Violencia vicaria
El parricida de Sueca dejó que su hijo hablase con su madre para que ella escuchase cómo lo asesinaba
La mujer escuchó el desgarrador grito del niño clamando "¡mamáaaaa!" y la llamada se cortó mientras iba con el coche a toda velocidad a buscar a Jordi, el pequeño de 11 años, porque le había escrito un wasap al poco de llegar a casa de su padre pidiéndole "venir a por mí"
La madre de Jordi, el niño de 11 años asesinado por su padre el 3 de abril de 2022, escuchó cómo su exmarido quitaba la vida del hijo de ambos sin poder impedirlo. El parricida quiso que ella oyera lo que estaba ocurriendo en un claro ejemplo de la violencia vicaria, la que ejercen los maltratadores sobre sus hijos para causar el mayor daño a sus parejas o exparejas.
Así se desprende del relato de hechos que recoge la calificación fiscal provisional realizada a partir del atestado de la Guardia Civil tras el parricidio de Sueca y de lo que han declarado los testigos, principalmente la madre de Jordi. La Fiscalía pide por el asesinato de Jordi la de prisión permanente revisable y otras penas menores en un juicio que está previsto que se celebre entre el 18 y el 22 de diciembre, tal como ha adelantado en exclusiva Levante-EMV.
En el escrito provisional de la acusación pública, que en este caso ejerce la fiscal coordinadora de la sección de violencia sobre la mujer, se recoge cómo el día del atroz crimen, el 3 de abril de 2022, el acusado empezó a llamar insistentemente desde las nueve de la mañana a su exmujer, a pesar de que sabía que estaba condenado desde agosto de 2021 a no acercarse ni comunicarse con ella por cualquier medio.
La madre y el niño habían huido de la casa familiar un año antes del asesinato de Jordi después de que el presunto parricida intentase estrangularla
El matrimonio había residido con su hijo en el domicilio de Sueca donde fue cometido el parricidio, domicilio del que la madre y el niño habían huido un año antes, el 13 de marzo de 2021, después de que él la intentara estrangularla y, después, le colocara en el cuello un cuchillo de mesa, la misma arma y método que emplearía con el niño un año y tres semanas después.
El presunto parricida atacó a su entonces esposa porque ella le había anunciado que quería el divorcio tras soportar toda una vida de maltratos de todo tipo. Desde ese momento, la mujer se había ido con Jordi a casa de sus padres, en Cullera, aunque el incesante acoso se mantuvo durante meses, e incluso a lo largo de ese fatídico 3 de abril de 2022.
El presunto parricida insistió en que le trajera al niño el día del asesinato, dos días después de que Jordi cumpliese 11 años
Dos días antes, el viernes, 1 de abril, Jordi había cumplido 11 años. Ese día, el padre José Antonio A. C., que a día de hoy tiene 49 años, pactó con su exmujer que ella le llevaría al niño a Sueca el domingo para comer con él con motivo del cumpleaños. Pese a ello, ese domingo, día 3, empezó a llamarla a primera hora reclamando al pequeño, aunque ella le recordó que hasta la 1 de la tarde no podría llevárselo, tal como habían acordado.
Al llegar a la casa, como siempre, la madre lo dejó a pie de calle y esperó hasta que el niño entró. De hecho, lo último que vio es que Jordi se giraba y le decía "sí que está", tras ver que su padre le abría la puerta. Los primeros síntomas de que algo no iba bien empezaron apenas una hora después.
Su padre siguió acuchillándolo pese a las súplicas de su hijo
El relato de la fiscal recoge que el niño le mandó un mensaje a su madre a las 14:04 de la tarde. En él, escribió una llamada de alerta: "Mamá, pots vindre a per mi?" (Mamá, ¿puedes venir a por mí”). Antes de eso, tras una discusión con el niño que el parricida no ha querido detallar, este cogió dos cuchillos de mesa y, dirigiéndose a su propio hijo, le anunció: "Jordi, vaig a per tú" ("Jordi, voy a por ti").
El propio parricida ha confesado que el niño le suplicó que no le hiciera daño. Incluso ha repetido la frase de su hijo, que, según él, gritando le rogó: "¡Papà, papà, no li ho diré a mamà!" ("Papá, papá, no se lo diré a mamá"). Pero el acusado hizo oídos sordos a esas súplicas y, afirma la Fiscalía, "animado por el propósito de causar la muerte a su hijo, comenzó a acuchillarle".
Al leer el mensaje de socorro de su hijo “presintiendo que algo le pasaba”, su madre cogió el coche y fue a buscarle a toda velocidad
Cuando la madre leyó el mensaje de socorro de su hijo, "presintiendo que algo le pasaba", cogió el coche y volvió enloquecida de Cullera a Sueca a toda velocidad en busca del pequeño. Por el camino, empezó a llamar a su hijo. A las 14:14, diez minutos después del wasap y cuando ya había comenzado el ataque homicida, el parricida, viendo que era ella la que llamaba y para "causarle el mayor dolor posible", permitió al niño que descolgase el teléfono y le pidiese auxilio a su madre. "Jordi solo pudo decir con un grito desgarrador '¡mamàaaaaa!'. De inmediato el teléfono se apagó", relata el Ministerio Público.
