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Desperdicio alimentario

Del plato al cubo: los comedores escolares desperdician 100 kilos de comida a la semana

Aunque se han logrado avances, el estudio apunta a que todavía queda margen para reducir las sobras y concienciar al alumnado

Más de 40 comedores escolares participan la próxima semana en la Maratón educativa contra el desperdicio alimentario SOLSTOCKEUROPAPRESS

Una investigación realizada en colegios de Madrid y el País Vasco constata que los comedores escolares desperdician grandes cantidades de alimentos: solo de lo que los alumnos dejan en el plato, la media alcanza los 100 kilos semanales. El dato preocupa a ONG y administraciones, especialmente cuando, pese a ciertos avances, España sigue desechando más de 1.100 millones de kilos de comida al año.

El análisis, impulsado por la organización Enraíza Derechos, midió durante varios días la cantidad de alimentos que los niños no consumían en los comedores y que acababan directamente en cubos de basura. En la primera fase del estudio se comprobó que, entre primaria y secundaria, cada alumno dejaba de media 79 gramos diarios en el plato. Aunque pueda parecer poco, supone en muchas ocasiones media ración de legumbres o pescado. Además, se registraron grandes diferencias: desde colegios con apenas 24 gramos de desperdicio por niño a otros que superaban los 100.

El desglose muestra que los primeros platos concentran la mayoría del desperdicio (41,5%), seguidos de los segundos (34%), fruta y postres (17%), y pan (17%). La ONG destaca también que se desperdicia más en los centros con catering externo que en aquellos con cocina propia. “No es lo mismo ver un cubo de basura cerrado que ponerlo sobre una báscula y descubrir que contiene 8 kilos de garbanzos o 6 kilos de manzanas”, señaló Mari Cruz Martín, responsable del proyecto, quien subraya el impacto que esta visualización tuvo en los propios alumnos.

Concienciación y medidas correctoras

El proyecto no se limitó a medir, sino que implementó talleres de sensibilización con alumnado y personal de cocina. Los escolares reconocieron en estos espacios que, en muchos casos, dejaban comida porque se apresuraban para salir al recreo o porque no les gustaban ciertos menús, especialmente verduras, fruta y platos de legumbres. Entre las soluciones planteadas, se recomendó adaptar mejor las raciones a la edad de los niños, ofrecer porciones más pequeñas con opción de repetir, y servir trozos de fruta más reducidos.

En algunos centros se pusieron en práctica estas medidas junto con actividades educativas y dinámicas teatrales. El colegio Rufino Blanco, en Madrid, redujo un 47 % su desperdicio tras cortar la fruta por la mitad y vigilar más de cerca la comida en mesas. Allí comprobaron que productos como el brócoli, la manzana o la pera eran los más rechazados, mientras que la pasta, el pan integral o incluso algunos guisos también aparecían con frecuencia en la basura.

Las conclusiones de Enraíza Derechos apuntan a que incluso pequeñas acciones permiten reducir el desperdicio en un 10 % con apenas talleres de sensibilización. En algunos colegios, la reducción alcanzó casi la mitad. El reto ahora, señalan responsables educativos, es trasladar esta conciencia también a las familias para que el compromiso contra el despilfarro alimentario continúe en los hogares.