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Pedro Duque: "Armstrong logró hacer un aterrizaje con 17 segundos de combustible"
Es el único español que ha viajado a la Estación Espacial Internacional y ahora, como ministro de Ciencia, busca recabar los apoyos de sus socios europeos para que Europa se coloque a la cabeza de la exploración espacial
Es el único español que ha viajado a la Estación Espacial Internacional y ahora, como ministro de Ciencia, busca recabar los apoyos de sus socios europeos para que Europa se coloque a la cabeza de la exploración espacial: «Es el momento de decidir».
Pedro Duque, el único astronauta español que ha viajado a la Estación Espacial Internacional, rememora, ahora como ministro, aquel 21 de julio, cuando las televisiones de todo el mundo emitían una única señal, la que enviaba la NASA desde Florida y en la que se pudo ver cómo los humanos pisábamos, por primera vez, la Luna. Él solo tenía seis años, pero recuerda con nitidez esas imágenes en blanco y negro.
-¿Dónde se encontraba?
-(Sonríe) ¡Qué viejos somos ya! Era verano, estábamos de vacaciones y, además, previamente habían hecho una gran campaña de relaciones públicas, bastante intensa. El mundo estaba muy pendiente de eso. Había grandes locutores relatándolo y nuestros padres querían que prestáramos atención a lo que ocurría. Lo vi en una pensión en Guipúzcoa, en una tele pequeña. Por las horas que fueron, seguramente me lo pusieran en diferido.
-¿Es relevante que volvamos ahora al asteroide?
-Sí, lo es. Primero, debemos darnos cuenta de que la exploración humana del espacio va a continuar. Vamos a enviar a gente a conocer otros planetas en cuanto se pueda, por presupuesto y por tecnología. La humanidad va a salir, a expandir su conocimiento. Ahora, la cuestión es quién va a ir por delante. Para explorar otros planetas hay que hacer desarrollos tecnológicos y, sobre todo, estar seguros de que funcionan. A la gente no se la puede mandar por ahí a medias. Marte parece un objetivo alcanzable. Todos los sistemas que vamos a llevar allí hay que probarlos en un sitio cercano del que podamos volver más o menos rápido y por eso es clave la Luna.
-¿Debería ser nuestra base para futuras misiones?
-Se habla de que se convierta en una base permanente, que podría ser una buena idea. Un lugar donde hagamos pruebas de larga duración para nuevos inventos que enviemos a Marte, porque ambos astros tienen cosas en común. Hay mucha investigación científica que se puede hacer allí, ya que las expediciones que fueron estaban muy limitadas. Recogieron muestras y dejaron aparatos con los que seguir investigando.
-¿Qué sabemos de esas «piedras» que trajeron a la Tierra?
-Es curioso saber que los rusos también trajeron muestras en unas pequeñas naves que enviaron equipadas con un cohete para que regresaran. En Rusia había uno 300 gramos de material lunar. En Estados Unidos, en un edificio especial de la base de Houston, están guardados los más de 300 kilos que trajeron las naves americanas. Un científico puede hacer una petición, si tiene un experimento geológico que lo justifique, y le dan la cantidad que consideren necesaria para desarrollar su experimento.
-¿Qué tipo de expedición lunar es la que más nos puede ayudar a seguir desarrollando la exploración espacial?
-Desde el punto de vista científico, está claro que analizar sitios nuevos. En concreto, en los Polos. Allí debe haber hielo de agua y eso hace que podamos utilizarlo para probar aparatos que pudieran extraerlo para utilizarlo tanto para beber, como para crear combustible de cohetes. Esto nos serviría en nuestro futuro viaje a Marte donde también podremos buscar hielo para transformarlo.
¿Y la cara oculta de la Luna?
Tiene sus complicaciones porque no se puede establecer comunicación de radio directa con la zona, pero podemos resolver ese inconveniente con satélites de telecomunicaciones. Esta zona representa la mitad del asteroide y de allí nunca se han traído muestras. Además, tiene el potencial de realizar experimentos de radioastronomía. Allí se podrían hacer experimentos de Astronomía.
-¿Qué recuerdos tiene de su época como astronauta?
-Son muchos. De los años de preparación que estuve visitando Estados Unidos, Rusia, Japón. Canadá y por dentro de Europa. Todo eso se suma en una idea de lo que hay que hacer ahora. Solo tengo que recabar los apoyos suficientes para que Europa siga adelante. Es importante que nos planteemos si quiere estar a la cabeza en esta nueva era de la exploración espacial.
