Verano
Es la playa más pequeña de España: tan solo 40 metros de costa
Esta diminuta playa asturiana destaca tanto por su impresionante belleza natural como por su singular formación geológica
España es un país bendecido con una gran abundancia de hermosos paisajes marinos. Dentro del territorio nacional distinguen cuatro dominios principales: el Mediterráneo, el Cantábrico, el Atlántico peninsular y el Atlántico macaronésico de Canarias. Entre estos vastos y variados destinos, uno que llama la atención de foráneos y locales es la playa de Gulpiyuri, una joya escondida en la costa asturiana.
La playa de Gulpiyuri, ubicada entre las localidades de Llanes y Ribadesella, ha ganado notoriedad no solo por su impresionante belleza natural, sino también por su diminuto tamaño. De hecho, ostenta el título de ser la playa más pequeña del mundo. Esta maravilla oculta ha sido reconocida en el prestigioso ranking de las 100 playas más recomendables del mundo por Beachatlas, una de las guías de playas más prestigiosas, ocupando el puesto 26 y superando a otras playas icónicas a nivel global.
Una playa que no es una playa
Lo que hace a Gulpiyuri verdaderamente fascinante no es únicamente su reducido tamaño de algo más de cuarenta metros de longitud, sino su extraordinaria formación geológica. Al llegar caminando desde la playa de San Antolín, que es el único punto de acceso, los visitantes son recibidos por una escena casi surrealista: arena fina, pequeñas olas acariciando la orilla, y toda la apariencia de una playa típica, pero sin el horizonte marino a la vista. En su lugar, se alza un muro de roca por el que se filtran chorros de agua salada, creando un estanque natural.
Esta formación se debe a un fenómeno geológico conocido como dolina, resultado de la erosión del mar sobre los acantilados, que eventualmente colapsó el techo de una cueva profunda. Los canales subterráneos conectan esta playa interior con el mar, permitiendo que permiten que el agua del mar llegue hasta la playa.
La playa de Gulpiyuri, ahora considerada un monumento natural, ha logrado mantener su estado prístino gracias a su ubicación escondida y poco transitada. En un país con tantas opciones costeras, esta pequeña joya asturiana ofrece una experiencia única a aquellos que buscan algo más que la típica escapada a la playa. Rodeada de verdes prados asturianos, es un refugio de paz y tranquilidad, solo interrumpido por el suave murmullo de las olas que se filtran a través de la roca.
Si planeas visitar la playa de Gulpiyuri, es importante tener en cuenta que no cuenta con servicios de comida ni baños, por lo que es necesario llevar todo lo que se pueda necesitar. Además, hay que estar preparados para hacer una pequeña caminata para llegar al lugar. Debido a su popularidad, la playa suele llenarse rápidamente los fines de semana, por lo que es recomendable visitarla de lunes a jueves para disfrutar de mayor tranquilidad.
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