
Cardiología
Tu microbioma tiene mucho que decir también a la hora de proteger a tu corazón
Esos millones de microorganismos que viven en el intestino no sólo influyen en el metabolismo y en las digestiones

¿Sabías que los millones de microorganismos que habitan en tu intestino también pueden influir en la salud de tu corazón? La investigación científica ha descubierto que el microbioma intestinal y los probióticos podrían desempeñar un papel clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares, ayudando a controlar factores de riesgo como el colesterol, la hipertensión, o la diabetes.
“La relación entre el microbioma y la salud cardiovascular aún está en fase de investigación, pero promete revolucionar la prevención y tratamiento de enfermedades del corazón. La modulación del microbioma podría convertirse en una estrategia complementaria a las terapias tradicionales”, defiende el Dr. Roberto Martín Reyes, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Luz y Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón
Así, y aunque aún está en fase de estudio, esta conexión abre la puerta a nuevas estrategias complementarias para proteger el sistema cardiovascular, tal y como avanza este especialista.
Un aliado para mantener un corazón sano
En su opinión, el microbioma es un “nuevo aliado” para mantener un corazón sano y remarca que esos millones de microorganismos que viven en el intestino no sólo influyen en el metabolismo y en las digestiones, sino que también podrían tener mucho que decir sobre la salud cardiovascular de cada uno.
Y es que, tal y como subraya, "el microbioma intestinal se estudia actualmente respecto a su potencial contribución en el síndrome metabólico, que incluye factores de riesgo clásicos de enfermedades cardiovasculares, al tiempo que está siendo estudiado en relación con afecciones como la insuficiencia cardíaca, la aterosclerosis y la fibrosis miocárdica”.
Explica este cardiólogo que se ha descubierto que estos microorganismos del intestino pueden usar ciertas sustancias del tubo digestivo, como la trimetilamina N-óxido (TMAO) o los ácidos grasos de cadena corta, así como las vías de ácidos biliares, para acceder al sistema circulatorio: “Una vez allí pueden influir en la inflamación, en el estrés oxidativo, y en la actividad trombótica sistémica; todos ellos factores clave en las enfermedades del corazón”.
No te olvides tampoco de los probióticos
En este sentido, no hay que olvidar los microorganismos que afectan a nuestro microbioma, como son los probióticos, los prebióticos, y los simbióticos (combinación de probióticos y prebióticos que trabajan en equipo para mejorar el equilibrio del microbioma intestinal).
De hecho, sostiene este cardiólogo que numerosos estudios se han centrado principalmente en el impacto de los probióticos en los factores de riesgo cardiovascular, incluyendo la dislipemia, la hipertensión arterial, así como la diabetes mellitus.
En el caso de éste último, según prosigue, se ha visto que diferentes cepas de Lactobacillus y de Bifidobacterias, así como de compuestos prebióticos como la inulina enriquecida con oligofructosa, han demostrado mejoras en el control glucémico y metabólico, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad: “Esto podría complementar el tratamiento médico y otras medidas que resultan muy beneficiosas en esta enfermedad tan frecuente”.
En el caso de la hipertensión arterial, sostiene el experto, que en ciertas investigaciones se ha observado que varias cepas probióticas de Lactobacillus plantarum pueden ayudar a disminuir la presión arterial de manera discreta. “Además del factor genético de la hipertensión arterial existen otros factores que son modificables, como evitar el consumo excesivo de sal, el perder peso, y el prescribir un tratamiento médico para controlarlo”, resalta.
Otros ensayos clínicos han descubierto que algunas fórmulas simbióticas han mantenido un correcto control de la tensión arterial en el manejo de la preeclampsia ligera, un tipo de diabetes relacionada con el embarazo; al tiempo que subraya que algunos estudios sugieren que ciertas cepas de Lactobacillus plantarum y Lactobacillus reuteri pueden reducir los niveles de colesterol LDL de manera modesta.
“Sin embargo, los resultados no superan los de tratamientos establecidos como las estatinas, ezetimiba, ácido bempedoico, inhibidores de PCSK9 o tecnología de ARN”, apostilla el doctor Martín Reyes.
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