Valladolid

¿Por qué se producen más rupturas matrimoniales en enero?

Medialia, centro de consultoría para la resolución de conflictos, explica cómo la mediación y el coaching constituyen herramientas clave para amortiguar el golpe

Laura Arranz, de Medialia, durante una consulta
Laura Arranz, de Medialia, durante una consultalarazon

La cuesta de enero no sólo provoca un mayor aumento de depresiones postnavideñas; también que muchas parejas pongan fin a su relación.

La cuesta de enero no sólo provoca un mayor aumento de depresiones postnavideñas; también que muchas parejas pongan fin a su relación. Los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no engañan: durante el primer trimestre del pasado año, las demandas de disolución matrimonial se incrementaron un 7,8% en contencioso y un 13,8% en mutuo acuerdo respecto al mismo periodo del año anterior. Así, en los dos primeros trimestres se produjeron ni más ni menos que 91.405 divorcios y 5.116 separaciones.

Más allá de la fría estadística, así lo constatan también en Medialia, despacho de consultoría para la resolución de conflictos con presencia en Valladolid y Madrid. Su gerente, la abogada, mediadora y coach experta en PNL Laura Arranz Lago, afirma a LA RAZÓN que estamos ante parejas que ya carecían de consistencia desde tiempo atrás porque han vivido dos escenarios: "O bien la pareja (o uno de los dos miembros íntimamente) ha decidido esperar a dar el paso una vez hayan pasado las fiestas de Navidad para proteger a los hijos y a un contexto familiar/social; o bien la convivencia en estas fiestas ha traído desencuentros especialmente duros que han saturado a una pareja que ya afrontaba dificultades para continuar". Sin olvidar el hecho de que la convivencia en general "es un arte complejo y delicado". Y es que, durante estas fiestas, "el recuerdo de las ilusiones de la niñez, la conexión con uno mismo, el resumen del año que se va y los propósitos de año nuevo están en el aire, haciendo esta convivencia más delicada y compleja que en otros momentos", añade la experta.

¿Existe un perfil de las rupturas postnavideñas? Desde Medialia confirman el aumento de rupturas en parejas de entre 35 y 50 años. "Suelen darse por el difícil equilibrio que existe para conjugar el desarrollo profesional y personal que cada uno de los miembros quiere; e igualmente (y por razones de la crisis que nos lleva afectando años), al haber aumentado las estancias (sean o no vacacionales) con la familia extensa (abuelos o hermanos), se ha añadido tensión y restado intimidad a la pareja", explica Arranz.

Un fenómeno similar ocurre en septiembre. ¿Resultan las vacaciones perjudiciales para la convivencia? Como explican desde Medialia, esos días suponen un "nicho de conflictos latentes durante meses", después de que una pareja se haya "evitado"diariamente escudándose sobre todo en el trabajo. Es cierto que este periodo constituye una oportunidad para compartir momentos, pero también es verdad que se hace con una intensidad a la que no estamos acostumbrados. "Este periodo de descanso saca a la pareja de sus hábitos enfrentándola a una realidad más cierta sobre su propia identidad individual y de equipo, evidenciando sus fortalezas y debilidades. Es en vacaciones cuando se tiene realmente tiempo para pensar en uno mismo -algo que la rutina del día a día dificulta- y al hacerlo, se puede sentir ese choque con la realidad sentimental", explica Arranz.

Para amortiguar el golpe, en Medialia proponen la mediación y el coaching como herramientas de trabajo. "Para que una pareja subsista es imprescindible la intimidad y un marco propio en el que comprenderse y realizarse. He visto muchas parejas que acaban en fracaso porque eran padres y madres, pero no eran pareja", afirma Arranz. Por ello, si existe la decisión firme de separarse, "lo mejor es que se acuda a un mediador familiar, máxime si hay hijos; no sólo por la conveniencia para todos de un mutuo acuerdo, sino porque la gestión de los tiempos, los recursos y las relaciones paterno filiales lo decidirá la pareja en el acuerdo de mediación: a lo largo del proceso la pareja dejará de verse así (con las decepciones legítimas pasadas, intensificadas por el dolor) para pasar a verse como padres (con el interés común del beneficio de los hijos y la línea hacia el futuro real que deben crear). El proceso suele ser difícil y hay muy buenos mediadores familiares preparados para amortiguar ese tránsito".

No hay que confundir la mediación con la terapia de pareja. Con todo, es cierto que al ayudar a que las partes se comuniquen, algunas se “redescubren” y "deciden darse una segunda oportunidad y entonces acudir a terapia, coaching, etc...para recuperarse. Así que es clave la calidad de la comunicación en la pareja", explican desde Medialia. Sin embargo, la experta considera muy "llamativo"lo poco que se abren e interiorizan las parejas en la actualidad. "¿No lo hacen tampoco frente a sí mismos? ¿Tiene esto una utilidad? Habría que descifrarlo en un proceso de coaching individual combinado con uno de pareja, por ejemplo. Personalmente veo clave no determinar al otro, no decirle que ya creemos lo que va a ofrecer y hacerle sentir que tiene la oportunidad de crecer. Es el modo en que lo hará y ofrecerá lo mejor de sí mismo a él y a su pareja", subraya Arranz.

¿Cuáles son las principales diferencias entre la mediación y el coaching? Arranz, profesora también en distintas Escuelas de Negocios, explica que "la comprensión del conflicto y el coste que supone para un implicado a nivel temporal, energético, económico, mental y emocional me han impulsado siempre, como abogada, a investigar sistemas de resolución consensuados". Por eso, cuando en 2006 comenzó a ejercer la mediación comprobó que "logra, como sistema, que sean las partes las que encuentren -con la ayuda de un profesional mediador neutral- la solución a su problema por ellas mismas en un contexto de confidencialidad. Ese cambio de mentalidad me fascinó".

Ya en 2009, descubrió que el coaching "consigue en un proceso que el cliente (coachee) avance en aquello que desea en la vida; además está lleno de herramientas -tal como la de aprender a hacer las preguntas adecuadas- que como mediadora, como abogada y en la comunicación en general, ayudan muchísimo". Así, ambas disciplinas son complementarias. "Me han dado una perspectiva muy enriquecedora para poder descubrir la mejor solución a cada conflicto y reducir los citados costes. El coaching genera autoconciencia y realidad y la mediación pone fin al conflicto compartiendo intereses comunes y acercando posturas distantes. Obviamente, ambas disciplinas favorecen parejas maduras y responsables al trabajar la madurez y la responsabilidad de los implicados".