Desesperada, la mujer llamó a su exsuegra, que vivía cerca de la casa de su hijo José Antonio, y le pidió que fuese corriendo porque algo malo le estaba haciendo a Jordi. Pero el parricida, que para cuando llegaron ambas ya había cometido el asesinato, no respondió a los gritos desesperados de ninguna de las dos. Tampoco al timbre. Minutos después llegaba la primera patrulla de la Guardia Civil de Sueca. Los agentes tuvieron que forzar la puerta para entrar. Entonces, los guardias civiles se toparon con el cuerpo sin vida del niño tirado en el suelo y con el parricida, que ni siquiera se inmutó.
El niño recibió 24 cuchilladas frontales de su padre, la mayoría en el cuello, y trató de parar el cuchillo con sus manos
La fiscal también recoge en su escrito de calificación todas y cada una de las heridas que tenía el cuerpo de Jordi. En total, 24 cuchilladas; todas, menos tres, frontales. La inmensa mayoría, en el cuello, con sección de vasos sanguíneos vitales. El pequeño trató de parar el cuchillo con sus manos, como atestiguan algunas de las lesiones.
Sin embargo, era una defensa imposible dada la diferencia de edad y envergadura del atacante, su padre, y la imparable furia asesina desplegada por el presunto asesino hacia su propio hijo. La hoja se partió y fue encontrada por los forenses durante la autopsia, lo que deja a las claras su absoluta intención de matar y convierte el homicidio en un asesinato precisamente por esa indiscutible alevosía, es decir, aprovechar de que la víctima no tiene capacidad de defenderse.
El presunto parricida admite los hechos, pero acusa a su mujer de haber asesinado a su hijo: “Si hubiera vuelto a mi lado, esto no habría pasado”
Pese a todo, José Antonio C. A. admite los hechos pero no la culpabilidad. De hecho, sigue intentando responsabilizar a su exmujer con aseveraciones de tinte machista del estilo de las que ya espetó al juez de Instrucción número 4 de Sueca, con competencias en violencia sobre la mujer, durante su primera comparecencia, en abril de 2021, a los dos días de haber matado a su hijo.
En esa ocasión, osó responder con un "si [ella] hubiera vuelto a mi lado, esto no habría pasado", mensaje que luego ha repetido en distintas versiones durante las dos exploraciones multidisciplinares a las que ha sido sometido por parte de forenses y psicólogos de la Unidad de Valoración Forense Integral (UVFI) del Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia. La conclusión de este grupo de expertos respecto del criminal confeso no genera dudas: ni sufre ni ha sufrido trastorno mental alguno que reduzca su responsabilidad penal. El día que José Antonio C. A. mató a su hijo Jordi de 11 años estaba en pleno uso de sus facultades y su motivación fue la dominación machista de su ex mujer y la intención de infligirle el mayor daño posible. En pocas palabras, un ejemplo indiscutible, otro más, de violencia vicaria.
Tras confirmarse el caso de Encarna, una mujer de 80 años presuntamente asesinada por su cónyuge el pasado 1 de diciembre en La Coruña, 55 mujeres han sido presuntamente asesinadas por su pareja o expareja en lo que va de año 2023 en España. Se trata de seis víctimas mortales más que en todo el año pasado. El hombre, de 88 años, presuntamente mató a su esposa con un arma blanca y después se suicidó. Los cuerpos fueron encontrados por su nuera en la mañana del viernes cuando llegó a la vivienda, situada en la villa de Sigüeiro en el municipio de Osoro en La Coruña.
Con la confirmación de este caso por parte del Ministerio de Igualdad, el número de mujeres asesinadas por violencia de género en nuestro país asciende a 55 en 2023 y a 1.237 desde 2003, cuando se empezaron a contabilizar oficialmente los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Las 55 mujeres asesinadas por su pareja o expareja en lo que va de año supone la peor cifra de los últimos 12 años. En proporción, cada seis días ha sido asesinada una mujer en España en 2023, dejando huérfanos a 56 niños. Asimismo, el número de personas menores de edad huérfanos o huérfanas desde 2013 hasta el día de hoy sería de 431.
La violencia vicaria es responsable de la muerte de 50 niños en España desde 2013. Abril, de 5 años, es la última víctima. El pasado domingo 26 de noviembre ella y su madre fueron asesinadas presuntamente por su expareja y padre de la menor en Madrid. La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género ha confirmado la naturaleza machista de este crimen, al igual que el de su madre Tatiana Beatriz.
Abril, de 5 años, es la segunda víctima mortal de la violencia vicaria en este 2023, después de que en enero India, de 8 años, fuera asesinada en Valladolid junto a su madre por la pareja de esta. Desde 2013, 26 niños y 24 niñas han sido asesinados por sus padres o por las parejas o exparejas de sus madres en crímenes vicarios, un tipo de violencia de género que pretende causar el mayor de los daños a las mujeres. La mayoría de estos asesinos machistas eran padres de los menores, concretamente en 45 de 50 asesinatos, el 90%, y constaban denuncias previas contra estos maltratadores en el 28 % de los casos, 14 de estos 50 trágicos asesinatos de menores desde 2013 a manos de las parejas o exparejas de sus madres.
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