Muy unidos
Mejores amigos: La emotiva historia de un niño con vitíligo y su perro con la misma enfermedad
Al pequeño Carter de 8 años le estaba costando asimilar su apariencia física por las manchas en la piel, hasta que llegó Rowdy con su misma condición
Hace ya algunos años, en 2014, la vida de Carter Blanchard, un chico de 8 años, tomó un giro inesperado cuando un médico le diagnosticó vitíligo. En un abrir y cerrar de ojos, notó cómo manchas blancas comenzaban a extenderse alrededor de sus ojos. Esta enfermedad autoinmune, que provoca la pérdida irregular de pigmentación en la piel debido a la disminución gradual de los melanocitos, las células productoras de melanina, lo afectó de manera notoria.
Esta condición transformó la vida de Carter, quien comenzó a sentirse incómodo con su apariencia facial y las manchas que emergían en su cuerpo. Esta lucha interna lo sumergió en una profunda depresión y lo llevó a perder la confianza en sí mismo. Evitando la interacción con los demás en cualquier oportunidad posible, la vida del niño se volvió una compleja travesía a una edad temprana.
Desesperada por brindar apoyo a su hijo, su madre emprendió la búsqueda de personas que compartieran su misma condición. En este camino, encontró a Rowdy, un leal perro labrador que también había sido diagnosticado con vitíligo. Al descubrirle, sintió asombro y esperanza. Estableció contacto con su dueña y los dos formaron una conexión profunda y significativa. Para el chico, ver a animal, quien compartía su condición, fue un revolucionario cambio de perspectiva. Cuando se conocieron, la emoción de Carter fue palpable al ver que no estaba solo en su lucha.
El encuentro entre el niño y su nuevo amigo peludo resultó ser el inicio de un vínculo que cambiaría sus vidas. Carter comenzó a entender que las manchas en su rostro no lo hacían diferente, sino único. La influencia positiva de Rowdy en la vida de Carter fue transformadora, ayudándolo a superar su depresión y recuperar la alegría de vivir.
La relación entre Carter y Rowdy se fortaleció hasta volverse inseparables. La mirada de Rowdy reflejaba a Carter y le recordaba que su singularidad no era una limitación, sino un rasgo distintivo que lo hacía especial. Desde entonces, la madre de Carter no se cansa de compartir en las redes sociales imágenes de los dos compartiendo momentos de juego y compañía. La presencia constante del animal se convirtió en una fuente de apoyo emocional que trascendía a las palabras.
El joven comenzó a anhelar regresar a la escuela tras un período de ausencia debido a su desafío psicológico. Además, bromeaba en varias ocasiones sobre Rowdy al mencionar que, si pudiera cambiar algo, sería añadir más manchas en su espalda.
La conmovedora historia de Carter y Rowdy ha tocado los corazones de usuarios en redes sociales durante años. Recientemente, un post compartido en la cuenta @animalizar recibió más de 300.000 me gusta, resonando en la comunidad virtual. Su experiencia es una prueba tangible del impacto transformador del amor y la compañía animal. Los perros, en particular, han demostrado ser fuentes de apoyo emocional, y diversas terapias médicas y psicológicas consideran que la presencia de estos animales contribuye positivamente a la recuperación de los pacientes.
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