen nada en absoluto durante el ciclo de cría –que puede durar más de seis meses– y en este tiempo pierden cerca del 40% de su masa corporal. Además, la piel de las serpientes se oscurece durante ese periodo, fruto de una adaptación para aumentar la recepción de calor mientras disfrutan de la luz solar.

“Tomar el sol eficientemente es crucial para la incubación. A diferencia de otras especies de pitones, las sudafricanas no pueden calentar sus huevos al acelerar su metabolismo. En su lugar toman el sol cerca de la madriguera hasta que su temperatura corporal alcanza casi los 40 °C (acercándose a una temperatura letal), y luego se enrollan alrededor de los huevos para calentarlos con su cuerpo”, explica el investigador.

Según el estudio, la temperatura corporal de las hembras en celo, preñadas, o incubando era 5 ºC más elevada que las hembras no reproductoras. Incluso la de las madres que cuidaban de sus crías era mayor que la de estas hembras.

“Todo esto le pasa factura a las pitones madres: tardan mucho tiempo en recuperarse después de la reproducción, por lo que solo pueden hace una puesta de huevos cada dos o tres años, dependiendo de cuántas comidas pueden hacer en los meses posteriores al abandono del nido”, recalca Alexander. “Algunas nunca se recuperan”.

Aunque las hembras estudiadas sobrevivieron y se reprodujeron al año siguiente, todavía queda mucho por aprender de la biología reproductiva de las serpientes. “Es mucho más compleja y sofisticada de lo que pensábamos», concluye el científico.