Accidente de autobús

«Nunca había pasado nada, ni con nieve»

Familiares de las víctimas recibieron asistencia psicológica en el pabellón Carlos Sastre de Ávila

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, visitan a los heridos del siniestro
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, visitan a los heridos del siniestrolarazon

Nunca hasta ahora se había producido ningún percance en la línea de autobús siniestrada. «Ni siquiera con nieve», apuntaba Hugo Gil Peral, el otro conductor del autobús y que estaba estos días de vacaciones. Poco a poco, el epicentro de la tragedia se fue trasladando hacia el pabellón Carlos Sastre de Ávila, que se fue llenando de familiares de los fallecidos y heridos en busca de noticias sobre el suceso y el estado de los afectados. Sus caras reflejaban la consternación, el dolor y la incertidumbre del momento, y algunas lágrimas también asomaban por sus mejillas. «Lo peor es que algunos no sabemos dónde se encuentran nuestros familiares, aunque por el momento, dentro se viven momentos de resignación, porque muchos ya saben, por desgracia, lo que ha sucedido», señalaba Juan Manuel Cuenca, que estaba buscando a la mujer que trabaja en su casa. La chilena Erica Collao, de 64 años, iba al médico acompañada de su hijo, de unos 46 años. Después se supo que ambos habían perdido la vida en la N-403.

Además de los familiares y personalidades políticas, se acercó hasta el Pabellón el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, que anunció que había recibido un mensaje del Papa Francisco en el que «mostraba su más profundo pesar» por el accidente de La Paramera. A través de una misiva, el Pontífice expresó su profundo pesar, al tiempo que rogó al obispo que transmitiese «su cercanía espiritual a todos los afectados en tan lamentable percance».

Pasadas las 21:00 horas de ayer, doce horas después de producirse el accidente, fuentes el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ofrecieron la lista oficial de los nueve fallecidos, que tenían edades comprendidas entre los 33 y los 79 años. Cuatro de ellos eran vecinos de Ávila capital, mientras que el resto procedía de los municipios abulenses de Navaluenga, Navalosa, San Juan de la Nava, Navarredondilla y de la localidad madrileña de Arganda del Rey.