Vivienda

Ni los metros cuadrados ni la terraza: esta es la inesperada característica que marca el precio de tu vivienda

Puede que pienses que el tamaño, una piscina o incluso tener garaje son lo que más hace subir el precio de un piso, pero hay un factor menos evidente que cada vez pesa más en el mercado inmobiliario

Ni los metros cuadrados ni la terraza: esta es la inesperada característica que marca el precio de tu vivienda
Ni los metros cuadrados ni la terraza: esta es la inesperada característica que marca el precio de tu viviendaFreepik

Encontrar una vivienda asequible en cualquier gran ciudad se ha convertido en una misión casi imposible. Los precios baten récords en lugares como Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia, y la misma tendencia se repite en capitales europeas donde el coste de un piso medio supera con creces el sueldo anual de un trabajador. Entre alquileres disparados y hipotecas cada vez más exigentes, muchos compradores se preguntan qué es lo que realmente determina que una vivienda valga tanto.

La respuesta más habitual suele apuntar a los metros cuadrados, a si el edificio tiene piscina comunitaria o a si cuenta con garaje propio. Sin embargo, hay algo que está influyendo cada vez más en el mercado y que, paradójicamente, no tiene que ver ni con el interior de la vivienda ni con los lujos que ofrece. Es un factor silencioso, menos evidente a primera vista, pero que puede hacer que dos pisos aparentemente iguales tengan precios muy distintos.

Hace poco un estudio de Ecologist Economics señalaba que dos elementos, las zonas verdes cercanas y la ubicación, superaban en importancia a otros clásicos como piscina, garaje o metros cuadrados. Y no estamos hablando de detalles menores: estos factores pueden añadir entre un 20 y un 50 % al valor de la vivienda, dependiendo de la ciudad.

La regla 3-30-300: la característica que marca la diferencia en tu vivienda

Los agentes inmobiliarios llevan años repitiendo lo mismo: la presencia de colegios, hospitales, supermercados y buenas conexiones de transporte influyen mucho a la hora de tasar una vivienda. Pero los compradores modernos ya no sólo buscan lo práctico: buscan lo placentero, lo que da calidad de vida. Tener árboles alrededor, parques para pasear, espacios naturales cercanos... todo eso pesa. Los estudios indican que vivir cerca de zonas verdes mejora la salud mental, reduce el estrés y animan a hacer más actividad física al aire libre, lo que para muchas familias se convierte en un requisito, no un lujo.

Aquí es donde entra algo quizá menos conocido: la regla 3-30-300, propuesta por el silvicultor urbano Cecil Konijnendijk. Según esa norma:

  • Debes poder ver al menos 3 árboles desde alguna ventana de tu casa.
  • El barrio debería tener al menos 30 % de cobertura arbórea con copas de árboles.
  • Y que haya un espacio verde de calidad a menos de 300 metros de tu vivienda.

Un estudio de ISGlobal en Barcelona comprobó que sólo el 4,7 % de la población cumple con los tres requisitos. Pero quienes sí cumplen reportan mejor salud mental, menos uso de medicamentos para la ansiedad o depresión, menor estrés y sensación general de bienestar.

Cómo esto repercute en el valor de tu vivienda

Si estamos de acuerdo en que las zonas verdes aumentan la calidad de vida, lo natural es que también aumenten lo que la gente está dispuesta a pagar. Comprar una casa que cumple buena parte de los requisitos de la regla 3-30-300 equivale a pagar por aire limpio, sombra, espacios de recreo cercanos y confort visual.

En mercados inmobiliarios urbanos, se ha observado que viviendas situadas a pocos minutos andando de parques o jardines tienen un valor notablemente mayor que otras similares alejadas de espacios verdes. Además, barrios con mayor cobertura vegetal tienden a generar microclimas más agradables, menos calor, menos contaminación y menores costes de mantenimiento (menos necesidad de aire acondicionado, por ejemplo).

Lo que conviene mirar antes de firmar

Si estás pensando en comprar o vender, conviene fijarse bien en estos aspectos:

  • 1. Ver cuántos árboles ves desde la ventana o el balcón y de qué tamaño.
  • 2. Qué porcentaje de zonas verdes tiene el barrio (¿calles con arbolado, plazas, jardines comunitarios?).
  • 3. Cuántos metros necesitas caminar hasta llegar al parque más cercano.
  • 4. Ver también la calidad del parque o zona verde: no basta con proximidad, debe estar bien cuidado, con sombra, limpieza y acceso cómodo.

Al final, lo verde no es un capricho decorativo: se está convirtiendo en uno de los criterios más sólidos para valorar una vivienda. Aunque todavía pocas comunidades urbanas cumplen la regla 3-30-300, la presión social, legislativa y el interés inmobiliario parecen empujar en esa dirección. Viviendas, barrios y ciudades que integran naturaleza no sólo serán más bellos, sino también más saludables y más valiosos.