España

No hace falta nacer labrador para ser un buen lazarillo

Goldens y pastores alemanes también son perros para invidentes. El carácter de cada animal es igual de importante que la raza

El caniche gigante Obi-Wan, junto a dos compañeros guías: un labrador y un pastor alemán
El caniche gigante Obi-Wan, junto a dos compañeros guías: un labrador y un pastor alemánlarazon

Más del 70% de los perros guía son labradores. Esta raza posee una enorme capacidad de adaptación al entorno, además son muy sociables y trabajadores. Estas características (entre otras muchas) son esenciales para que un can pueda llegar a convertirse en buen lazarillo.

Pero los labradores no son los únicos, existen otras razas que también consiguen ser perro guía. La Fundación ONCE del Perro Guía trabaja desde el año 1991 en la formación de estos canes. Y aunque el labrador retriever es la raza más común para ese fin, también es frecuente el adiestramiento de goldens y pastores alemanes. Recientemente, también han incorporado la raza flat coat retriever. Jaume Fatjó, doctor en veterinaria y director de la cátedra Fundación Affinity Animales y Salud, considera que «al igual que existen diferencias entre razas, también las hay entre cada perro». A menudo, «la gente tiende a generalizar las características de cada raza, pero no siempre puede ser así», explica Fatjó.

En otros países, «también trabajan con bóxer, pastor blanco suizo o collie», aclara Elisenda Stewart, instructora y adiestradora de Fundación ONCE. La principal particularidad para lograr que una raza pueda aspirar a ser lazarillo es su tamaño: el animal tiene que ser lo suficientemente grande para poder dirigir el arnés y saber interpretar sus movimientos. Stewart cree que para lograr que un can logre ser un guía servible, su carácter también es muy importante: «Debe ser equilibrado, muy sociable, con capacidad y ganas de aprender». A parte de todo esto, «el lazarillo debe de ser capaz de adaptarse a las rutinas, a cambios de vivienda y poseer capacidad de concentración». En definitiva, el animal tiene que ser un perro seguro de sí mismo y que no sienta miedo de su entorno.

El proceso hasta que un perro consigue «graduarse» oficialmente como lazarillo es largo y costoso. Y finalmente, sólo la mitad logra la acreditación de perro guía –no todos los animales que empiezan en la escuela son aptos para ello–. Este proceso consta de tres etapas: estancia con una familia (desde los dos hasta los doce meses), periodo de adiestramiento (ocho meses) y adaptación del perro a su usuario (seis meses). En total, se invierten unos 35.000 euros a lo largo de todo el proceso. Es un coste económico muy elevado, con lo que es difícil que se trabaje e investigue para que nuevas razas también puedan ser perro guía.

Pero a los más de 1.000 canes lazarillos que existen en España, se ha unido recientemente Obi-Wan: el primer caniche gigante que es perro guía. Una de las principales ventajas de esta raza es que no suelta pelo y es antialérgico. Hasta ahora, un ciego que tuviese reacción al pelo de los perros no podía tener un lazarillo. Ahora, con esta raza, sí es posible.

El periodo de adiestramiento de Obi-Wan duró ocho meses y Stewart fue la encargada. La adiestradora explica que «la experiencia fue muy satisfactoria», ya que Obi-Wan tiene »una gran capacidad de trabajo», aunque «es un perro que madura un poco más tarde».

Obi-Wan fue entregado hace un mes a su usuaria: Antonia Pons. Esta mujer de 54 años vive en Lleida y es invidente desde el año 2002. Pons contó anteriormente con la ayuda de dos goldens guía. En la actualidad, es la propietaria de uno de ellos –ya el animal tuvo que jubilarse y dejar de ser perro guía porque el veterinario le detectó fatiga crónica–. «El caniche es mucho más nervioso y activo que los goldens. Pero está muy bien entrenado y estoy muy contenta», cuenta Pons.

Obi-Wan llegó hasta Pons por puro azar: «Creo que me eligieron de casualidad. Yo estaba buscando un nuevo perro y Obi- Wan ya había finalizado su periodo de instrucción. Los adiestradores pensaron que podríamos adaptarnos bien el uno al otro». Ahora, Antonia y Obi-Wan tienen varios meses para trabajar la complicidad entre ambos. Si todo sale bien, el animal y su usuaria habrán creado un vínculo muy especial: «Lo que hacen estos animales es asombroso», añade Pons. «Acaban siendo una parte tuya, te dan todo y nunca te piden nada a cambio», además, «son capaces de subirte la autoestima al aportarte autonomía y seguridad».

Las actitudes y el carácter de cada animal son tanto o más importantes que la raza. Pons cree que «siempre hay que estar abiertos al avance y a querer conocer cosas nuevas en ese aspecto», ya que «lo desconocido, puede ser igual o mejor que lo tradicional».