Este miércoles, Día Mundial del Abuelo

Una persona mayor sola reside en dos millones de hogares

Esta situación no deseada afecta más a las mujeres y provoca graves problemas de salud. Los nietos pueden ayudar más de lo que se cree en la mejora de su nivel cognitivo.

Envenenaban a ancianos para quedarse con sus casas
La soledad en los más mayores agrava su saludEuropa PressCSIC

En la sociedad actual, el problema de la soledad se agiganta con los años. Las dinámicas familiares se muestran en constante evolución y se necesita destacar cada vez más la importancia de fortalecer los lazos intergeneracionales. En este sentido, la relación entre abuelos y nietos se ha convertido en un factor clave para paliar la soledad en la vejez. Según el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), existen aproximadamente 2.000.000 de hogares donde reside una persona mayor sola. Son casi la mitad de los 4,7 millones de hogares unipersonales, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) . De ellos, más de 850.000 tienen 80 o más años y la gran mayoría son mujeres: 662.000.

Por contra, datos del INE muestra que esta soledad de los más mayores ha disminuido entre los jóvenes. El año pasado, unas 482.000 personas de 25 a 34 años no compartían vivienda, frente a las 616.300 de hace seis años. Entre los 25 y los 29 años, la cifra pasó de 224.300 a 167.600 en el mismo periodo: el 8% de quienes pertenecían a este tramo de edad frente al 6,7%.

El tiempo compartido entre distintas generaciones tiene una profunda relevancia en su crecimiento personal. «La relación entre abuelos y nietos es una de las interacciones más significativas en el desarrollo emocional y social de las personas. El tiempo que comparten puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo, así como enfermedades crónicas como el alzhéimer o la demencia senil; y a mejorar los test de habilidades mentales de los mayores, pues el papel que juegan los abuelos a nivel social les genera sensación de utilidad y de pertenencia. Por lo tanto, esta comunicación desempeña una labor fundamental en el bienestar de ambos, contribuyendo así al desarrollo de una sólida autoestima y confianza en sí mismos», señala el doctor David Curto, director médico de Sanitas Mayores.

Entre los beneficios más importantes que puede traer consigo una relación sana entre los más mayores y los más jóvenes destaca, en primer lugar, el apoyo emocional ya que los abuelos son una fuente incalculable de sostén anímico para los nietos. Proporcionan un oído atento, comprensión y aliento incondicional. Esta conexión puede ayudar a los nietos a lidiar de mejor manera los desafíos de la vida.

Los más mayores también aportan sabiduría y experiencia pues la población mayor acumula una serie de vivencias que puede ser muy útil a lo largo de los años. Compartir tiempo con ellos permite a los nietos aprender de sus conocimientos y experiencias de vida, lo que puede enriquecer su perspectiva y conocimiento.

La comunicación entre abuelos y nietos fomenta un aprendizaje intergeneracional con un intercambio de ideas, valores y tradiciones. Los mayores transmiten conocimientos culturales, habilidades prácticas y lecciones importantes que enriquecen la identidad y la herencia familiar de los más jóvenes. No debe olvidarse que pasar tiempo juntos crea recuerdos felices y momentos de entretenimiento. Jugar, reír y disfrutar de actividades juntos refuerza las uniones afectivas y establece un ambiente tanto positivo como enriquecedor.

Efectos sobre la salud

La soledad, aunque no lo parezca, es peor que la obesidad en cuanto a muertes prematuras en personas mayores se refiere, ya que tiene graves consecuencias en la salud. Las situaciones de soledad en personas mayores pueden desembocar en el aislamiento social y provocar tristeza o miedo, desarrollando depresión u otras enfermedades neurodegenerativas.

Cuando se llega a la tercera edad la soledad es uno de los problemas más temibles. Cuando las familias no pueden prestar la atención que necesitan y desean sus familiares, los cuidados a domicilio pueden ayudar a paliar ese sentimiento de soledad.

Según estudios recientes, cuando una persona se siente aislada y solitaria segrega una hormona llamada cortisol, conocida como la hormona del estrés. Esta eleva la presión arterial, causando insomnio y aumentando los síntomas de la depresión.

Se ha comprobado que cuando alguien se siente aislado puede tornarse agresivo o retraído, y hasta desarrollar actitudes hurañas. Esto hace más difícil que sean tratados si no se enfrenta a tiempo el problema. Estudios realizados esta vez por la Universidad de Chicago demostraron que estos sentimientos conllevan enfermedades cardiovasculares e incluso afectan el sistema inmunológico y endocrino. El aislamiento social, que suele comportar soledad, es uno de los principales factores de riesgo de distimia, ansiedad y enfermedades neurodegenerativas.