-¿Qué papel deben jugar los europeos? ¿y España?
-Debemos decidirlo entre todos. Este año tenemos la conferencia de ministros de Sevilla que debe determinar la cantidad de inversión que vamos a poner cada país. La Agencia Espacial Europea se nutre de los presupuestos de los estados y la UE lo tiene a parte. El área en la que menos participamos es en los vuelos tripulados, ya que únicamente contamos con un quinto del presupuesto con el que cuenta la NASA. Por eso nos hemos tenido que centrar en ciertas áreas en las que nuestra industria es competitiva, igual o mejor que Estados Unidos o Rusia, pero no podemos hacer todo. Yo estoy buscando que se aborde este tema, lo estamos hablando entre los ministros. Pero lo cierto es que, de ahora a noviembre, es difícil cambiar el rumbo. Tendremos que hacer una reflexión más larga.
-En nuestro país hay una industria importante.
-Sí, participa en la mayor parte de los programas de la ESA. Tenemos empresas competitivas, que han costado muchos años poner en marcha y ahora estamos recuperando el fruto de ese trabajo, también desde las contribuciones del Gobierno. Pero se puede hacer más si participamos desde el Ejecutivo. También es importante que estas mismas industrias exporten y ese es el objetivo. Así, al cabo de unos años eso revierte en el Estado en forma de más actividad económica, puestos de trabajo mejor remunerados, impuestos, más cotizaciones a la Seguridad Social... Ese es el círculo que pretendemos cerrar.
-¿Cómo percibe a la nueva generación de astronautas?
Lo describen muy bien los mayores. Cuando empezaron, hace 50 años, a la gente se la seleccionaba de acuerdo a su capacidad para resolver problemas, características similares a las de los pilotos militares, a los de prueba... En la era actual se elige más en función de sus capacidades intelectuales, por su comprensión de los experimentos que se realizan en la Estación Espacial Internacional. Buscan personas que entiendan los porqués de las cosas, cómo funciona una nave espacial, por ejemplo. Por si deben tomar una decisión propia en algún momento. Deben ser capaces de trabajar en equipo, de evitar los conflictos.
-¿Y para viajar a Marte?
-Para la nueva era volveremos a necesitar personas que prueben una nave nueva y que sean capaces de aterrizar en la Luna. Una cosa un poco intermedia entre lo que tenemos ahora y lo que vivimos en los 60. Armstrong tuvo dos luces de emergencia durante el aterrizaje y consiguió hacerlo con 17 segundos de combustible, ese tipo de gente puede ser que vuelva.
-¿Viajar a Marte es una realidad?
-Si los que piensan en los viajes al Planeta Rojo, sueñan con ellos, pero no están haciendo realmente nada, tardaremos infinito. Esa expedición va a ocurrir, solo es una cuestión de si seremos nosotros u otros países los que lo exploremos. Es el momento de decidirlo.
-¿Cuál debe ser el papel de la mujer?
-Hemos evolucionado mucho. Antes no había ninguna, solo una en Rusia. En estos tiempos, al menos un 25% de los astronautas son mujeres. No llega al 50, pero vamos mejorando. Tampoco se apunta ese porcentaje de mujeres a estudiar Ingeniería, que es de donde nos nutrimos, por lo que la culpa no es solo nuestra. En el futuro llegaremos a la paridad, pero es difícil forzarlo.
-Si le ofrecieran participar en la expedición Artemisa que irá a la Luna en 2024, ¿iría?
-Me costaría un poco porque todo el presupuesto es de Estados Unidos y no permitirían que entrara ningún astronauta que no fuera de allí. Por ahora, tenemos planes de continuar con el módulo propulsor de la cápsula americana, la estación que orbitará alrededor de la Luna también tiene contribución europea, así que tal vez podría entrar algún astronauta europeo después de estas aportaciones. Pero, claro, no enviaríamos a alguien de 56 años o más. Haríamos una nueva selección de gente joven.
-Y, ¿qué consejo les daría?
-No sé... siempre hay que decir que ser astronauta requiere paciencia. Son muchos años preparándose y hay que poner buena cara cuando te repiten las cosas hasta diez y quince veces, hasta que se aseguran de que sabes utilizar el instrumento, de que serías capaz de solventar cualquier anomalía. Eso sí, también es importante decirles: «Eres uno de 400.000, en el caso de Neil Armstrong, que no se te suba a la cabeza».
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