
Papa Francisco
La monja amiga del Papa que se ha saltado el protocolo en la capilla ardiente para despedirse de él
Se trata de Geneviève Jeanningros, una religiosa de la orden de las Hermanitas de Jesús
Este miércoles, la Basílica de San Pedro congregó a numerosos obispos, cardenales, miembros del Vaticano y fieles que acudieron para rendir homenaje y despedirse del Papa Francisco.
Durante el paso por la capilla ardiente, los obispos y cardenales fueron acercándose uno a uno para presentar sus respetos al Pontífice. No obstante, una escena inesperada rompió el protocolo establecido: la protagonizó Geneviève Jeanningros, una religiosa de la orden de las Hermanitas de Jesús.
A diferencia de los demás, y llevando consigo una pequeña mochila, la hermana Jeanningros no se limitó a un breve saludo; se colocó en una de las esquinas marcadas por el cordón de seguridad y allí permaneció velando al Santo Padre.
Desde ese lugar, continuó en oración, sorprendiendo a los presentes. Durante varios minutos rezó y lloró en silencio, despidiéndose así del Papa, al que consideraba un amigo íntimo.
Permaneció junto al féretro durante siete minutos, incapaz de contener las lágrimas, en un gesto de afecto sincero hacia Francisco. Aunque la escena no pasó desapercibida, nadie interrumpió a Geneviève Jeanningros ni la instó a abandonar su posición, respetando la intensidad de su momento de duelo. A su alrededor, cardenales, obispos y empleados vaticanos siguieron desfilando en silencio mientras ella oraba en soledad.
Una relación cercana con Francisco
Sor Geneviève Jeanningros mantenía un vínculo muy estrecho con el Pontífice. Tan cercana era su relación que Francisco solía llamarla cariñosamente "la enfant terrible". La hermana francesa, de 81 años, ha dedicado su vida —y continúa haciéndolo— a asistir a mujeres transexuales y feriantes en Ostia.
Desde 2022, Jeanningros acudía con regularidad a las audiencias generales de los miércoles que presidía el Papa, llevando consigo a grupos de personas homosexuales y transexuales.
Su labor se ha centrado en "devolverles la dignidad" y, en algunos casos, en "rescatarles de la prostitución". "Ninguna persona debe sufrir la injusticia de ser desechada, a nadie se le puede arrebatar la dignidad de ser hijo de Dios", expresó en declaraciones al diario del Vaticano tras uno de sus encuentros con el Santo Padre.
✕
Accede a tu cuenta para comentar