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Minerales
Mientras los metales preciosos como el oro y la plata siguen acaparando titulares por sus altos precios en medio de la incertidumbre económica global, un mineral poco conocido se está posicionando como el más caro del planeta. Su nombre es jadeíta, y su valor supera con creces al de cualquier otro material extraído de la Tierra.
Para ponerlo en perspectiva: actualmente, una onza de oro supera los 3,300 dólares. Imagina entonces lo que significa una piedra que, en tan solo un quilate —0.00643 onzas—, puede alcanzar un valor equivalente al de 926 lingotes de oro, es decir, cerca de 3 millones de dólares.
La jadeíta es un tipo de jade trabajado desde la época neolítica. Su resistencia al impacto incluso supera a la del diamante, y su combinación de belleza y rareza la ha convertido en una de las gemas más deseadas del mundo.
Este mineral pertenece a la familia de los piroxenos y puede presentar todos los colores del arcoíris. Sin embargo, el tono más codiciado es el verde imperial, más puro y profundo que el de una esmeralda, y considerablemente más costoso.
La jadeíta se forma en zonas de subducción, donde la interacción de placas tectónicas crea un entorno de alta presión y baja temperatura. Este proceso permite que alcance una dureza de entre 6.5 y 7, superando a otros tipos de jade como la nefrita.
El 70 % de la producción mundial de jadeíta proviene de Myanmar, aunque también se encuentra en Guatemala, Japón, Rusia, Kazajistán y en algunas regiones del estado de California.
El valor de la jadeíta no se limita a su composición química. Un ejemplo es el famoso collar Hutton-Mdivani, subastado en 2014 por 27.4 millones de dólares. Esta pieza, formada por 27 cuentas graduadas de jadeíta, perteneció a la heredera Barbara Hutton y, según los expertos, sus orígenes se remontan a la dinastía Ching de China.
Más allá de su precio, este collar es un símbolo de cómo la historia y la cultura pueden convertir un mineral en una pieza legendaria.
La jadeíta destaca no solo por su rareza, sino también por su intensidad cromática. Aunque puede confundirse con la nefrita, esta última es mucho más común y de menor intensidad visual. Además del verde imperial, existen ejemplares en azul, marrón y verde aguamarina, pero ninguno tan apreciado como el tono más famoso.
Su valor también está fuertemente ligado a la tradición cultural, especialmente en China, donde ha sido símbolo de nobleza, espiritualidad y buena fortuna durante siglos. Incluso hoy, algunas personas la utilizan como piedra para atraer riqueza, aunque en el mundo esotérico se recomiendan otras, como la pirita y el citrino, para ese propósito.
Aunque sigue siendo poco conocida para el público general, la jadeíta supera en precio a gemas como los diamantes rosas, los zafiros de Cachemira o los rubíes birmanos. Su combinación única de historia, belleza y escasez la posiciona como una inversión de lujo y un verdadero tesoro natural.
Mientras el oro y la plata siguen brillando en los mercados, la jadeíta se alza como una gema oculta que empieza a captar la atención de coleccionistas, inversionistas y amantes de las piedras preciosas en todo el mundo.
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