Comunidad de Madrid
Montes que llaman a la biodiversidad
Han pasado 43 años desde que el lobo dejara de ser considerado como una alimaña dañina y fuera catalogado como especie cinegética en España, pero hace aún más tiempo que los lobos ibéricos desaparecieron de la Sierra de Guadarrama (década de 1940). Este mérito se atribuye a la corriente de respeto y amor por los animales que inició Félix Rodríguez de la Fuente y que sirvió para orientar los trabajos de numerosos científicos naturalistas.
Ahora, «los madrileños pueden congratularse de que, gracias a la protección dada a sus espacios naturales, éstos son atractivos para la vuelta de especies paradigmáticas», comenta el consejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Borja Sarasola. Y efectivamente es así, pues técnicos del Gobierno autonómico han comprobado que una familia de lobos ibéricos, compuesta por dos machos, una hembra y tres cachorros, se ha establecido en el Parque Nacional de Guadarrama. Según explica el subdirector general de Conservación del Medio Matural de la Comunidad, Felipe Ruza, el lobo ha vuelto «como consecuencia del avance natural de la especie desde Segovia» y «como consecuencia de la bondad del clima». Además, Julio Vías, portavoz de las asociaciones conservacionistas de Castilla y León en la Junta Rectora del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, explica que «el lobo ibérico se lleva viendo por Madrid desde hace diez años, pero hasta 2012 no había constancia de que hubiera criado».
A 40 minutos de la metrópoli
«El regreso del lobo es una buena noticia para todos», afirma Sarasola, ya que, además de convertir a la Sierra de Guadarrama en el segundo espacio natural integrado dentro de la Red de Parques Nacionales que cuenta con esta especie (sólo estaba catalogada en Picos de Europa), «es una muestra más de la calidad y una cuestión más que le vuelve único». Mayor motivo de gozo es, en palabras del consejero, «tener el único parque que se ubica a menos de 40 minutos de una gran área metropolitana como es Madrid que cuente con especies tan emblemáticas», a las que hay que sumar también el reciente regreso de otras como el águila imperial o la nutria, que «es un indicador de la calidad de nuestros ríos».
Los excursionistas que transiten la inigualable geografía de Guadarrama pueden estar tranquilos porque, según confirma Vías, «los lobos nos temen más a nosotros que nosotros a ellos». Además, el consejero autonómico asegura que «los ganaderos que puedan verse perjudicados por su presencia recibirán una ayuda para que la vuelta de este animal no signifique ningún perjuicio económico para ellos». De hecho, así ocurrió el año pasado. En 2012 sólo se registraron 13 ataques a cuatro explotaciones ganaderas, que fueron compensadas con 6.000 euros, lo cual significa que «los lobos están integrados en el ecosistema», indica Ruza.
En cuanto a la caza del lobo, cuyos trofeos pueden llegar a alcanzar los 12.000 euros en el mercado, Sarasola recuerda que está «prohibida en toda el área del parque» y matiza asimismo que «hay una unidad de agentes del Seprona dedicada exclusivamente a él y también agentes forestales», lo que garantiza la protección del animal frente a la posible aparición de cazadores no bienvenidos en los montes, los furtivos.
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